martes, 20 de octubre de 2020

Vizcarra atrapado en su telaraña de mentiras

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas los peruanos parecen haber perdido la capacidad de indignarse por tener a un sinvergüenza, corrupto y embustero caradura en el cargo de presidente de la República. Más bien –por lo visto en los últimos veinte años- es ya casi un requisito poseer estas cualidades para ocupar el sillón de palacio de gobierno. Debe ser por eso que no se ven mayores muestras de repudio ante los destapes que involucran a Martín Vizcarra en actos de corrupción. Claro que los defensores de la corrupción institucionalizada que administra la izquierda desde sus oenegés, nunca saldrán a las calles en contra de su corrupto de ocasión. 

Los tontos útiles de izquierda solo son convocados para marchar contra el fujimorismo. La última vez que se les vio en las calles estaban pidiendo el cierre del Congreso. Eso fue después de que marcharan en defensa de los fiscales de Odebrecht. Pero ahora que el gobierno apesta a corrupción, mediocridad e incompetencia, solo aplauden felices desde las redes sociales. Por su parte, los opinólogos de izquierda que antes cuestionaban la corrupción de sus enemigos, ahora dedican sus columnas a fustigar al Congreso por el intento de vacancia, y despliegan sus artes retóricas para convencernos de la inconveniencia de vacar al felón de palacio.  Nos dicen que Vizcarra es fundamental para superar la pandemia, para llegar a las elecciones y para la estabilidad. Hemos pasado así del “roba pero hace obra” al “roba pero da estabilidad”. 

Pero nada es más nauseabundo que oír al mismo Vizcarra enredándose en su propia telaraña de mentiras. Se ha atrincherado en sus embustes llegando al colmo de negar las fotos que lo muestran con Camayo. Solo le faltaba cantar como Mary Trini “ese no soy yo”. Insiste en el cuento de que no conoce a Richard Swing, pese a que él le abrió las puertas del Ministerio de Cultura para gozar de contratos mal habidos. Nadie más que él pudo haberlo hecho. Y así lo relatan los testigos e implicados. Pero Vizcarra no cambia su versión. Hasta llega a afirmar que no conoce a Richard Swing. Así de caradura es Vizcarra.

Ante las denuncias de los colaboradores eficaces de la Fiscalía, que señalan a Martín Vizcarra como un vulgar coimero durante sus épocas de gobernador regional de Moquegua (y hasta durante su gestión como ministro de Transportes de PPK), Vizcarra simplemente lo ha negado todo. ¿Qué otra cosa saben hacer los sinvergüenzas? Cree que su palabra será más valorada que la de los colaboradores de la Fiscalía, que no solo han señalado montos de las coimas sino detalles precisos de los pagos que coinciden con los hechos conocidos. Vizcarra tampoco ha sabido explicar para qué iba a las oficinas en Lima de la empresa ganadora de la licitación para el hospital de Moquegua. Ha tenido la desfachatez de decir que iba “a coordinar”. Ahora sabemos que -siendo ya ministro- reclamó por el último de los pagos faltantes para llegar al monto acordado de la coima, el cual se le entregó en una reunión en la que abundan testigos.

Pero no solo ha negado todo el caradura, sino que ha contraatacado. Se ha atrevido a decir que lo quieren vacar para no realizar las elecciones. Una estrategia vulgar para echar sombras sobre el Congreso. La vez anterior supo capitalizar muy bien la torpeza de Merino al llamar a los comandantes generales de las FFAA, pero esta vez se ha atrevido a mentir. Ha dicho que le han propuesto postergar las elecciones sin señalar nombres. Ante la insistencia, solo ha mencionado a los dos principales partidos del Congreso: AP y APP, pero ambos han rechazado la versión  presidencial. Además, tampoco tiene sentido que los partidos que quieren vacarlo le propongan quedarse en el cargo más tiempo. Se trata claramente de otro embuste de Vizcarra. Estamos pues frente a un embustero y caradura cuya palabra no vale nada.

La última estratagema de Vizcarra ha sido acusar indirectamente al diario El Comercio, uno de los medios que ha destapado sus coimas en portadas, de atacarlo porque “he tocado a Odebrecht”. También dice que los poderosos lo atacan porque ha chocado con sus intereses al haber hecho aprobar leyes como el de los octógonos y los genéricos, y porque ha hecho que el TC apruebe el cobro de la Sunat sin prescripción de deudas. En fin, el sinvergüenza ya no sabe qué más inventar. Pero todos sus embustes han sido respondidos. En primer lugar, la misma presidenta del TC le ha dicho a Vizcarra que él no tiene nada que ver en las decisiones del TC. También le han aclarado que esas leyes que menciona vienen de afuera y las aprueba el Congreso porque son populistas, y que si ha tocado a Odebrecht ha sido solo para pagarles. 

Este es el panorama sombrío de Martín Vizcarra, otro aventurero que llegó al poder empujado por las circunstancias. A nadie le sorprende saber que es uno más de la larga lista de corruptos gobernadores regionales que se dedicaron a coimear desde su cargo. Ya su ex premier César Villanueva está con prisión domiciliaria. Esperemos que la Justicia no tarde mucho en poner a Martín Vizcarra tras las rejas. Mientras tanto, los peruanos tendremos que soportar la vergüenza de ser gobernados por este sujeto de la peor calaña, que aprovechó la presidencia para destruir las instituciones, disfrazado de luchador anticorrupción. 

martes, 13 de octubre de 2020

El neocomunismo del siglo XXI

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Tal parece que la advertencia de Marx “un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, no solo no ha pedido vigencia luego de 170 años, sino que se ha extendido a Latinoamérica e incluso a los EEUU, donde la izquierda amenaza con tomar el poder, luego de haberse tomado ya las calles, en feroces y salvajes acciones de vandalismo y terrorismo urbano que van desde Seatle en los EEUU hasta Valdivia en Chile. Pero claro que ya no se trata del comunismo original promovido por Marx, sino de una versión intelectualmente más pobre pero de un accionar tan radical y letal como su versión primigenia.

Los promotores del comunismo se han extendido en el ambiente académico. Ya no profetizan la rebelión de las clases oprimidas para tomar el poder e imponer la dictadura del proletariado. Esa profecía fallida de Marx ya no vende en estos tiempos. Las “clases oprimidas” nunca les hicieron caso y jamás estuvieron más oprimidas que bajo el yugo del comunismo. Hoy los intelectuales de izquierda prefieren la versión del apocalipsis climático “a causa del capitalismo salvaje”, y ven como toda salvación el cambio del modelo económico. Se impone la tesis de un Nuevo Orden Mundial, defendida no solo por intelectuales de izquierda sino también por la burocracia internacional desde la ONU y sus agencias. Y como si eso fuera poco, también debemos incluir al Vaticano en su moderna versión progresista bajo el papado de Francisco. 

Las posturas del establishment y de la izquierda intelectual, apuntan ahora a desestabilizar y destruir el sistema capitalista mediante el repudio general hacia los valores socioculturales que le dieron sustento, tales como el cristianismo, la colonización civilizadora del Nuevo Mundo, los principios jurídicos que encendieron la chispa de la libertad y la tolerancia para formar una nación pujante, donde el progreso definió su curso histórico a pesar de los problemas sociales que siempre conviven con la especie humana. El activismo de esta izquierda ambientalista y snob se ha extendido como una epidemia cultural que atrae a los más connotados personajes del progresismo mundial, desde artistas de Hollywood hasta movimientos políticos que solo tienen el ambientalismo como bandera, y pasa por promover actos tan ridículos como cursis, desde la llamada “Hora del Planeta”, en la que se insta a apagar las luces, hasta los plantones de la adolescente sueca Greta Thunberg, convertida por los medios y las oenegés en heroína por su “lucha” contra el tenebroso “cambio climático”.

La prueba de que el ambientalismo es solo una fachada del comunismo mundial para combatir el capitalismo es que su principal exigencia es el cambio hacia un “nuevo modelo económico”, además de que las críticas del ambientalismo se centran en la actividad industrial, utilizando esto como fundamento para detener las actividades extractivas (mineras y petroleras) y dejar sin energía y materias primas a la industria. Esta actitud del ambientalismo actual es muy radical y extremista. Claramente están forzando las cosas. El activismo ambientalista se inicia originalmente en los años 60, como genuinos actos de defensa de la flora y fauna amenazada por la caza y pesca indiscriminadas, así como la actividad industrial irresponsable. Desde entonces existe abundante legislación para proteger el medio ambiente, así como organismos especializados en esta tarea. La EPA (Agencia de Protección Ambiental) del gobierno de los EEUU fue creada por Richard Nixon en 1970. Así que los esfuerzos del propio capitalismo en la defensa del medio ambiente preceden con mucho al progresismo socialista disfrazado de ambientalista, que solo busca detener la actividad industrial en seco.

Los gastos multimillonarios hechos por la ONU en el activismo ambiental sobrepasan de lejos la ayuda a los países más pobres en el último medio siglo. La conferencia anual sobre cambio climático que moviliza al mundo entero de país en país para oír tediosas conferencias sobre el apocalipsis climático, no han logrado consensos ni han resuelto nada, pero contribuye a mantener viva la flama del ambientalismo para que pueda ser usada por los ejércitos del progresismo mundial para incendiar la pradera con acciones vandálicas contra los proyectos mineros, petroleros, portuarios y hasta de carreteras, paralizando la inversión y el desarrollo. A ellos se suman los que protestan contra los valores occidentales y usan como pretexto el racismo y el colonialismo, mediante una revisión absurda de la historia.

De manera pues que hoy estamos frente a la segunda ola del comunismo, con una versión que trata de esconder su versión fracasada del siglo pasado. Desde la caída del muro de Berlín y el desplome del comunismo mundial, solo tardaron veinte años en recoger sus ladrillos y crear una versión moderna pero igual de peligrosa y letal. Debemos hacerles frente, pero -sobre todo- desenmascarar sus causas y responder sus falsos argumentos.

sábado, 10 de octubre de 2020

Ministerio de Cultura sigue financiando películas de homenaje a izquierdistas

Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una vez más el nefasto Ministerio de Cultura, cuya única utilidad parece ser el de servir como agencia de empleos del régimen, acaba de financiar otra película “progresista” que rinde tributo a nada menos que Javier Diez Canseco, funesto personaje de la izquierda patológica de los turbulentos años 70 y 80, y que no tiene absolutamente ninguna relevancia positiva en la vida de la República. Una vez más nuestros impuestos son robados por la ideologizada burocracia del MINCUL, para financiar el festival de cine progresista que no se cansa de rendir tributo a toda clase de esperpento de izquierdas, desde el dictador Juan Velasco Alvarado hasta el criminal Hugo Blanco, pasando por el joven guerrillero Javier Heraud. Como que ya es demasiado ¿no? Esto ya es un robo profundo.

Javier Diez Canseco Cisneros es el máximo representante de la izquierda farisea y pituca miraflorina, que apareció en los 60 y 70 como una infección cultural provocada por la revolución cubana y la influencia del comunismo soviético. Formó parte de una casta de niños bien que, luego de pasar por los mejores colegios religiosos de Lima llegaron a la PUCP, donde acabaron en la militancia marxista soñando con ser el Che y jugar a la revolución proletaria. Esta izquierda no surgió de las fábricas ni del campo sino de los clubes sociales de sectores acomodados, donde sobresalían apellidos como Dammert, Lynch, Villarán, Letts, etc. Hijitos de papá que prefirieron jugar a la revolución mientras otros se hacían hippies. Era una izquierda aristocrática que pretendía tomar el poder por las armas, con el cuento de “liberar a los oprimidos”, pero que luego –como se vio en Cuba- se quedan en el poder para vivir como reyes mientras oprimen más a los supuestos “liberados”.

Javier Diez Canseco formó algunos de los tantos partiduchos de la izquierda delirante de los 70. Era un resentido social con sentimientos de culpa que detestaba a los de su propia clase. No debe sorprendernos que acabara apoyando al terrorismo en su versión castrista del MRTA. Nunca olvidemos que quienes protegían a Abimael Guzmán a la hora de su captura final no eran campesinos ni obreros sino un grupito de gentita bien, chicos lindos de la izquierda snob miraflorina con apellidos notables. Maritza Garrido Lecca, la custodia de Abimael Guzmán era una dulce, bella y noble señorita educada en el Sophianum y en la PUCP, dedicada a danzar valet. No nos confundamos por la alcurnia, clase social o currículum de estos candelejones izquierdistas. El mismo Abimael Guzmán estaba muy lejos de ser un pobre campesino. Tanto él como su esposa, fundadores de Sendero Luminoso, pertenecían a familias de clase social acomodada. No fueron pues obreros ni campesinos ni proletarios los que se levantaron en armas en el Perú. Fue la noble pituquería que hoy andan todavía en sus ONG, con su nuevo disfraz de defensores de DDHH.

Javier Diez Canseco formó el movimiento "Clase Obrera" sin haber pisado jamás una fábrica, ni saber lo que es un salario ni un horario de trabajo. Se dedicó por entero a la agitación política, aprovechando la comodidad de su posición económica. A los 30 años, en medio del vendaval izquierdista, ingresó a la Asamblea Constituyente de 1978 donde Hugo Blanco obtuvo la mayor votación de izquierda. Desde entonces, JDC se pasó el resto de su vida como un “infiltrado” en el Congreso, siempre obstaculizando la labor de las FFAA en la lucha contra el terrorismo. Tuvo el desparpajo de iniciar un proceso judicial para que el Estado le pague los años no cobrados (ni trabajados) de su período congresal tras el golpe de Fujimori. Y pese a acusar de “dictador” a Fujimori nunca dejó de participar en los procesos electorales. En el 2006 se presentó como candidato a la presidencia, pero solo obtuvo el 0.5% de los votos.

Para nadie es un secreto que JDC estuvo vinculado al grupo terrorista MRTA, al que llenaba de elogios y justificaba su accionar cada vez que era invitado a las reuniones del Foro de Sao Paulo. Existen documentos y reportes de inteligencia internacional que lo prueban. Fue fundador de Aprodeh, una ONG dedicada a defender terroristas capturados del MRTA, grupo por el que abogó ante el Parlamento Europeo pidiendo excluirlo de la lista de grupos terroristas. Así que no nos hagamos los ciegos. Javier Diez Canseco fue un funesto personaje cercano a los sectores más radicales y violentos de la izquierda. Todos fuimos testigos del trato preferencial que el terrorista Nestor Cerpa Cartolini le dispensaba a JDC en la residencia del embajador japonés, capturada por el MRTA, formando parte del primer contingente de liberados luego de sus intentos de servir como interlocutor para lograr una salida negociada entre el MRTA y el gobierno.

Si la izquierda quiere hacer una película sobre este nefasto personaje, que lo haga, pero con su plata. Los peruanos no tenemos por qué financiar con nuestros impuestos cintas de apología a esta clase de personajes que nunca le aportaron nada positivo al país. Ya es hora de ponerle un pare a esta actitud vergonzosa del Ministerio de Cultura. Que dejen de robarnos. 

viernes, 2 de octubre de 2020

Gobernados por una mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Lentamente empieza a correr el telón para dejar al descubierto la opereta de Palacio de Gobierno, en donde un clan de amigos íntimos del presidente Martín Vizcarra Cornejo se dedicaba a las fechorías más vulgares aprovechándose del poder. Desde luego que la responsabilidad y participación del mismo presidente Vizcarra en todo ese entuerto de favoritismos y contrataciones ilícitas están descontadas. Más aún, él es el cabecilla de la banda que opera al amparo del poder y al margen de la ley. En estos momentos los personajes menores de la tragicomedia palaciega están procesados por la Fiscalía y con detención preliminar que, si se sigue el libreto fiscal ya conocido, debe proseguir con una prisión preventiva. ¿Adónde conducirá todo esto?

Por ahora debemos poner algunas cosas en claro. En primer lugar, a Vizcarra ya se le cayó el disfraz de luchador anticorrupción que vino usando para encandilar a las masas y atacar al Congreso "fujiaprista" en busca de pretextos para cerrarlo. Al igual que sus predecesores Ollanta Humala y Alejandro Toledo, que usaron el mismo disfraz de luchador anticorrupción para llegar al poder y gobernar atacando a sus enemigos, Vizcarra ha resultado ser un fraude y un corrupto más en la larga lista de presidentes sin moral ni talla de estadistas. Y seguramente, tarde o temprano, Vizcarra seguirá la misma suerte que ellos y acabará con su chaleco de detenido antes de acabar en prisión. 

Pero Vizcarra está muy por encima de todos sus antecesores en varios aspectos. Por ejemplo, ninguno de los anteriores se atrevió a erigirse como un dictador y gobernar pisoteando la Constitución, invadiendo los fueros de la Fiscalía y el TC dirigiéndoles mensajes aleccionadores, o interfiriendo en las facultades del Legislativo para emprender cambios constitucionales. Y todo esto mientras daba discursos de respeto a la Constitución, a la institucionalidad y a la separación de poderes, con el más descarado acto de cinismo que jamás se haya visto. Nunca antes habíamos estado frente aun completo caradura carente del más mínimo sentido de vergüenza al momento de proferir sus mentiras y embustes en sendos mensajes a la nación, tanto para decir que era respetuosos de la Constitución como para asegurar que en su gobierno no funcionaba el tarjetazo. 

La obra cumbre de este caradura fue sin duda el golpe de Estado que perpetró cerrando el Congreso para evitar que se cambie a los miembros del Tribunal Constitucional, porque ese y nada más que ese fue el detonante del golpe. ¿Tan importante era mantener en sus cargos a los miembros del TC? ¿Quiénes estaban detrás de esta conjura? Vizcarra es un hombre solitario, sin partido ni bancada ni cuadros. ¿Qué interés podía tener en defender la permanencia de estos miembros en el TC hasta el punto de dar un golpe de Estado y cerrar el Congreso? Todavía quedan muchas preguntas por responder y esperemos que algún día, con mejores tiempos democráticos, se abra una investigación profunda de lo que hubo detrás de ese extraño y desesperado golpe de Estado de Vizcarra. Y por supuesto, esperemos que todos los implicados en ese golpe paguen con cárcel su osadía. 

Acá no se trata de si el Congreso era bueno o malo o si blindaba a los supuestos "corruptos" señalados por una prensa mafiosa al servicio del poder de turno. Todos los congresos son malos. Y acá son de lo peor siempre. Pero nada de eso justifica un golpe de Estado. Así que quienes defienden el golpe de Vizcarra con el ridículo argumento de que ese Congreso era muy malo, deberían aprender un poco de lo que significa la democracia y el Estado de derecho. Es una lástima que por sus odios, algunos acaben aplaudiendo a un dictador corrupto y sinvergüenza que ha llevado al Perú al desastre. Y lo peor es que estos mismo adoradores de Vizcarra son los más críticos de Fujimori, lo cual demuestra su falta de criterio republicano y su doble moral. 

Ahora que Vizcarra ha quedado sin su mascarada de luchador anticorrupción y está convertido en el cabecilla de una banda de trepadores y aprovechados de poca monta y baja estofa, ahora que Vizcarra nos ha conducido a la hecatombe de la crisis económica, el déficit, el desempleo y la muerte, ¿quedarán todavía peruanos que apoyen a este incapaz?