Ya es habitual encontrar en la prensa titulares que anuncian: El presidente Humala exhorta... El premier Jiménez invoca... o algún ministro invita, por ejemplo, a iniciar el diálogo, a deponer la huelga, a trabajar por el desarrollo, etc. ¿No sienten ustedes que nos están tomando el pelo? ¿No hay algo de falso en este drama nacional? ¿No estamos frente a una farsa de la vida real, un sketch tragicómico, un reality show donde dos dementes fingen comunicarse al mejor estilo del Dr. Chapatín y Lucas?
Por un lado tenemos a una verdadera plaga nacional dirigida por la izquierda más recalcitrante y anacrónica del mundo, liderando huelgas y paros regionales en contra de todo lo que significa desarrollo. Por el otro lado está el Estado peruano, regentado hoy por una casta de políticos novatos, advenedizos e improvisados que pretenden pasar a la historia como verdaderos demócratas y respetuosos de la Constitución y la ley. En buena cuenta se trata de dos extremos ineficaces donde unos y otros ven para su lado sin que nadie logre ver la realidad que queda finalmente en abandono.
Los encargados del poder creen que toda su misión es respetar la ley y los buenos modales democráticos, mientras que al otro lado piensan que vale todo para conseguir sus propósitos. Tenemos dos extremos en acción. Unos empecinados en cumplir las buenas formas y otros empeñados en romper todas las formas legales y democráticas. En medio están los ciudadanos en real abandono, tal como ocurre en Cajamarca.
La política consiste en solucionar problemas y no en postergarlos, en ser realistas y no idealistas, en tener acción y no discursos, en enfrentar los problemas y no en dilatarlos, en buscar soluciones reales y no en fabricar "soluciones" maquilladas de corrección política que nada solucionan finalmente. Los problemas hay que enfrentarlos y solucionarlos, no "gestionarlos". El diálogo se hace cuando al frente hay gente racional que busca soluciones, pero no cuando hay radicales dueños de la verdad.
Por desgracia carecemos de políticos. Todo lo que tenemos son aprendices y novatos a quienes les tiembla la mano y la voz a la hora de enfrentar a los radicales de izquierda. Le piden diálogo a quienes solo saben imponer sus consignas a base de paros, marchas y bloqueos de carretera. Invocan a quienes atacan, exhortan a quienes amenazan. Son pues unos verdaderos papanatas de la política.
Necesitamos gente que gobierne con mano firme. Políticos que impongan la ley con la autoridad que debe tener un Estado legítimamente constituido bajo la ley. La democracia no es debilidad, no se claudicación ni entrega. La democracia debe defenderse de quienes atacan los fundamentos de la civilización como son la libertad al libre tránsito, a la libre opinión y a la libre empresa. Hay que tener voluntad política para acatar la ley y apresar a quienes atentan contra las libertades. Pero no la hay...
Hoy el Perú es presa de los paros antimineros, educativos y de salud. Pero puede venir más porque las lacras de izquierda radical ya se dieron cuenta de que hay un gobierno débil. Desde que sacaron a Valdéz y pusieron a este tibio y cándido premier es obvio que el gobierno quiere besos en las mejillas en lugar de pz y orden. Es evidente que a este gobierno le faltan ideas, pero sobre todo le falta cojones. Si pretendían una "gran transformación" este es el momento de iniciarlo. Que empiece de una vez la privatización de la educación pública y de la seguridad social. Estamos hartos de que la seguridad social sea la caja chica del gobierno de turno y los aportantes al seguro reciban la peor atención del mundo.
Lo mismo ocurre con los colegios nacionales donde no hay ninguna educación. Los maestros que hoy están acatando al SUTEP o al CONARE son una verdadera plaga de ignorantes incapaces de aprobar el examen más elemental de cultura general. ¿Por qué protestan? Si les pagan 600 soles deberían irse a buscar trabajo a otro lado en lugar de seguir engañando en las escuelas públicas donde no hacen nada! Hasta las empleadas domésticas ganan más que esos maestros. ¡Que se vayan!
Les tiembla la mano a los ministros y al gobierno para iniciar la verdadera Gran Transformación de la educación y de la Salud en el Perú. Ya es hora de privatizar esos servicios que en manos del Estado ha colapsado llegando a sus niveles más bajos de calidad en el último siglo. Ya es hora de que el seguro social deje de ser la caja chica del Estado y que la educación deje de ser la cloaca de donde surgen todos los radicales.
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