Escribe: Fritz Du Bois
Quienes pensaron que habían encontrado una rica y secreta veta en las arcas del Estado no contaron con la fiscalización de los medios de comunicación. Luego de diversas denuncias, el manejo de las donaciones por parte del Gobierno se ha convertido en un escándalo.
Así tenemos, en primer lugar, una fila de congresistas oficialistas haciendo cola para entregar ‘regalos’ a la población gracias a la generosidad de la Sunat y de la ministra de la mujer. En ninguna de las notas de prensa que los legisladores han circulado se informa que eran bienes que ellos solo ‘transportaban’ para la municipalidad local, como intentó explicar el mandatario.
Más bien ellos mismos han entregado directamente a los ciudadanos artículos de lujo, de poca o nula utilidad, pero que serán de cualquier manera recordados por su electorado el día que votarán para reelegir a su generoso parlamentario.
En realidad, el uso de recursos públicos –como las donaciones– para realizar proselitismo partidario es tan corrupto como el pedir coimas para otorgar indultos a narcos. Sin embargo, no vemos al procurador anticorrupción iniciando alguna investigación. Evidentemente, siendo el Gobierno el involucrado, los encargados de velar por el interés público que ellos han nombrado se sienten inhibidos y se terminan allanando.
Por otro lado, las donaciones también están siendo objeto de hurto abierto por parte de cómplices o allegados en las entidades encargadas de administrarlos. Por ejemplo, el robo de más de un millón de dólares en accesorios de marca en la aduana que debieron ir a una ONG en Piura para ayudar a los discapacitados, pero que desaparecieron en los bolsillos de algunos delincuentes y funcionarios.
Al final, el destino de los bienes incautados tiene que ser revisado. No vemos motivo alguno por el cual no puedan ser rematados transparentemente por Sunat y remitir los recursos recaudados a los beneficiados.
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