Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Cada aparición de Verónika Mendoza nos recuerda de qué está hecha la izquierda. Son un sector de iluminados que se sienten dueños de la verdad absoluta y únicos representantes del pueblo, pese a que los resultados electorales dicen lo contrario. Según Verónika Mendoza solo la izquierda puede guiar al pueblo, todos los demás son vendepatrias, traidores al pueblo, defensores del nefasto modelo neoliberal extractivista primario exportador que genera desigualdad, todos son corruptos, lobistas, entreguistas, defensores de las grandes empresas y enemigos del pueblo. Casi la misma mentalidad que llevó al fracaso al Apra cuando tenían su lema "solo el aprismo salvará al Perú".
La izquierda sigue demostrando que no madura, que no supera su nivel sectario, iluminista y delirante. Si no son ellos, nadie. Si no les dan la razón, dice la Vero, saldrán a movilizar a la población, es decir, saldrán a hacer sus marchas, sus paros, sus tomas de carreteras y bloqueos de puentes con quema de llantas y apedreamiento de la autoridad, incluyendo saqueos e incendios de locales públicos, como ya ha ocurrido tantas veces. Esa izquierda sigue siendo la misma. De hecho se trata de un sector que no entiende lo que es la democracia, que no entiende lo que es el diálogo y la negociación política. Ellos se sienten dueños de la verdad y por consiguiente no están dispuestos a transar, ni a pactar, ni a negociar ni a consensuar. Es el totalitarismo intransigente que se aprecia en todos los países donde la izquierda ha llegado al poder.
En el Perú debemos felicitarnos de que la izquierda no llegue ni al 20% electoralmente. Y desde luego que en ese 18% que ha cosechado la Vero, la gran mayoría solo ha votado por su carita de mosca muerta, sin enterarse de lo que hay detrás de ella. En el colmo de la insensatez, estos delirantes intransigentes y totalitarios de izquierda tienen la desfachatez de acusar al fujimorismo. En realidad no existe mayor peligro para el Perú que la izquierda pudiera llegar al gobierno. Sería el totalitarismo sectario con el poder en las manos dispuesto a cambiarlo todo de acuerdo a sus delirios políticos sin consultar con nadie. Cualquier opositor será tratado como traidor a la patria y contrarrevolucionario.
Al ver y oír a Verónika Mendoza en estos días nos da un alivio gigantesco que no haya ganado. Ella está aun en una fase mental de larva política. Le falta madurar muchísismo. Toda su experiencia política se reduce a haber sido secretaria y mandadera de Nadine, y luego congresista radical que no ha hecho más que ruido político retozando en su ignorancia absoluta sobre todos los temas. Ha sido una gran temeridad del cura Arana ponerla como candidata presidencial. ¡De la que nos salvamos!
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