martes, 27 de mayo de 2014

El mamarracho de la memoria


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Inminente inauguración del Museo de la Memoria, capricho caviar que es como la cereza del pastel horneado por Diego García Sayán, cuya máxima obra fue la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Se trata de un sueño de la caviarada oenegienta hecho realidad. Y ya que solo tiene fotos para mostrar, ha sido rebautizado con el candoroso nombrecito de "Lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social". O sea, una especie de paraíso progre donde veremos desfilar obritas de teatro vanguardista, grupos folclóricos que al son de las zampoñas cantarán "Flor de retama", escritores presentando sus mamotretos elevados a la categoría de estudio social, etc.

Las dudas acerca de su naturaleza y contenidos han sido permanentes y nunca bien respondidas. Tampoco se ha sabido explicar su necesidad. Todo lo que hemos escuchado de su directora ha sido la acostumbrada cháchara progre: "El lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social es un espacio de convergencia donde el Estado tiende puentes a la sociedad, y en donde la gente de toda raza, color y origen puede encontrarse y empezar a generar nuevos tejidos sociales que lleven a una reconciliación". ¿Qué es toda esa palabrería en el mundo real? Nada. Humo en el aire.

Difícil saber cuál será finalmente la suerte de este mamarracho que más allá de contener un venerado espacio para la Comisión de la Verdad y Reconciliación, no garantiza nada más. Nadie ha sabido explicar para qué sirve. A menos que se crean la cantaleta idiota de "para que no se repita". La muestra dice que contiene los hechos desde 1980 al 2000. Aunque ya sabemos que se concentrarán en los 90. Eso quiere decir que nadie sabrá la verdad porque las causas de los hechos que se inician en 1980 están más atrás, en los 70 y antes. Algo que la izquierda no quiere contar. Pero el pueblo peruano merece toda la verdad. No se le puede esconder el origen de la violencia de izquierda, la ideología totalitaria que los partidos de izquierda predicaban, su programa político de lucha armada, sus financiamientos internacionales, sus estrategias de infiltración en el Estado, sus tácticas de defensa legal llegando a formar ONGs de DDHH, etc. Pero no. Nada de esto será visto ni conocido, como tampoco fue contado por la CVR.

El mamarracho de la memoria, al igual de la CVR, mostrará que el Estado fue un agente terrorista, que las FFAA son responsables de casi la mitad de los muertos y está lleno de violadores de mujeres. Seguirá sosteniendo que el conflicto armado tuvo su origen en la miseria, la marginalidad y la exclusión de amplios sectores, y que los grupos alzados en armas se basaban en una larga tradición caudillista peruana. Así es como la verdad histórica ha sido enterrada para siempre ocultándole la cara tenebrosa a la izquierda peruana nutrida en el marxismo, lenninismo y el maoismo, verdadero virus mental que no solo provocó muertes en el Perú sino en toda Latinoamérica. 

Lo que no se puede negar es que la nueva izquierda del siglo XXI ha aprendido no solo a escamotear la verdad histórica sino a hacer buenos negocios. En lugar de las docenas de partiduchos de los 70 liderados por lunáticos barbudos gritando por las calles contra el imperialismo, hoy tenemos ONGs a cargo de finos ejecutivos de terno y corbata que recorren en avión varios países en busca de negocios y de fondos. Son expertos en conseguir recursos públicos bajo el rubro de asesorías y fondos internacionales para proyectos vistosos como el Lugar de la Memoria, la tolerancia y la inclusión social. Ya no piensan tomar el poder a balazos porque ya están en el poder disfrazados de asesores. Ya no hablan de lucha armada sino de paz, tolerancia e inclusión. ¿Y quién responderá por las 69 mil víctimas de la demencia zurda?

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