Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El populismo es un cáncer que corroe la política en la mayoría de los países de América Latina. El Perú no es ajeno a este mal. Por el contrario, parece afectar a todos los partidos. Una de las principales características del populismo es el dispendio irresponsable en aras de favorecer a algún sector social, tomando dinero de las arcas fiscales o, peor aun, obligando a las empresas privadas a solventar la benevolencia de los políticos, como acaba de ocurrir.
En estos días vivimos flanqueados por el populismo del gobierno que apela al referendum para reformas que bien pueden hacerse en el Congreso, gasta a manos llenas incrementando el alcance de los programas sociales y promete aumentos a maestros sin ningún tipo de evaluación de méritos. Y todo esto en medio del déficit fiscal que ya lleva tres años sin solución, pese al aumento de impuestos.
Por su parte el Congreso no se queda atrás. Ha escogido Essalud como instrumento de su populismo irresponsable, tomando decisiones que solo le competen a la dirección ejecutiva de esa institución. Primero dio una ley para incorporar 12 mil trabajadores CAS a la planilla de Essalud y hace poco, acaba de aprobar otra ley para cambiar el cálculo de la CTS de ciertos trabajadores, creando un forado a las arcas de Essalud de unos S/. 700 millones, más otras graves consecuencias que ponen en riesgo la calidad del servicio asistencial que presta la institución.
En esta ocasión, y una vez más, Fuerza Popular ha votado junto con la izquierda radical, coincidiendo nuevamente en el populismo, la demagogia y la total irresponsabilidad en el gasto público. Lo primero que cabe preguntarse es ¿por qué el Congreso se toma atribuciones que le competen a las instancias administrativas de Essalud? Simplemente porque pueden. Y pueden porque en la Constitución no se les ha puesto el debido freno a los demagogos del Congreso. Apenas se les ha limitado en su capacidad de aumentar el gasto público, pero pueden aumentar el gasto privado, es decir, el costo a las empresas.
Lo ocurrido con Essalud es una clara muestra de por qué el Estado no debe tener empresas públicas, pues suelen ser manejadas con criterios políticos antes que económicos o técnicos. Así fue como llevaron a la quiebra a todas las empresas públicas que hasta 1990 habían generado pérdidas superiores a los US$ 22 mil millones de aquellos tiempos. Entre los sindicatos y los políticos las empresas estaban en jaque, tal como ocurre ahora mismo con Essalud. En vez de dejar que las empresas mejoren para competir y producir más, las saqueaban. Los sindicatos suelen ser mafias que solo tratan de succionar todo lo que puedan de la empresa o la institución hasta dejarla desfalleciente. Los políticos suelen usar a los sindicatos como plataformas o bases partidarias. Esta nefasta alianza le hizo mucho daño al país y aun sigue.
Por desgracia Essalud es una entidad que permanece cautiva del Estado siendo una entidad privada, pues se sustenta con dinero privado, procedente de los trabajadores. No depende del presupuesto público. Al contrario, el Estado es el principal deudor de Essalud. Sin embargo, el Estado hace y deshace con Essalud al antojo de los gobiernos y de los congresistas. Por eso está como está.
Lo que debería hacer un Congreso pensante y responsable es una reforma que cambie la situación de Essalud sacándola de las manos del Estado y del alcance de los políticos, tal como se hizo en su momento con el Banco Central, por ejemplo. Mientras Essalud siga siendo juguete de los políticos y blanco de su demagogia barata, lo único que le espera a Essalud es vivir en crisis y falencia.
Los congresistas deberían preocuparse de los asegurados, que son millones, en vez de ocuparse de las gollerías de algunos trabajadores de Essalud que tienen total libertad para irse a trabajar a otro lado si no les gusta como los tratan en Essalud. En cambio los asegurados están condenados a atenderse en Essalud sin alternativa, pues los obligan a cotizar a esa institución, a cambio de una pésima atención. ¿Qué han hecho los congresistas por los millones de asegurados que padecen cada día la ignominia de una mala atención en Essalud? Nada. Absolutamente nada. ¿Qué han hecho los congresistas para obligar a las diferentes instancias del Estado a que cumplan con pagarle sus deudas a Essalud? Nada.
Al contrario, lo que acaban de hacer los demagogos congresistas de Fuerza Popular, Frente Amplio y Nuevo Perú es poner en riesgo la atención de estos asegurados. La presidenta ejecutiva de Essalud, Fiorella Molinelli, ya declaró que se paralizará la construcción de varios hospitales, para empezar. Los millones de asegurados de Essalud tendrán que recordar que fueron los votos de Fuerza Popular los que llevaron a su institución a la crisis y al empeoramiento de sus servicios médicos. Eso es lo que habrá que recordárselos siempre.
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