Escribe: Erick Flores
Lo que viene ocurriendo en nuestro país es terrible, pero ya no hablamos del virus chino que ha terminado por desnudar la precariedad de los servicios de salud y ha puesto en evidencia la incapacidad institucional de la que adolece nuestro país; el problema ha alcanzado dimensiones astronómicas en términos económicos porque a la luz de los hechos, la pobreza y extrema pobreza, aspectos que parecían tener fecha de caducidad en algunas décadas más, han crecido exponencialmente debido al quiebre planificado desde el gobierno.
Con una economía sumergida en la informalidad que ha generado el mismo Estado, los que terminan sufriendo las peores consecuencias de este golpe son los que menos espalda financiera tienen. El grueso de los negocios ya han quebrado y el resto están cerca de hacerlo. El escenario es tal cual lo pinta el economista Hernando de Soto, quien advirtió ayer en el diario El Comercio que las muertes que se vienen serán causadas más por incompetencia de un gobierno que ve con buenos ojos arruinar la economía, que por el mismo virus chino.
Tal y como están las cosas, el gran obstáculo a superar sigue siendo desechar la absurda idea de insistir con subsidiar la quiebra. El gobierno de Vizcarra, desde el inicio de esta crisis, ha optado por aplicar medidas desastrosas para la salud económica de los peruanos. Los bonos no sirven si no hay movimiento. La única salida que no seguirá destruyendo a las empresas, convirtiendo a la clase media en pobres y condenando a muerte a los pobres extremos, es la que siempre ha estado a la mano de las autoridades pero que nunca se han atrevido a considerar debido a que, a diferencia del asistencialismo oportuno, esta no permite a los políticos calcular y cosechar popularidad.
No hay mejor programa social que un empleo. Esto nos lo decía el gran Ronald Reagan y este es el principio que debió de haber acogido el gobierno de Vizcarra para no terminar en la situación en la que estamos. La prueba del éxito la tenemos muy cerca, en el vecino país de Uruguay, donde el gobierno tiene las cosas claras y entiende a la perfección que no existe esa ficción que por aquí se han inventado: “la salud o la economía”, para justificar la borrachera de demagogia en la que nos han sumergido nuestros políticos. Un estado de emergencia sanitaria que no destruye la economía, es lo que ha implementado el gobierno de Lacalle Pou y los resultados hablan.
El panorama se ve oscuro y con las señales que el gobierno de Vizcarra ha venido dando, parece que iremos de mal en peor. Esta crisis debería servir para poner en agenda temas que requieren una reforma integral como pueden ser las pensiones o la informalidad, temas que nunca se han discutido fuera de los límites del consenso político establecido. Por aquí es imposible pensar en un sistema previsional como el de Australia, un régimen impositivo como el suizo o el excelente ambiente institucional para hacer negocios que existe en Nueva Zelanda o Irlanda.
El gobierno de Vizcarra debería comenzar por asumir su responsabilidad en esta crisis, dejar de echarle la culpa a la gente y corregir todo lo que ha hecho mal. Deberían de haber consultando a más gente como Hernando de Soto y no haber depositado su fe en charlatanes como Matuk o Zamora. Para nuestro infortunio, la clase política anda concentrada en la asignación de bonos universales, expropiar clínicas privadas, fijar precios de los medicamentos, mandiles rosados, bicicletas y género. No queda de otra que esperar que el gobierno más inútil de la historia, peor incluso que el de Ollanta, termine de una vez por todas. A no ser que llegue un gobierno de izquierda, será muy difícil que haya otro gobierno tan inepto e incapaz como este.
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ResponderEliminarEste mestizo que escribe desde su fanatismo afiebrado pone como ejemplo a Uruguay, país en el que si bien no hubo confinamiento obligarorio, SU GENTE MISMA NO QUISO SALIR A LAS CALLES, ya que según encuestas,el 90 POR CIENTO de su población NO SALIÓ. O sea, mugriento, en el plano de los hechos, hubo un confinamiento VOLUNTARIO que explica que no haya habido una propagación del virus. Si Vizcarra, con todo lo nefasto que es, aplicaba el modelo uruguayo, con gente tan informal e irresponsable que hay en el Perú, LA CIFRA DE MUERTOS SE HUBIESE DISPARADO. Por otro lado, hasta un economista libertario como JRR , citando informes de sus colegas ingleses,ha llegado a decir que de no haber habido confinamiento, LAS PÉRDIDAS ECONÓMICAS HUBIESEN SIDO MÁS GRANDES QUE DE O HABERLA ADOPTADO. VAYA PORQUERÍA DE "ARTÍCULO". Ni para limpiarme el culo.
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