Por: Elvis Occ*
El Liberalismo Pragmático sostiene que la efectividad y conveniencia de un sistema político o una política de estado deben ser medidas de acuerdo al éxito que tengan en incrementar razonablemente la calidad de vida. Así de simple.
En el ser humano existe un componente práctico y realista que debería ocupar la mayor parte de sus ideas. Es decir, las ideas deben surgir de la realidad y no de los idearios. Pero además las ideas deben servir para mejorar la vida y no los idearios. El pragmatismo nos impide pues extraviarnos en el paraíso ideológico y en el desvarío metafísico de los ideales ilusos y poco prácticos.
Tomemos como ejemplo el campesino que prioriza la siembra más redituable sobre otras, el no necesita teorías económicas ni sociales. El artesano que mejora su producto atendiendo a las exigencias de sus clientes o el ambulante que ajusta sus precios a las condiciones del mercado, de la oferta y la demanda, son ejemplos visibles del espíritu liberal y pragmático. No hacen falta pues filosofías sociales complejas ni teorías económicas exquisitas para que la gente de la calle entienda lo que es el pragmatismo. Es exactamente todo lo opuesto al idealismo social de la izquierda fundado en un Estado regulador.
Los trabajadores que son dueños de su trabajo y del producto de su trabajo, saben que en tanto sean dueños de su libertad y propiedad individual podrán enfrentar cualquier reto, siempre que el Estado no se interponga entre ellos y el éxito. Es por tanto que la mayoría de la gente trabajadora y emprendedora en el mundo de hoy halla su acomodo natural como miembro de la derecha popular, pues la mayoría confía más en su propio esfuerzo que en la burocracia incompetente y a veces corrupta del Estado.
*Extracto del Libro: Nueva Derecha Popular
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