domingo, 9 de septiembre de 2018

Otra vez la histeria antiracista progre


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una vez más los dueños de la verdad y la moral, es decir, el progresismo buenista, ha puesto el grito en el cielo por un comercial al que acusan de "racista". El escandalete se ha producido básicamente en las redes sociales por parte de los más ilustres progres y sus seguidores, expresando su horror y maldiciendo a Saga Falabella, mientras se rasgan las vestiduras lloriqueando porque han afectado su profunda sensibilidad social con un comercial inocuo, donde solo el cerebro retorcido de un progre puede hallar racismo. 

Más allá de las redes solo el diario La República, como era de esperar, le ha dado cabida a la histérica denuncia progresista, lo que de inmediato llevó a un comunicado del progre Ministerio de Cultura. ¡Cuándo no! Es decir, faena completa del progresismo en su pataleta antiracista contra Saga Falabella, una vez más. Ante tal cargamontón, la empresa aludida tuvo que sacar un comunicado disculpándose. Pero ni eso satisfizo a los progresistas que criticaron de mil formas el comunicado. Y no faltaron los tradicionales pulpines pidiendo marchita o sabotaje a la tienda.

Siendo objetivos y honestos, cosas que la izquierda ignora por completo porque lo suyo es siempre el prejuicio ideológico y el activismo histérico, el comercial en cuestión no tiene nada, pero absolutamente nada de racista. Todo el racismo está en el cerebro retorcido de los progresistas, a quienes les basta ver una chica afro para que les brote el sentimiento proteccionista. La escena transcurre cuando una chica (blanca, para precisar) habla de estar viviendo con una roommate (compañera de cuarto) por lo que han escogido (ambas, debe suponerse) un colchón que tiene ciertas características, como el no retener los malos olores. De ambas, hay que suponer, obviamente. 

Lo concreto es que la chica del comercial parece hablar solo de ella, mientras que su compañera, una bella muchacha de cabellos ensortijados, salta sobre la cama. Eso es todo. Sin embargo, para el fino entender de la progrería, la chica blanca habla de los malos olores de su compañera afro. Algo que en ningún momento se da a entender, de ninguna manera. Todo el escandalete antiracista parte de una ridícula sospecha prejuiciosa del progresismo. Nada más que eso.

Según la mente retorcida de los progresistas la chica blanca está rajando de su compañera afro, y diciendo nada menos que ella tiene malos olores. Esto es ridículo. No es lo que se colige necesariamente de la escena, pero es lo que han pretendido atribuir los progresistas para vender su campaña antiracista y posar como los buenos de la sociedad. Es obvio que si ambas chicas fuesen blancas no habría ocurrido ninguna campaña progre contra este comercial. Lo que mueve al progresismo es el afán de creerse protectores sociales de negros, indios, campesinos, homosexuales, etc. 

No está mal defender los derechos de las personas, pero hay que hacerlo en todos los casos, no selectivamente. El problema del progresismo es su ridícula selectividad. Nada les gusta más a los progres que salir disfrazados de súper héroes sociales, con su capa roja, en defensa de los sectores oprimidos, marginados, excluidos, etc. Basta que vean una campesina o una negra, (uy, perdón, una "afro" según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Progresista) para que les brote la histeria antiracista. Predican la igualdad social pero no la practican porque para ellos existen sectores sociales privilegiados y sobreprotegidos. 

Han habido muchos casos similares de histeria antiracista progre. Recuerdo el de un chico serrano (uy, perdón, andino) que salió del cine en Larcomar en plena función a comprar algo y cuando volvió no lo dejaron entrar porque no tenía el boleto. ¡Pa' su mare! La progrería armó un escándalo mayor aduciendo que al chico lo habían "discriminado" por ser "andino". Hasta Cinemark tuvo que disculparse y despedir a la boletera para complacer a la jauría rabiosa del progresismo. 

En otra ocasión chillaron porque en un club había un baño para amas. ¿Qué tiene esto de malo? Absolutamente nada. Cuantos más baños mejor. En un club hay diferentes baños: para visitantes, para el personal administrativo, para el personal de planta (vigilantes, jardineros, etc.), para hombres, para mujeres, para niños, etc. Y también para amas. ¿Hay algún problema con eso? Ninguno. Se trata de un baño exactamente igual a los otros. No le falta nada. Pero para los atormentados mentales del progresismo el que exista un baño para amas es "discriminación". No chillan por los otros baños sino por el "baño para amas". 

Hay que estar siempre en guardia con estas histéricas y estúpidas campañas progres que pretenden orientar la moral social por senderos delirantes. Para la izquierda todo se entiende en términos de "lucha de clases" y siempre están buscando el enfrentamiento social entre "buenos y malos".  Según el cerebro progresista la sociedad se divide en buenos y malos, pero no porque unos cometen delitos y otros son víctimas de los delincuentes, no. Incluso los delincuentes suelen gozar de la protección del progresismo. Para los delirantes progresistas en la sociedad hay buenos y malos en función de su color de piel, su procedencia regional, su etnia o rol laboral. Ellos determinan quiénes son los buenos y quiénes los malos. 

Los liberales estamos curados de esta estupidez ideológica. Para un liberal todos somos iguales y punto. No hay tal cosa como una "discriminación positiva", ridícula etiqueta utilizada por la izquierda para justificar su idolatría por ciertos sectores sociales, y su afán de convertirse en "defensores" de estos sectores, con campañas histéricas montadas sobre puras alucinaciones y prejuicios. Y no es casual que siempre estén haciendo campañas contra las empresas privadas. Todo es parte de la estrategia progresista de la lucha de clases y de la eterna doble moral que los caracteriza. 

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