miércoles, 7 de septiembre de 2016

Vientos de izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La olla de grillos que es la izquierda empieza a dar otro concierto de chirridos. Pese a que sus principales rostros tratan de disimular los gases, es evidente que ya empezaron a descomponerse. A estas alturas la combi electoral de los rojos llamada Frente Amplio se cae a pedazos, como suele ocurrir con todo proyecto de unidad de izquierdas. Los rojos son expertos en formar colectivos, frentes, partidos y toda clase de organizaciones con nombrecitos bacanes, pero a la hora en que tratan de juntarse, la química resultante es explosiva. Está en su ADN.

El Frente Amplio fue un chiste electoral de izquierda. Se juntaron unos cuantos grupitos pero el único que tenía la inscripción electoral era Tierra y Libertad, del ex cura y agitador antiminero Marco Arana, ergo, tenía que ser el que tuviera la voz cantante y pusiera las condiciones. Así de simple. Pero como los rojos son unos atormentados mentales, se pusieron a jugar a la democracia. Convocaron a elecciones abiertas para que "las bases" eligieran al candidato. Peor aun, cualquiera podía ser candidato. No había filtro alguno. Así fue como Verónika Mendoza resultó elegida sin saber leer ni escribir, sin tener ninguna trayectoria de ninguna clase, salvo como mandadera de Nadine Heredia y tránsfuga radical antiminera. ¿Se imaginan qué hubiera sido del Perú si salía elegida presidenta? 

Pero esta clase de reflexiones están fuera del alcance del izquierdista común. Ellos creen que todas las decisiones las tienen que tomar las bases y que cualquier cosa que decidan las bases está bien. O sea, no hay cabezas pensantes. Les encantan las asambleas de bases con largos debates ideológicos hasta que acaban a golpes y petardos. Por eso es que andan sin rumbo por la historia. Ahora están esperando que el próximo congreso del FA resuelva las cosas, cuando lo más probable es que acaben formalizando la división. La historia de la Izquierda Unida en Huampaní se repetirá una vez más. La disyuntiva es que si abren el padrón para que ingrese más gente, más organizaciones y más partidos, tarde o temprano TyL acabará en minoría y sin ningún poder de decisión, aunque sea el dueño de la pelota. Cosas de rojos.

El problema de la izquierda es ideológico y mental. Detestan la democracia representativa porque genera "dirigencias enquistadas en el poder", y sin embargo tienen muchos dirigentes enquistados en el poder por décadas. Sino, miren a Mario Huamán, parásito profesional que vive como dirigente sindical hace más de dos décadas. Y no es el único. También deberían darle una mirada a los países que admiran, como Cuba, donde los hermanos Castro regentan el poder absoluto hace 58 años. El problema de la izquierda no es que odien a la "clase dirigente" sino que odian a los que no son suyos. De hecho adoran a los líderes mesiánicos e iluminados, como Abimael Guzmán. Utilizan a las masas idiotas en tanto les sirvan. Ya con el poder en las manos no lo soltarán jamás. En este siglo se han vuelto expertos en manipular leyes y masas para aparentar democracia y legalidad quedándose en el poder todo el tiempo que puedan.

En el colmo de la estupidez han salido a criticar la elección del Defensor del Pueblo solo porque no es de sus filas, aunque su argumento es que "no hubo debate". Hasta querían organizar una especie de feria popular para que los candidatos se exhibieran ante las masas, y para que eso que llaman "sociedad civil" pueda expresarse.  No son más cojudos porque ya están en nivel más extremo. Los únicos que tienen vela en la elección del Defensor del Pueblo son los congresistas, no la "sociedad civil". Los que tienen que hacer la evaluación son los congresistas y todos lo hicieron, o por lo menos tuvieron la oportunidad de hacerlo. Ahora, si al fin hay un acuerdo en mayoría basta para ir al voto sin más trámite. La izquierda pretende hacernos caer en su jueguito del "diálogo" y el "debate" para que nuevamente perdamos la ocasión de elegir al Defensor. Menos mal que Fuerza Popular no cayó en ese juego. 

Ahora bien, una vez elegido el Defensor por las fuerzas presentes en el Congreso no queda más que saludar la elección y pasar a otro tema. Pero los enfermos mentales de izquierda han salido en todos los medios a despotricar en contra del nuevo Defensor. ¿Qué sabe la izquierda de democracia, de legalidad y de Estado de derecho? Absolutamente nada. Son lo que son: extraviados mentales y socialconfusos. Por eso están destinados a desmembrarse y descomponerse bajo el sol.

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