La llegada del presidente chino Xi Jinping ha servido, una vez más, para que los patéticos personajes de nuestra fauna progresista y caviar salgan a desfilar con sus clásicas poses de "defensores infatigables de la democracia". En consecuencia, han cargado contra la presencia del "representante de una dictadura", criticando al gobierno por hacer tratos comerciales con los chinos y, para variar, al fujimorismo por la condecoración que Luz Salgado concedió al líder chino.
El cacareo en las redes de parte del gallinero progresista ha sido total. Han señalado como "doble moral" que fustiguemos a las dictaduras venezolana y cubana pero que aceptemos convenios con la dictadura china. Lo único que faltó fue una marcha de "indignados" pulpines, artistas y figuretis de toda estofa, culminando con una vigilia en el "Ojo que llora", para rasgarse las vestiduras a gritos por la presencia del dictador chino. Mención aparte merecen los cándidos poseros de la mediocre prensa nacional, que no dejaron pasar la oportunidad para reclamar al fujimorismo una condena contra la "dictadura comunista".
Los más felices con el alboroto debieron ser los senderistas, pues nadie odia más a este régimen chino que los dementes de Sendero Luminoso. Hay que recordar que SL inició sus acciones terroristas colgando perros en los postes de Lima con carteles que decían "Deng Xiaoping". Diez años antes de la caída del muro de Berlín, en China caía el régimen criminal de Mao Tse Tung con el arresto de su viuda Jiang Quing y de la "banda de los cuatro". De inmediato Deng Xiaoping inició el desmantelamiento del comunismo, introduciendo transformaciones radicales de tipo capitalista que iniciaron el vertiginoso desarrollo de China. Los agricultores por fin pudieron ser dueños de sus tierras y comerciar libremente sus productos en el mercado. China no hubiera salido de su estado semifeudal al que lo llevó el comunismo fanático y genocida de Mao Tse Tung, sin las radicales reformas del nuevo régimen iniciado por Deng Xiaoping en 1979.
La China de hoy aun arrastra viejos problemas políticos de su era comunista, pero no se puede negar el inmenso avance social que ha logrado, sacando a decenas de millones de chinos de la pobreza. No es un modelo ideal pero tampoco es lo que nuestros periodistas criollos han estado pregonando. Al fin y al cabo, nuestras relaciones son esencialmente comerciales y los acuerdos son estrictamente de nivel comercial. China es uno de los principales inversionistas en la región y no estaría nada mal para el Perú captar algo de esa multimillonaria inversión. Lo demás es pura retórica barata.
El Frente Amplio publicó un ridículo comunicado de rechazo a la presencia de Xi Jinping sustentado en que las empresas chinas "no cumplen su responsabilidad laboral y ambiental". Imagínense si vamos a protestar por lo mismo cada vez que viene alguien. No podríamos condecorar a Michelle Bachelet porque las empresas chilenas tienen algunos problemas acá. Tampoco podríamos condecorar al rey Felipe porque las empresas españolas tienen algunos problemas con sus clientes y la SUNAT. Y así por el estilo, habría que rechazar la presencia de todos por culpa de las empresas de su país. Algo estúpido realmente. En el fondo el rechazo del Frente Amplio se debe a la misma razón de Sendero Luminoso: detestan al régimen que mandó a la basura al comunismo genocida y abrazó el capitalismo en China.
En cuanto a nuestros periodistas poseros "luchadores por la democracia" les recomendamos que mejor traten de educarse. Son una lástima. Cada vez más quedan como simples payasos.
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