viernes, 3 de enero de 2014

El Cosito salvador de la libertad


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

¿Quién es el que amenaza la libertad de expresión? Se pregunta Ollanta Humala con candidez e ingenuidad. Una vez más tenemos que hacer gala de tolerancia comprendiendo las limitaciones mentales que padece el que por ahora detenta la presidencia. El único capaz de amenazar la libertad de expresión es el gobierno y, en última instancia, el Estado en su conjunto. Más aun cuando está dominado en el Congreso por una plaga de incompetentes y mediocres que solo tienen como único valor su voto en el pleno, porque en todo ese montón de congresistas de Gana Perú no hay uno solo capaz de aportar ideas. Esa es la penosa situación del debate político en el Perú actual. 

Ollanta Humala ignora que su trabajo como presidente no es meterse con la actividad privada. No es asunto suyo lo que ocurre con las acciones de las empresas privadas. Lo único que debe defender es la libertad en todos sus aspectos, particularmente la libertad de expresión y de empresa. El presidente debería recordar que su aparición en la política se debió en gran medida a un panfleto semiclandestino llamado "Ollanta" que circulaba libremente repartido por reclutas, desde donde criticaba al Estado y lanzaba amenazas al gobierno, insultando al presidente con los peores epítetos. Eso es lo que permite la libertad de expresión. Y eso es lo que el presidente debe custodiar, en lugar de meterse en líos que no le corresponde, haciendo eco de los fracasados de la progresía.

Mal hace pues el presidente metiendo su cuchara en un lío de privados provocado por La República al no poder comprar EPENSA. Montar el show de la libertad de expresión es una forma burda y patética en que La República pretende que el Estado intervenga para desbaratar al grupo El Comercio. Poco importa cuántos medios tiene este grupo. Lo que en realidad importa es a qué porcentaje de lectores llega. Eso es todo lo que importa en los medios. Y para lograr mercado de lectores no tienes que tener muchos medios sino buenos medios. Un solo diario bien manejado podría ganar la mitad del mercado de lectores. Hasta un periodicucho como "Ollanta" puede bastar para hacerse un lugar en la política y llegar a la presidencia, en contra de todos esos supuestos monstruos mediáticos. Ollanta Humala lo sabe bien por experiencia, pero su incapacidad mental le impide darse cuenta hasta de lo que le ha tocado vivir en carne propia.

Alguien tendría que explicarle con dibujitos que el único que puede, en efecto, amenazar la libertad de expresión, es el Estado, especialmente cuando está controlado por los siempre iluminados agentes del bien, típicos del socialismo. Las declaraciones de Ollanta han soltado un hedor a tufo chavista y velasquista que debe airear rápidamente.

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