domingo, 27 de marzo de 2016

Tipología de las izquierdas



Por: Dante Bobadilla Ramírez

¿No les parece sospechoso que todo el mundo quiera ser de izquierda? Calabacitas de la TV afirman que ser de izquierda es "querer el bien para todos". Hasta el cocinero Gastón Acurio dice que "ser de izquierda es un deber moral". Algo pasa que la gente cree que ser de izquierda es la posición correcta en la vida, lo más cool, la pose buena. Parece que las mamás ya no les dicen a sus hijos que sean buenos chicos sino que sean de izquierda. Más o menos esta es la idea que prima en un gran sector de nuestra chibolería. Resulta que en la izquierda encontramos una galería de lunáticos que van desde Abimael Guzmán hasta las candorosas niñas anti Keiko que marchan por causas que ellas misma no entienden ni conocen bien.

La izquierda es como un manicomio en donde cada quien padece su propio trastorno mental. Hay de todo. Así que para tratar de ubicarnos en ese terreno haremos una especie de guía. Puede servirle a la gente que dice ser de izquierda para ubicarse en alguna de estas categorías, aunque algunas ya se están extinguiendo:

a) La izquierda romántica y cojuda.- Creen que si sienten pena por los pobres ya son de izquierda; si le gustan los animales creen que son de izquierda, si les preocupa el planeta están convencidos de que son de izquierda. Si están a favor de causas lindas como la justicia, los derechos, la igualdad, en contra de la discriminación y creen que la política debe consistir en ayudar a los más pobres, entonces ya ni hablar, definitivamente sienten que deben ser de izquierda. La verdad es que no les gusta ni les interesa la política, sobre política no saben absolutamente nada, pero se declaran de izquierda.

Son amantes de los lindos pensamientos y frases cursis que publican en su Facebook. Creen que pueden resolver todos los problemas con una marcha, una caminata, una maratón, un plantón, una vigilia, una bicicleteada o un apagón de una hora, mientras se toman selfies en cada actividad.

Les encanta marchar con sus pancartas y polos especialmente diseñados para la ocasión de la protesta. Son pacifistas inocentones que creen en el arrepentimiento de los terroristas, que la violencia del terrorismo fue por causa de la pobreza y que los malos fueron los militares

b) La izquierda caviar y snob.- Creen que la izquierda es una pose intelectual, que declararse de izquierda les otorga caché y los convierte en "progresistas". Conocidos también como "progres", están en contra de toda sombra y gesto de discriminación social y viven atentos a todo acto sospechoso de discriminación y racismo para montar una telenovela de varios días. Odian ver gente blanca y deliran por los nativos, indígenas y adoran el quechua.

Son limeños blanquiñosos, originalmente miraflorinos, hoy expandidos por Surco y La Molina, conocen la sierra por turismo y a los cholos por foto, pero escriben libros enteros acerca del cholo. Apoyan todas las causas que signifiquen odio al sistema y sus nombres aparecen en cuanto comunicado se publica para apoyar causas nobles o rechazar atentados a la ética.

Son apitucados, hijitos e hijitas de papá y mamá, niños bien, estudiantes cumplidores y casi todos profesionales de buena universidad, ricachones intelectualoides con sentimientos de culpa y traumas sociales, que tratan de expiar sus pecados veniales mediante la prédica social, generalmente a través de artículos en sus columnas o entregados al activismo social.

En general los caviares son de buenos gustos y de buena vida, habitúes de los cafés más fichos de Lima. Se les ve siempre posando con un libro reciente sobre la mesa o sobre el asiento del auto. Nunca se pierden una feria del libro para tomarse un selfie y tuitean su pesar ante la muerte de cualquier autor. Muchos han ejercido alguna función pública o están permanentemente dispuestos a ofrecerse como ministros. Mientras tanto, adoptan el papel de tribunos, dueños de la conciencia social del país desde la comodidad de su oficina, escritorio, buffete o buró. Algunos son consumados blogueros o tuitean obsesivamente desde sus smartphones.

c) La izquierda ignorante y placera.- Estos ni siquiera saben a qué lado está la izquierda. Socialmente son el reverso de los caviares. Pertenecen a una sufrida clase media, emergente y rencorosa y se han creído todos los cuentos de los agitadores políticos marxistas. Creen que el hecho de ser trabajadores asalariados los hace seres explotados y, por ende, de izquierda, y que para ejercer su derecho al reclamo tienen que militar en la izquierda radical.

Son la clientela predilecta de los predicadores marxistas. Desconfían de los caviares porque no los entienden ni los leen. Prefieren creerle a los agitadores sociales que los llenan de consignas y de mentiras, guiándolos por el camino de la subversión. Sueñan con llegar a la política mediante la acción sindical. Su manera de hacerse notar es apelando a la violencia en sus marchas ruidosas. Conciben que su única posibilidad de reivindicación es la lucha callejera y cuanto más violenta mejor.

Son pendencieros, manipuladores, oportunistas y corruptos, saltimbanquis, tránsfugas, mataperros y trepadores, capaces de cualquier fechoría cojuda por ganarse alguito. A falta de argumentos y de versación intelectual, prefieren las acciones directas. Se manejan a base de consignas, clichés y fórmulas conceptuales que les sirven como todo sustento de raciocinio.

d) La vieja izquierda intelectual.- Ancianos víctimas de su época. Educados en la escuela marxista, dominante en todas las ciencias sociales durante el siglo XX. Preocupados por explicar la realidad nacional desde la perspectiva del materialismo histórico, la mayoría de ellos cayó en la tentación de apegarse al simplismo de las fórmulas marxistas, propias de la Era Industrial del siglo XIX, cuando el Perú nunca tuvo una Era Industrial.

Concibieron el escenario político nacional como si se tratara de una novela de Ian Flemming, manejada por los oscuros intereses de un Poder Mundial, cuyos torcidos y caprichosos designios son los únicos causantes de la situación de pobreza y postergación de los indios, y del Perú en general. Con esta tesis alimentaron a través de sus libros y teorías el ambiente académico.

Sirvieron como referentes para algunos gobiernos, sobre todo el de Velasco Alvarado, y para toda la generación de izquierda de los 70 y 80 incluyendo Sendero Luminoso. Hoy se mantienen calladitos, pero de cuando en cuando aparecen con sus pergaminos desenrollados para dictar cátedra, como cuando intentaron servir de asesores a Ollanta Humala o cuando escriben algún artículo que resalta como el medallón de la abuela en el fondo del baúl para defender a la CVR.

e) La izquierda delirante.- Dementes alienados con ideología anti. Alucinados que conciben toda la realidad como nefasta. Viven todavía detrás de la cortina de hierro. Están cargados de odio de clase. Repiten como loros sus doctrinas políticas que memorizan como una oración para cacarearlas de memoria.

Se organizan en agrupaciones que conservan un rígido esquema, incluyendo uniformes, consignas, himnos y rituales donde predomina un abominable color rojo. Consideran que todos los demás están equivocados, que son pecadores, infieles y dignos de castigo.

En su empeño por conseguir el pensamiento marxista más puro, llegan a dividirse en facciones incontables, acusándose mutuamente de revisionistas o desviacionistas. Su símbolo sigue siendo la hoz y el martillo, y sus banderas todavía muestran a Marx y al Che. Flamean sus banderas rojas indiferentes al fracaso mundial del comunismo.

Suelen salir de sus cavernas con sus banderas rojas cada vez que se presenta la ocasión, como cuando la izquierda convoca a sus insufribles marchas. Allí flamean sus banderas rojas y otras con el rostro del Che.

f) La izquierda asolapada.- Extremistas del ayer, fracasados, arrepentidos y frustrados, que hoy viven como asesores y consultores, defensores de algo. Son oenegientos, derechohumanistas, ambientalistas y otros ismos de moda.

Incluso son ahora expertos senderólogos que se prestan como opinantes ante los medios. Sobrevivientes del cataclismo mundial de la izquierda, luego de la caída del Muro de Berlín, hoy reptan camuflados en una nueva actividad aparentemente no política. Ocultan su pasado como si fuera un tatuaje de la hoz y el martillo en la palma de la mano donde reciben sus cheques.

Algunos llegaron tarde a la política y se quedaron con las ganas, pues el comunismo mundial se derrumbó antes de que pudieran hacerse famosos. Ahora se consuelan defendiendo a la dictadura cubana y simpatizando con todos los extremistas mundiales, desde Noam Chokmsky hasta Naomi Klein. Difunden los ideales bolivarianos de Hugo Chávez y las ideas de Paul Krugman. Han transformado el activismo político en activismo social a través de lo que llaman candorosamente "la sociedad civil". Hacen política sin caer en la política porque se disfrazan de académicos opinantes. Su emblema puede ser una flor, un planeta, un sol radiante. Sus organizaciones tienen nombres de nido, como "mundo feliz" o Frente Amplio "por la justicia, la vida y la libertad".

Están atentos a lo que ocurre con los presos por terrorismo y claman venganza contra los militares y fujimoristas, pero siempre bajo la mascarada de los DDHH y la reconciliación nacional.

Utilice esta guía para ubicar a cualquier izquierdista que salga por ahí con sus escritos o consignas. Si usted se siente de izquierda, ya puede elegir a qué clase pertenece. Lo mejor sería exorcizar a la sociedad peruana. Por lo menos vacune a sus hijos contra la fiebre de estupidez izquierdista. Los libros son una buena cura.

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