Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Keiko Fujimori ha saltado a las primeras planas por las declaraciones que viene dando desde el domingo pasado, tomando nueva posición sobre diversos temas y causando sorpresas a más de uno. Tanto así que ya se produjo la primera baja en la bancada parlamentaria de Fuerza Popular con la renuncia del pastor Julio Rosas, lo cual, después de todo, ha sido como abrir las ventanas para que ingrese aire fresco al ambiente enrarecido de conservadurismo religioso medieval.
Varios miembros del fujimorismo han salido a calmar las aguas y controlar los daños, pero todo parece indicar que el viraje de Keiko ha tomado por sorpresa a más de uno. Ahora muchos están tratando de ver cómo encajan en el nuevo perfil del fujimorismo. Por lo pronto ya hemos escuchado a varios de sus miembros tartamudeando incoherencias ante las cámaras mientras muestran una sonrisa nerviosa. La sensación es que el fujimorismo trata de correrse al centro o incluso a la izquierda. Es decir, una pose enteramente electoral.
Ahora bien, en estos cambios hay cuestiones que son fundamentales y otras, accesorias. Por ejemplo, el tema de la Unión Civil es francamente secundario y hasta ridículo. Ni siquiera deberíamos estar discutiendo algo tan elemental como que el Estado reconozca la unión de dos personas adultas que quieren vivir juntas. Es algo tan simple que solo los muy confundidos quieren verlo como algo vital para el avance de la patria. Es un asunto que no afecta absolutamente a nadie, pero beneficia a un sector marginado de la sociedad, y que solo el obtuso fundamentalismo religioso y la inquina homofóbica de otros, impide que se concrete.
Más grave es el tema de la CVR. Reconocerle méritos al informe de la CVR es un error, sin duda, pues ese informe es el manual del antifujimorismo reclacitrante, la Biblia de la secta fundamentalista del antifujimorismo rabioso y la base de las acusaciones de Alberto Fujimori. Pero más allá de eso, es un informe sesgado y de mala calidad, llegando al nivel de panfleto. Tampoco debemos olvidar que la CVR fue una imposición sorpresiva de la caviarada dirigida por Diego García Sayán y la logia de su ONG de DDHH. No nació del consenso político, no se consultó con nadie como debió ser, al tratarse de algo tan importante para el país. Más allá de algunos de sus miembros (como el Tnte Gral FAP Arias Grazziani que no firmó el informe) la CVR estuvo manejada por una secta caviar PUCP y algunas ONGs de izquierda. Su interés se centró en las víctimas del Estado y acabó condenando al Estado y al gobierno de Fujimori. No hay pues razón para rendirle culto a ese mamarracho.
También me sorprende que Keiko deslindara de una manera tan tajante con el liberalismo, como si fuera un partido de terroristas. El liberalismo es una corriente muy amplia que alberga a muy buenos elementos, quizá los mejores del país. Sería muy largo enumerarlos, entre abogados y economistas brillantes. Es una lástima que en el Perú se haya impuesto la argolla caviar y los liberales sigan siendo marginados y hasta estigmatizados. Keiko ha llegado a decir que es un error confundir al fujimorismo con el liberalismo, y que su padre privatizó empresas públicas porque ya estaban quebradas. Luego añadió que no se privatizó SEDAPAL "porque el agua es un derecho". Nadie sabe qué quiso decir con eso. Es plenamente un discurso progre.
En síntesis, no me parece una buena idea que la candidata Keiko empiece a despintarse para cambiar de color y coquetear con otros sectores. Tal como estaba iba muy bien, acercándose raudamente al 40% de las simpatías y con chance de ganar en primera vuelta. Al menos tenía asegurado el pase a la segunda vuelta y triunfo asegurado. No nos olvidemos que en las elecciones pasadas perdió por un pequeño margen de 1% a pesar del rabioso antifujimorismo desatado. Algo que ahora no parece tener el mismo poder de convencimiento. Me parece que Keiko no necesitaba decir ni pio para seguir creciéndo. A veces la pose del muertito rinde dividencdos mientras los demás se matan.
Lo que un país necesita son líderes que tengan principios claros con rumbos definidos, y que salgan a explicar y convencer a la gente de que ese es el camino. No necesitamos productos edulcorados y candidatos maquillados por alquimistas electorales. Creo que es un error de Keiko pretender que va a convencer al votante de izquierda. Lo que es más probable es que pierda votos.
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