Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Publicado en El Pollo Farsante el 21 de diciembre de 2021
Una vez más, la Fiscalía allana Palacio de Gobierno en busca de pruebas del delito. Algo que no se había visto en ningún otro gobierno anterior. Pedro Castillo alcanza otro récord. Esta vez los fiscales tendrán que ingresar incluso al despacho presidencial y revisarle los cajones a Pedro Castillo, principal sospechoso de las corruptelas que se han convertido en práctica común por parte del profesor y de toda la gentuza con que comparte el poder.
Ya me parecía rara esa ocurrencia inverosímil de convertir Palacio de Gobierno en museo, expresada por el chotano en su discurso de asunción de mando. Ahora queda clarísimo lo que pretendía: despachar desde su guarida de Breña para eludir los controles y dedicarse libremente a sus fechorías de sindicalista experto en extorsión y tráfico de influencias, además de otras artes. Pero insistió en eso en repetidas ocasiones, amparado en la oscuridad de la noche y confiando en su disfraz para distraer a los fisgones, cual delincuente consumado. Por menos que eso han caído presidentes.
Está claro también que nada de esto es improvisado ni casual, sino que todo ha sido fríamente planificado con astucia y premeditación. No solo el convertir palacio de gobierno en museo para eludir los controles, sino incluso antes, apenas cuando ganó la presidencia y se vio rodeado de oportunidades sin fin, corrió a palacio a convencer a Sagasti de dar una norma para rebajar hasta el suelo los requisitos para el cargo de secretario general de palacio, de modo tal que pudiera poner allí a su carnal Bruno Pacheco, compinche de correteos y malas artes en los bajos fondos del mundillo sindical. Ahora ya sabemos la clase de joyita que es ese sujeto.
Todos los pasos que ha dado Pedro Castillo desde que ganó la presidencia, han estado encaminados a montar su organización criminal de tráfico de influencias y aprovecharse del cargo. No ha dado puntada sin hilo. Ha preparado el escenario específicamente para tales fines. No le funcionó lo de eludir palacio de gobierno, pero pudo contar con su socio Pacheco y otros contactos eficientes, pudo escaparse a su guarida bajo un atuendo que pasaba por disfraz usando un auto corriente. ¿Cuántos negociados turbios concretó bajo esa modalidad de escape nocturno?
Esta semana, como ya es costumbre, otro escándalo de corrupción salpica a Pedro Castillo. Al menos ahora la Fiscalía no se ha tomado su tiempo para actuar. Tras las críticas a la escandalosa lenidad con que actuaron los fiscales frente al escándalo de Breña, las torpezas cometidas en el primer allanamiento de palacio y las burlas recibidas cuando Bruno Pacheco y Karelim López les entregaron celulares nuevos, parece que esta vez los fiscales están decididos a limpiar su imagen. Veremos.
Me parece que ya tenemos bastante como para llegar a la conclusión de que estamos frente a un maestro de la corruptela del más alto nivel. Este gobierno no solo está podrido en ineptitud, improvisación y demagogia, sino que además se ha dedicado al tráfico de puestos y favores y quién sabe cuántas cosas más. Y francamente a mí no me sorprende en lo más mínimo. Desde que vi a Pedro Castillo dirigiendo la huelga magisterial, supe de inmediato la clase de gentuza que es.
Una lástima que la izquierda -según su relamido y ridículo discurso- haya esperado doscientos años en llegar al poder para hacer este papelón histórico. Creo que la vacancia ya se cae de madura. Este gobierno ya no da para más, y el país tampoco.
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