domingo, 7 de marzo de 2021

El escándalo de las vacunas chinas


 Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Un nuevo escándalo alborotó el gallinero político del Perú, luego que el periodista Beto Ortiz revelara en su programa de Willax, los resultados preliminares del estudio que sobre las vacunas de Sinopharm se están haciendo en la Universidad Cayetano Heredia. Beto Ortiz acompañado del Dr. Ernesto Bustamante, informó que los resultados del ensayo clínico de la vacuna contra el COVID-19 de Sinopharm habría arrojado una eficacia del 33.3% en el caso de la cepa de Wuhan y de 11.5% para la cepa de Beijing.

Consultada al respecto, la doctora Coralith García, nueva investigadora principal del ensayo clínico de la UPCH, indicó que la información difundida es “preliminar”.

“Esa información está basada en los resultados PCR positivos. Ahí no dice si es un caso leve, moderado o severo, asintomático o sintomático”, señaló la investigadora al precisar que para evaluar la efectividad de una vacuna se deben medir los casos sintomáticos. Esa información limpia no la tenemos en este momento. Vamos a contar con esa información en un tiempo futuro, digamos 8 semanas”, añadió.

En todo caso el debate quedó abierto para la gran mayoría que desconoce los detalles técnicos y las nomenclaturas de laboratorio. La duda quedó flotando y las iras también, sobre todo debido al ambiente de secretismo en que se han desarrollado los tratos entre el gobierno y los chinos, algo que se arrastra desde la funesta gestión de Martín Vizcarra, en la que incluso se inició el escándalo del vacunagate, que prosiguió en esta gestión de Sagasti, y que le costó el puesto a dos de sus ministras.

La gente no confía en el gobierno ni en el Estado en general después del desastre que han provocado en la pandemia. No han sido capaces de comprar a tiempo las vacunas ni los respiradores ni las plantas de oxígeno, ni de acondicionar los hospitales que están a medio construir, ni repartir la ayuda económica ni de pagar al personal sanitario. Nada de nada. Todo lo que hace el Estado lo hace tarde y mal, si es que lo hace. La mejor especialidad del Estado es ponerle trabas a todo. 

Esto no ha cambiado con la gestión de Sagasti, quien muy suelto de huesos ha salido a decir que no puede comprar las vacunas de Astrazeneca porque “ellos no han iniciado el trámite de su registro ante la Digemid”. Es decir, en plena pandemia seguimos con la misma mentalidad burocrática de siempre, donde los trámites y las licencias ante entidades del Estado son lo primero. Es decir, el pueblo peruano tiene que esperar los seis y ocho meses que le tomará a la Digemid tramitar el registro de Astrazeneca y otras vacunas que ya se están aplicando en el mundo desarrollado y que ya cuentan con aprobación de las entidades reguladoras más importantes del mundo.

¿Cuántos peruanos morirán mientras los burócratas del Digemid pasean los documentos de oficina en oficina hasta otorgarles la respectiva licencia a las vacunas? Esto por supuesto indigna a la población. Más aún cuando en el caso de la vacuna china no esperaron nada para empezar el negociado. Solo hicieron falta, por lo que parece, unas cuantas vacunas de obsequio. Así es como se conducen los gobiernos de Martín Vizcarra y de Francisco Sagasti, que son prácticamente lo mismo. Primero están sus intereses y los de sus amigos, para todo lo demás primero están los requisitos burocráticos. 

Lo más penoso de este escándalo de los resultados preliminares ha sido la actitud de esa casta de politiqueros y periodistas adulones del régimen y dependientes de la mermelada, pues han salido despeinados y alterados a gritar maldiciones contra Willax y Beto Ortiz, pidiendo que se cierre ese canal y se denuncie al periodista por no sé qué cargos. De hecho ya han aparecido denuncias de indignados anónimos.

La oportunidad dio paso también para que el candidato morado Julio Guzmán, hiciera su aparición pública para exigir toda clase de sanciones contra la prensa incómoda de Willax y hasta contra el candidato Rafael López Aliaga, quien en una entrevista opinó que el gobierno de Sagasti debe ser cesado por el Congreso, sugiriendo que se nombre al general (r) Otto Givobich en la presidencia. Esto provocó el ataque histérico de Julio Guzmán, quien salió despavorido a chillar ante la prensa toda clase de adjetivos, desde “golpista” hasta “sedición”. En suma, la reacción de esta gente ha sido patetica.

Es obvio pues que estamos ante una cofradía corrupta que se ha atornillado en el poder por puros enjuagues y chantajes callejeros, y que carece de representatividad. ¿A quién representa Sagasti? Un presidente designado entre rojos y morados en un Congreso donde solo son el 10% y luego de obligar a la mayoría a no poner candidato, bajo el chantaje de las hordas salvajes que salieron a las calles en defensa del régimen corrupto de Vizcarra, como lo manifestó públicamente Julio Guzman, exigiendo la reposición del vacado.

Este gobierno carece pues de representatividad. Y si está tan tranquilo en el gobierno es porque ha seguido la misma fórmula de Vizcarra que consiste en comprar la conciencia de la prensa con publicidad estatal, y el apoyo de la mafia caviar oenegera con contratos de asesoría y consultorías. 

1 comentario:

  1. Este tarado de Dante Bobadilla no acierta ni una. Tu vieja debe estar muy decepcionada de haberte parido, bueno para nada

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