Escribe Dante Bobadilla Ramírez
Edward Snowden es la nueva mega estrella del progresismo internacional gracias a su hazaña de traicionar a su país, robar información de inteligencia y hacerla pública, incumpliendo así los contratos que firmó para conseguir empleo en la Agencia de Seguridad Nacional y cometiendo conscientemente un delito federal que es considerado muy grave. El traidor y ladrón se consagró además como un cobarde al huir con mentiras desde su puesto en Hawai hasta Hong Kong, donde perpetró su delito para luego refugiarse en Rusia y pedir asilo en Ecuador, convertido ya en el paraíso del terrorismo informativo anti EEUU.
Como era de esperar, el episodio desató de inmediato el jolgorio de la logia mundial de dementes que vive odiando a lo que todavía llaman con el anacronismo de "el imperialismo yanqui" (resucitado por Hugo Chávez) pero que al mismo tiempo viven soñando con vivir en los EEUU o ya viven allí, o que incluso son de allí, como Noam Chomsky, eterno antinorteamericano que disfruta de las comodidades y privilegios que le dispensa su estilo de vida americano, empezando por la libertad de expresión, que sin embargo no existe en los países que él admira y defiende, como Cuba y Venezuela.
Nunca está demás señalar la hipocresía y doble moral típica del progresismo. Mientras Rafael Correa se hacía el valentón con los EEUU buscando las formas para asilar a Snowden como lo hizo con Assange, la prensa ubicó a su esposa haciendo compras en lujosas tiendas de la Quinta Avenida en New York, tal como ocurría con Hugo Chávez cuando aullaba "yanquis de mierda" mientras su hija paseaba en yate por Miami. También nosotros tenemos distinguidos progres que viven en los EEUU y tuitean y escriben pestes del país que los aloja, o aquellos que estando acá nos muestran orgullosos sus títulos académicos obtenidos en una universidad de EEUU, o que cuando se sienten mal corren a tratarse a los EEUU, o sea, al país que odian.
Nadie pone en duda que EEUU necesita defenderse de la constante amenaza que significa esa plaga de dementes que han hecho del antinorteamericanismo militante su credo y su fin. No se trata solo de islámicos delirantes que quieren purificar la tierra eliminando a Satán. Cada loco tiene su propio tema. El progresismo sigue empeñado en destruir EEUU porque lo considera, según decía el Che: "el peor enemigo de la raza humana". Yo no tengo ninguna duda de que todo eso es una enfermedad mental. Lástima que la psicología esté aun en pañales en lo que respecta a patologías colectivas.
Como quiera que sea, EEUU tiene razones sobradas para vivir en guardia. Especialmente después del salvaje atentado de las Torres Gemelas y otros que ocurrieron el mismo día, dejando más de 4 mil muertes inocentes que nada tenían que ver con el odio fanático de esta plaga de criminales. Atentados que los progresistas, desde Noam Chomsky hasta Guillermo Giacosa, aplaudieron como un duro golpe al corazón del imperio. Tal vez si Osama Bin Laden hubiese estado enterado, en lugar de correr a ocultarse como una rata en las cuevas de Afganistán podría haber pedido asilo en alguna de estas republiquetas sudamericanas regidas por el socialismo del siglo XXI.
Gracias a las acciones de estos salvajes del mundo que solo viven pensando en causar daño a los EEUU, hoy tenemos que soportar infinidad de medidas de seguridad que incluyen limitaciones muy molestas para viajar en avión. Pero lo que sin duda muchos ignoran es que el terrorismo mundial anti EEUU no se limita a bombas sino al sabotaje informático que va desde las idioteces de payasos que difunden virus de toda clase, hasta aquellos que penetran las redes de seguridad para dañarlas o robar información. El espionaje y los sabotajes de hoy no son como en los días de la Guerra Fría. Sabotear una red informática puede causar más daño que el avión que cayó sobre el Pentágono.
La hazaña de Edward Snowden consistió precisamente en robar información secreta sobre la red de vigilancia mundial que desarrolla los EEUU para protegerse de los ataques que recibe constantemente. No es simple deporte, diversión o paranoia. Los ataques existen y causan muertes. El gobierno de los EEUU tiene todo el derecho y aun la obligación de actuar para proteger a sus ciudadanos de cualquier atentado. Para eso fue creada la Oficina Nacional de Seguridad. Lo curioso es que el aparentemente espía ruso no contaba con que la multitud de idiotas anti EEUU que hay en el mundo iba a aplaudir su felonía y convertirlo en el nuevo héroe mundial del progresismo.
Una reciente encuesta de Pew Research Center difundida en los EEUU revela que la mayoría piensa que “es más importante investigar amenazas terroristas” (62%) antes que “No violar la intimidad” (Un 32%). Y la mayoría también está a favor de la intervención de los teléfonos, un 56% frente a un 41%, si bien también la mayoría está en contra de la intervención de los emails, un 52% frente a un 45%. Pero lo cierto es que para los ciudadanos de los EEUU la amenaza es real. No es broma. Incluso uno de los progresistas más leidos del The New York Times, Thomas L. Friedman, escribió “Me preocupa la posibilidad de un abuso de la privacidad por parte del Gobierno a través de un programa diseñado para prevenir otro 11-S, un abuso que, por otra parte, no ha tenido lugar. Pero me preocupa más otro 11-S, es decir, me preocupa algo que sí ha ocurrido y que los terroristas aspiran a repetir”.
Bueno pues, mientras exista la amenaza mundial de la demencia progresista antinorteamericana nadie podrá poner en duda el derecho de los EEUU a adoptar las medidas que estime necesarias para defenderse. Así como hay gente que por su seguridad prefiere enrejar sus calles cortando libertades a los demás. Nada es más importante que la seguridad y la supervivencia. En especial cuando tienes enemigos declarados. Por lo demás, solo queda ignorar a los tontos inútiles que nunca faltan en el mundo para apoyar cosas que no entienden. Debido a ellos es que muchos terroristas han decidido disfrazarse de "luchadores por la libertad".