Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Una vez más salió este viernes el corso infantil de los nakos. Lo que se puede concluir de esta última manifestación de histeria fascista contra un grupo político y, en particular, contra un ex presidente enfermo y anciano, es que la estupidez y el odio son buenas aliadas de la ignorancia y la juventud. De hecho, la gran mayoría de manifestantes de odio antifujimorista son jóvenes menores de treinta años, lo cual los descalifica para tener una opinión válida sobre los noventa. No tienen la vivencia ni la perspectiva histórica para valorar los hechos. Solo conocen los cuentos, mitos y mentiras que se repiten en medios y redes. La mayoría son solo jóvenes adoctrinados por la izquierda en el antifujimorismo, del mismo modo en que Sendero Luminoso les cuenta sus propios cuentos para reclutarlos a su favor. A eso se dedica la izquierda en las universidades.
Nuevamente se hicieron presentes en la marcha contra Fujimori todas la lacras de izquierda: comunistas, socialistas, ambientalistas, antauristas, sindicalistas, oenegeros, colectores rojos, partiduchos de izquierda, dirigentes políticos, artistas progres, ex terroristas, así como los infaltables familiares de los terroristas cargando las fotos de sus angelitos. Esta vez se sintió la ausencia del hoy ministro de cultura, Salvador del Solar. Tal vez también PPK hubiera querido salir a marchar, como intentó hacerlo en la campaña junto a los nakos. A estas alturas ya cualquier cosa se puede esperar de este presidente y de su gabinete de lujo.
También hemos vuelto a disfrutar el espectáculo patético de las jovencitas de talleres de arte progre, escenificando los mitos rojos sobre el fujimorismo, como el de las esterilizaciones forzadas con sus úteros de cartón. Esta vez ensayaron nueva coreografía con un show barato digno de cómicos ambulantes, en el que las chicas repetían como zombies: "somos las campesinas que no pudiste esterilizar", unas siete veces. De risa. ¿Se lo creerán realmente?
La verdad es que nadie menor de 30 años tiene competencia moral para juzgar los noventa. Carecen de los elementos de juicio. No vivieron lo que era el Perú en los setenta y ochenta. Nunca escucharon detonar un coche bomba, nunca tuvieron que llorar ni velar a un pariente o amigo asesinado por Sendero Luminoso o el MRTA. Nunca tuvieron que hacer horas de cola en el sol o la lluvia para comprar alimentos básicos racionados. Nunca vivieron en la crisis económica, la hiperinflación, la escasez, la miseria, el miedo. Nunca tuvieron que verse obligados a abandonar el país para tener un futuro, porque acá no había ninguna esperanza. Más de la mitad de la generación de los setenta y ochenta tuvo que huir y largarse de este país, abandonando su barrio, sus amigos y sus padres, para forjarse un futuro afuera porque acá solo se esperaba el triunfo de Sendero Luminoso.
Estos jóvenes marchantes de hoy pertenecen a la época del crecimiento económico, de la opulencia de nuestra economía boyante, de la libertad económica y la libre importación, de los supermercados repletos de productos, de los grifos modernos, de las carreteras en buen estado. No saben cómo era la vida antes y cómo se consiguió superar la crisis para entrar en la senda del desarrollo. Ni siquiera saben a quién se lo tienen que agradecer.
Estos jóvenes marchantes de hoy pertenecen a la época del crecimiento económico, de la opulencia de nuestra economía boyante, de la libertad económica y la libre importación, de los supermercados repletos de productos, de los grifos modernos, de las carreteras en buen estado. No saben cómo era la vida antes y cómo se consiguió superar la crisis para entrar en la senda del desarrollo. Ni siquiera saben a quién se lo tienen que agradecer.
Nada de esto conocen los jóvenes imberbes que salen a marchar con sus estúpidos cartelitos contra Fujimori, creyéndose la conciencia moral del país. No son más que una masa de ignorantes adiestrados por el rojerío con cuentos de terror, como los que escriben en cada comentario de las redes: Fujimori ratero, asesino, corrupto, traidor y otras babosadas por el estilo. Miserables que solo viven del insulto y el odio sin tener conocimientos mínimos de la verdad. Idiotas que siguen creyendo las mentiras de las esterilizaciones forzadas, que fueron denunciadas cinco veces por los rojos ante la Fiscalía y que fueron archivas las cinco veces porque no son más que un montón de mentiras. Tontos que siguen repitiendo la estupidez de los US$ 6 mil millones robados por Fujimori o el mitos de las maletas llenas de oro, etc.
No vale la pena responder una a una las idioteces que cacarean estos ignorantes. Todas son falsas. Hasta el cuento de que renunció por fax es falso. Nunca se han inventado tantas mentiras para engañar a los jóvenes y embarrar a un personaje. Siempre se han tejido mentiras alrededor de Haya, de Belaúnde, y hasta de PPK se dicen cuentos. Pero con Fujimori ya llegaron al nivel del delirio y la estupidez.
Lo importante es que estas marchitas de zombies anda cada vez más desprestigiada. Cada vez son menos. Su patético espectáculo causa más hilaridad que entusiasmo. Los videos que graban las supuestas líderes de opinión solo provocan risas, cuando no pena o lástima. Se trata de la escoria que toda sociedad tiene que soportar. Solo que acá tienen mucha prensa y hacen mucho ruido. Son una minoría bulliciosa y alharacosa, pero no son ni de lejos las élites pensantes. Son solo masas de borregos amaestrados en el odio y repitiendo consignas.
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