Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Si hay una palabra que describe perfectamente al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski es patético. PPK es la negación más absoluta de la política. Empezó su gobierno en solitario, con un club de amigos ex toledistas junto a un clan de improvisados y trepadores que no se conocían entre si. Quedó con una bancada mínima en el Congreso y ni siquiera por eso se dignó en abrir el diálogo y tratar de formar un gobierno de unidad y ancha base, que es lo que cualquier gobernante medianamente inteligente haría en tales circunstancias. En cambio PPK alzó la pata desde el principio tratando de buscar la confrontación con la mayoría parlamentaria fujimorista. Inexplicable.
En todo su primer año de gobierno PPK insistió en seguir solo. Nunca fue capaz de iniciar un diálogo con la oposición. El primer acercamiento con Keiko Fujimori fue por gestión del cardenal, pero sirvió solo para la foto porque PPK no aprovechó la oportunidad. Luego, en medio de las olas que amenazaban al gobierno, fue Keiko la que le pidió dialogar al presidente. PPK se mostró hosco y retador para aceptar el diálogo. El resultado fue peor porque ni fotos hubo. Nada. ¿Cuál es la estrategia de PPK para salir airoso con su gobierno? ¿Tiene alguna?
Es evidente que PPK anda en las nubes y está muy mal asesorado por personajes obscuros y nefastos como Rosa María Palacios, cuya agenda no es la conciliación nacional sino la guerra antifujimorista. De hecho, lo que le cantan al oído de PPK todos los días es que cierre el Congreso. No a otra cosa parece obedecer la ridícula estrategia de mandar a todo su gabinete al matadero del Congreso. ¿Con qué otro objetivo burdo puede PPK haber puesto la cabeza de todos sus ministros en la guillotina, e invitado al Congreso a que tire de la palanca? Como ha tuiteado emocionada Rosa María Palacios, solo falta una censura más para que PPK cierre el Congreso. Ese es todo el propósito.
Un gobernante inteligente y versado en política, lo que hace es resolver problemas, no generarlos. Tampoco los empeora echando más leña al fuego sino que apaga los incendios. No se suma al griterio amenazante y desafiante sino que acalla las voces y pide calma. Lo más sensato hubiera sido pedirle a la quemada ministra Martens su renuncia, reemplazarla y seguir adelante. ¿Tan indispensable es Martens para el gobierno? ¿Tan indispensable es para la supuesta "reforma educativa" que no existe en este gobierno? ¿Acaso no sacaron a Martens de un escritorio del Minedu cuando se fue Saavedra y prosiguió la agenda? ¿No podían hacer lo mismo?
PPK ha salido luego con cara de cumpungido a dar un mensaje a la nación para dar las gracias a Fernando Zavala, a quien mandó decapitar, y ha hecho su telenovela diciendo que él defenderá la educación y a los niños, como si corrieran algún peligro. Ahora el único peligro es el que puede provocar él mismo al seguir los malos consejos que le dan en su entorno, como el de hacer un cambalache y nombrar a los mismos ministros que han sido censurados en bloque. ¿De dónde sacan esas estúpidas ideas los ayayeros del poder? Como buenos charlatanes se apegan al burdo recurso de decir que no está prohibido por la ley y la Constitución. Es que hay gente que parece necesitar hasta las cosas más obvias por escrito.
El gabinete ha sido rechazado en bloque y eso significa que todos y cada uno de esos ministros se tienen que ir, porque eso fue exactamente lo que pidió Fernando Zavala. Es estúpido suponer que porque no hay un texto expreso que lo prohíba, estos mismos ministros pueden volver en otra cartera. Pero como estamos en el país del absurdo, donde hasta Ripley se queda corto, no sería raro que PPK siga prestando oídos a sus rasputines de cabecera. Ya veremos lo que pasa. Por lo menos no nos aburrimos en este país. Pero mientras unos y otros alientan las guerritas y la confrontación, los que seguimos perdiendo somos todos los peruanos.
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