lunes, 14 de noviembre de 2016

La deprimente realidad del progresismo


En estos días hemos descubierto algo sorprendente: que en el progresismo sobran los expertos en salud mental, específicamente en depresión. No solo eso sino que se vuelven expertos de un momento a otro. Todo a raíz de una simple frase de Keiko Fujimori en un evento partidario. Y como todo vale para atacar a Keiko, el progresismo emprendió una vez más sus obsesivas arremetidas contra Keiko para criticar una simple frase sin trascendencia. ¿Qué se puede comentar de este comportamiento tan ridículo del progresismo? Varias cosas.

Primero, hacía rato que los progres andaban como una jauría rabiosa merodeando en la calle, impacientes por la aparición de Keiko. La extrañaban. Sin ella no viven. Se limitaban a criticarla por su silencio y poco faltó para que hicieran una marcha exigiendo la reaparición de Keiko. Hasta que ella apareció en una actividad partidaria y dio un mensaje a sus seguidores. Fue suficiente para que el progresismo emprendiera nuevamente su cruzada anti Keiko.

El motivo no importa. La expresión de Keiko acerca de que solo los perdedores se deprimen, o algo así, no pasa de ser una expresión coloquial sin mayor relevancia. Pero fue la frase elegida por el progresismo para ensañarse con Keiko asumiendo la ridícula defensa de los pacientes con depresión y que “no son perdedores”. ¿No es un chiste? No. Es la triste realidad del progresismo de este país. Lo que nos lleva a estas opciones: a) ¿Son los progresistas realmente tan imbéciles que carecen de los más mínimos niveles de comprensión? b) ¿Son tan pueriles que usan cualquier cosa para seguir con su obsesión anti Keiko? 

En cualquier caso, el asunto refleja la pobreza mental del progresismo que está llevando la política nacional hacia el chiquero donde las izquierdas discuten por sus liderazgos múltiples y baratos. Es decir, discutir por nimiedades y utilizar cualquier cosa como pretexto para atacar sin mayor sentido, solo por atacar y criticar. Ni un solo progre se ha quedado sin opinar contra Keiko por el asunto de la depresión. Ni uno solo. Han hecho cola para lanzarle su piedra a Keiko y luego tomarse una foto para La República o La Mula. Hoy mismo siguen publicando sus columnas anti Keiko. Hasta el seboso ex procurador antifujimorista, Julio Arbizu, se estrena hoy como experto en depresión, como si no bastara con verlo para deprimirse. 

Desde luego que esto no es una defensa de Keiko Fujimori. Es simplemente una defensa de la racionalidad y la decencia en la política. No se puede recurrir a tan falsas y ridículas poses de defensa de supuestos agraviados, ni a un tema del cual no saben nada ni se han ocupado jamás en sus vidas, solo para usarlo como pretexto barato en la vieja cacerías de brujas de la progrería antifujimorista. Este espectáculo patético de progres cacareando sobre la depresión debe bastar para darnos cuenta de la clase de payasos de la política que son. ¿O creen estos pobres enajenados mentales que la gente se traga el cuento de que Keiko estaba insultando a los pacientes con depresión?

La política es un mundo de ideas, no de odios. Si quieren debatir, bienvenido el debate. Pero sobre ideas concretas. El mundillo progresista no es un escenario de ideas sino de odios. En ellos solo predomina el odio y el estigma hacia colectivos enteros no por sus ideas sino por lo que “representan” para los progres. De modo que para estos nada interesan las ideas ni los planteamientos. Todo lo que ellos combaten son colectivos enteros, que pueden ser clases sociales, partidos, empresarios y cualquier grupo humano que vean como enemigos. El progresismo se alimenta de odios y predica odios. Su mensaje desvirtúa las ideas para centrarse siempre en la estigmatización de estos colectivos señalados como enemigos. Su tarea es adoctrinar jóvenes en el odio a estos colectivos. Por eso siempre verán a los progres como jaurías hambrientas corriendo detrás de alguna víctima, sin importar el pretexto.

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