Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Una vez más los tontos útiles del rojerío, los pulpines aprendices de progres, salieron a marchar a las calles para seguir en el mismo vicio de siempre: acosar al fujimorismo que hoy domina el Congreso. Es decir, ahora la marcha es contra el Congreso, lo que hace más peligroso este circo. En un exceso de majadería y estupidez piden nada menos que el cierre del Congreso, sin advertir en su afiebrado cerebro lo que eso significa. Me pregunto ¿dónde están los padres de estos infantes que se dejan llevar por las malas juntas de la izquierda? ¿Por qué no los educan mejor? Caer en las garras de la izquierda es peor que caer en el vicio de las drogas.
La marchita de anoche acabó en vandalismo. Ahora dirán que fueron "infiltrados", la excusa de siempre, pero sabemos que esas marchas están repletas de lacra social, malvivientes y parásitos que salen a desahogarse siguiendo consignas sin saber siquiera en dónde están parados. Les tomas un examen básico de lo que sea y no sacan ni 05. Se han tragado todos los cuentos del rojerío y repiten como loros todos los mitos y mentiras del antifujimorismo patológico pro terruco.
Desde luego que a estos vándalos del progresismo infantil no les interesa un pepino la democracia ni la economía del país. Mucho menos les interesa la corrupción. Se han pasado los últimos 15 años apañando a gobiernos hiper corruptos como Toledo, Ollanta-Nadine y el lobista de PPK. Nunca han dicho ni pio contra estos gobierno corruptos a los que apoyaron. Nunca han protestado por el robo en megaproyectos inútiles como la refinería de Talara o los Panamericanos que nos costarán un ojo de la cara en pleno déficit. No salen a protestar contra el alza de impuestos. Nada de eso les importa a estos desquiciados enfermitos del antifujimorismo patológico. Todo lo que les importa en la vida es salir a fregar al fujimorismo esté donde esté. Si eso no es una enfermedad mental no sé qué otra cosa puede ser.
La cosa en el Perú no está para armar circos ni corsos de infantes idiotizados. El Perú está en una senda muy peligrosa, y no es porque el Congreso compre flores o televisores, esas son cojudeces que la presa basura saca para engatusar a los ignorantes y débiles mentales. El Perú está en la senda del déficit porque el Estado es demasiado grande y nos falta plata para alimentar al elefante. Se han tirado la plata en mega proyectos inútiles como la refinería de Talara o fiestas deportivas como los Panamericanos cuando estamos con las arcas vacías. Los mayores gastos del Estado son responsabilidad del Ejecutivo. Todo lo que representa el Congreso en el presupuesto de la nación apenas llega al 0.4%. Así que armar escándalos por los gastos del Congreso y no por los grandes despilfarros del gobierno es francamente propio de idiotas. Pero estos son los que nos sobran en este país.
Demás está decir que lo que prima en la izquierda ahora mismo es el golpismo. Y eso que Keiko no ha ganado la presidencia. Bastó que el fujimorismo ganara la mayoría del Congreso para que todos los malvivientes del rojerío le pusieran la puntería al Congreso. Desde el 2016 ya no se habla del gobierno sino del Congreso. La mayor parte de los titulares de la prensa mermelera se han dedicado a fregar al Congreso y a magnificar los lios que allí se dan. Han llegado al ridículo de armar lío por la compra de flores. Se han pasado todos estos meses investigando uno por uno a los congresistas de Fuerza Popular solo para armar sus titulares, dejando de lado a los terrucos que están metidos allí por cortesía del Frente Amplio.
El jueguito del antifujimorismo es hacer naufragar al país. Al rojerío el Perú no le interesa. Nunca les ha importado fregar la economía o la educación o la salud con tal de salirse con la suya. Un rojo solo vive para satisfacer sus bajos instintos, es un violador permanente de la Constitución y del Estado de Derecho, un saboteador del sistema democrático, un demoledor de países. Eso es la izquierda. Y para cumplir sus propósitos siempre usan de tontos útiles a los jóvenes. De allí sacan sus contingentes de terroristas y vándalos. Abusan de los derechos humanos y llevan al extremo a la policía para sembrar el caos social. Su ideología es de odio y división. Su práctica es de terror. Eso es la izquierda. Y en estos días ya se les acabaron los cuentos. Ahora salen directamente a destruir la democracia sin que les importe nada. Solo quieren cerrar el Congreso sin mirar más allá porque el cerebro no las da para más. Están guiados por sus odios y limitaciones mentales.
Esperemos que el gobierno sepa manejar la situación porque si no cambia de chip lo que se nos viene de vuelta es el terrorismo de la izquierda camuflado de protesta social. Ya se dieron cuenta de que la dupla Vizcarra-Villanueva son un par de peleles medrosos que se orinan ante la menor protesta. Es el escenario perfecto para que los malvivientes de izquierda empiecen a sembrar el caos. Esto recién empieza. Apenas ha sido un ensayo. Prepárense. Estamos por conocer a la izquierda del nuevo milenio.
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