El final político de Lourdes Flores no ha podido ser más patético. Luego de perder todas sus últimas elecciones, con torpezas y escándalos de por medio, ha terminado llevando al PPC al rescate de la izquierda retrógrada. Nada menos. Es como ver al General Custer cabalgando con todo su regimiento al rescate de los pieles rojas. Hoy el PPC acaba como una lata de Baygón que no adormece ni a las polillas. Y desde luego, las cucarachas están de fiesta. Más aún: han invitado a Lourdes Flores al festejo. Pero hay todavía más: ella ha aceptado, ha acudido y ha ofrecido el baile.
Los tiempos pueden haber cambiado pero hay cosas que siguen igual. Las malas ideas siguen siendo malas. Lo preocupante es que quienes antes defendían las buenas ideas hoy prefieren el "gesto democrático". Así es como Lourdes Flores apoya a Susana Villarán, con todo lo que esta representa en tanto cabeza de un conglomerado de izquierdas que reúne lo más fétido del radicalismo rojo. No es, como ha dicho Lourdes, la representante de una izquierda moderna y moderada. En lo absoluto. Detrás de Susana Villarán están la CGTP, SUTEP, Patria Roja, Tierra y Libertad, Ciudadanos por el Cambio, etc. Casi no queda nadie afuera excepto MOVADEF. No hay pues ninguna izquierda moderna en el Perú. No nos engañemos.
Pero Lourdes ha escogido ir más allá. ¡Se ha metido a la misma boca del lobo para rendir homenaje a Javier Diez Canseco! ¡Ni más ni menos! ¿Era eso necesario? ¿Qué demuestran con esta clase de gestos? Algunos han dicho que Lourdes ha demostrado su calidad de "verdadera demócrata". Permítanme que me sonría.
Resulta que una "verdadera demócrata" rinde pleitesía a un agitador de la izquierda revoltosa de los 70, actor directo de esa época de turbulencia atizada desde la izquierda que durante 20 años significó sangre, muerte y miseria en el Perú. Durante los años en que los peruanos nos enfrentábamos al terrorismo de la izquierda, JDC se preocupó más de la actuación de las FFAA que de los subversivos, montaba comisiones investigadoras contra militares, cuestionaba sus planes y los denunciaba. Obstaculizó de todas las formas legales posibles la lucha contra la subversión. JDC es un admirador público y confeso de tiranías siniestras como las de Cuba y Venezuela, un defensor a ultranza del desastre del velasquismo. No hay pues razón alguna para que un líder de derecha rinda homenaje a semejante personaje. El cáncer será penoso pero no santifica ni transforma a un agitador en héroe.
Los buenos modales políticos se demuestran debatiendo con altura y sin ataques personales al oponente. Basta combatir las ideas sin agravios. Más allá de eso no cabe nada. El congresista Luis Galarreta dio cátedra de consecuencia política al rechazar el minuto de silencio pedido por la muerte del tirano venezolano Hugo Chávez. Ese es el tipo de consecuencia que se espera de los líderes políticos. ¿Qué podemos esperar de quienes están dispuestos a rendirle pleitesía al enemigo por una foto o una lisonja?
La actuación del PPC frente a la actual revocatoria de la alcaldesa Susana Villarán es de antología. Pasará a la historia de la política peruana como el final de un partido que perdió la brújula y el sentido de orientación. Sostener que se defiende la institucionalidad es el colmo del ridículo. La institucionalidad ya fue mellada en el instante en que se introdujo la nefasta revocatoria en la Constitución. Es una figura que la izquierda impuso para tener un instrumento legal que le permitiera desestabilizar la gobernabilidad, como ha sido históricamente su principal ocupación. Pero hoy la historia nos permite aplicársela a ellos. ¿Seremos tan tontos para no usarla? Más aún, teniendo sólidos motivos para ello, como la incapacidad de la alcaldesa.
Hoy no es el momento para hablar de "salvar la institucionalidad". Esta ya fue mellada cuando la izquierda introdujo la revocatoria en nuestro sistema democrático. Hablar de "institucionalidad" ahora es como pretender defender el honor de la muchacha cuando ya tiene el test de embarazo positivo No se puede salvar la santidad del matrimonio cuando la infidelidad fue cometida y se tiene la demanda de divorcio en trámite. La revocatoria ya es una realidad. Está convocada. En este momento solo queda decidir si sacamos a la alcaldesa con toda su corte de izquierda radical, por su incompetencia y falta de visión realista. Alguien que pretende liderar a la derecha no puede abrazar al enemigo en este momento y con argumentos tan burdos.
El PPC solo aspira a conservar sus puestos en la MML. Tal vez los últimos que tengan. Han perdido hasta la dignidad al lucirse con personajes nefastos de la izquierda, en comerciales en que le dicen a la población "no importa tu opción política". La gente no es estúpida. La opción política sí importa. Esto no es un concurso de belleza. Por todo esto el PPC tendrá que saborear la amargura de haber sido derrotados por la izquierda y de haber sido luego revocados con la izquierda. Tal vez esto los haga más amigos. Lo único que le queda al PPC es el retiro definitivo.
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