viernes, 14 de julio de 2023

Dina no puede ceder ante el chantaje de la izquierda

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

"No vamos a parar hasta que renuncie Dina", dice uno de los dirigentes de la izquierda extremista puneña. Es el sentir que invade a todos los agitadores y activistas que están dispuestos a ir a una cruzada politica para derrotar a los enemigos de la izquierda. Aún siguen con la sangre en el ojo por la vacancia de Pedro Castillo. Se han tragado el cuento de que la derecha lo sacó por ser campesino. Es lo que les dicen sus profetas del odio como Aníbal Torres y demás. A Dina la ven como traidora, pues no solo cambió de equipo, sino que arrió las banderas de la izquierda que la llevó al poder. Con mayor razón quieren sacarla.

Saben que sus pedidos se confrontan con la ley y el Estado de Derecho. No hay manera de atender demandas como "renuncia Dina, cierren el Congreso y Asamblea Constituyente". Hasta es irracional. ¿Quién gobernaría el país si renuncia Dina y cierran el Congreso? Obviamente su solución es liberar a Pedro Castillo y reponerlo en el cargo de dictador que le fue arrebatado. Esta plataforma de lucha es un sinsentido, pero nada los detiene. Es imposible hacerlos razonar. Creen que con marchas lo pueden todo. Y su inspiración son las marchas contra Merino.

En efecto. Según su lógica "el pueblo" es el máximo representante del poder político y ellos son "el pueblo". No hay límites a lo que puede pedir el pueblo en una "gesta democrática". Ellos están por encima de la ley y más allá de la Constitución. Ponen como ejemplo la caída del "dictador" Manuel Merino, depuesto por el pueblo en una gesta heroica. Es lo mismo que pretenden hacer con Dina. Ahora se entiende lo nefasto que fue ese precedente histórico de la renuncia de un cobarde y pusilánime Manuel Merino, tras ser abandonado a su suerte por su gabinete de traidores. 

Manuel Merino tendría que haber pensado en el país y en el futuro de la democracia peruana, antes de renunciar tan fácilmente frente a una turba de salvajes enardecidos, arreados por la mafia caviar y la prensa vizcarrista. Tenía que haber anticipado esa reacción. Tuvo toda una semana para parapetarse en el poder convocando a las FFAA y policiales, eligiendo un gabinete de aguerridos políticos cuajados dispuestos a quedarse pase lo que pase. Incluso, producidos los muertos, pudo esperar a ver qué pasaba, antes de apurarse a renunciar, ya que igual lo iban a procesar por esas muertes. Pero tanto él como sus ministros no estuvieron a la altura de las circunstancias. Se orinaron de miedo y las renuncias de sus ministros empezaron a aparecer una tras otra, ofreciendo el espectáculo más degradante y vergonzoso de nuestra república. Fueron una manga de cobardes que no supieron defender sus cargos ni la institución de la presidencia, dejándola a merced de las turbas y sentando un precedente que hoy sirve de inspiración a los extremistas del sur.

Esperemos que Dina y su gabinete defiendan una vez más sus cargos ante la nueva asonada violentista de la izquierda. No lo hicieron mal en diciembre y enero, aunque la salida de las FFAA en Puno con órdenes de no disparar, diluyó la autoridad que impusieron al principio, para terminar humillados por los puneños. No se puede mostrar debilidad ante el enemigo. Si tienes poder úsalo, si tienes autoridad ejércelo y si tienes un arma, dispara. Si no, solo estás de adorno. Dina debe tener presente que ya está empapelada por 49 muertes y que da exactamente lo mismo si la procesan por 40 muertos más. Nada va a cambiar. Pero no se puede ceder ante el chantaje de las turbas de salvajes porque todo el Estado de Derecho se vendría abajo y luego, solo la barbarie se apoderaría del país.

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