lunes, 2 de diciembre de 2013

El circo de Nadine en campaña


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Nuevamente el circo de Nadine se puso en marcha. La industria nacional de las causas nobles y justas manejada hoy desde el Ministerio de la Mujer y el MIDIS, unidos como una Dysneylandia criolla que organiza eventos con escenarios fabulosos de concierto reggae, montó el show para engalanar el mensaje de bondad e inclusión social del gobierno en la voz de la Primera Dama. El Ministerio de la Mujer y no se cuántos maneja abultados presupuestos para armar estos escenarios fastuosos, repletos de globos, potentes equipos de sonido, pantalla gigante y cañones de pica pica, donde Nadine Heredia y su séquito de chupamedias ministeriales aparecen vistiendo la camiseta especialmente diseñada para la ocasión, a veces se trata de los niños huérfanos, otras, los niños con cáncer, los pobres de la tercera edad o simplemente para hacer una barrita bullanguera a favor de la mujer víctima de violencia. En realidad la causa-pretexto no importa.

El fabuloso despliegue de vehículos movilizando ministros y personal hasta los conos es ya tradicional. No se descuida ningún detalle. A estas alturas tienen la expertise necesaria y demuestran una eficiencia notable en el montaje de eventos, tal que ya la quisiera tener el IPD para organizar la inauguración de los Juegos Panamericanos. Los papeles también han sido repartidos. La Ministra de la Mujer y demás yerbas, cuyo rol apenas supera al de doméstica de Palacio, hace de maestra de ceremonias. Ella anuncia a gritos el profundo interés del gobierno nacionalista en los problemas que afectan a los más pobres, a los más necesitados, a los que menos tienen, los marginados, los desposeídos y sin voz. Remarca la sensibilidad social de la Primera Dama que está siempre presente porque no se pierde una ocasión para sonreír y batir sus manos al pueblo. 

Hay teloneros como cancha, pero no hablan mucho. Solo hacen su aparición para demostrar que la Primera Dama es la que conduce el gabinete, o buena parte de él. Dicen su libreto y se colocan luego atrás para aplaudir cuando se les requiere y para asentir cada vez que la Primera Dama dice que se hará algo, como por ejemplo, regalar bonos para compra de gas. Entonces al ministro correspondiente le toca mover la cabeza, como esos perritos de juguete que se colocaban en los tableros de los autos y que iban moviendo la cabeza. Todos visten con el atuendo de la ocasión. 

El momento culminante llega cuando la ministra maestra de ceremonias y consorte de su majestad anuncia las palabras de la Primera Dama, toma aire y grita "Nadine Heredia" extendiendo un brazo hacia su reina, quien se acerca mostrando la dentadura reluciente. Los ministros chupamedias se rajan las manos aplaudiendo. Los cañones arrojan kilos de pica pica, los artistas invitados, modelos y reinas de belleza se mueren de envidia porque ni en sus días de mayor esplendor vivieron algo así. Nadine coge el micrófono y saluda a su público. Luego, cual mandataria suprema, anuncia las próximas medidas del gobierno en favor del pueblo: gas barato para todos. 

La palabrería sensiblera que se repitió alrededor de la violencia contra la mujer queda en segundo plano. Además son las mismas monsergas que todo el mundo repite y conoce, y que además están en los eslogans, pancartas y camisetas. Lo que resuena en la mente de los asistentes es el gas barato. También queda claro que Nadine Heredia maneja su propio gabinete y su propia agenda de gobierno, que la ministra de la Mujer es su ayayera numero uno y que el Ministerio de la Mujer es la oficina de prensa y propaganda de la Primera Dama empleando recursos públicos para su campaña. Malversación de fondos que le dicen, pero acá no pasa nada. Todo el mundo se creyó el cuento de que era un show sobre la violencia contra la mujer, pero resultó ser una muestra más de la viveza de una mujer. 

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