Por: Dante Bobadilla Ramírez
Uno de los más grandes misterios de la humanidad es la vocación de las masas por el suicidio colectivo en aras de un paraíso ficticio. Perseguir un ideal no es necesariamente suicida, pero hacerlo a costa de idolatrar a un dictador que promete el paraíso mientras esclaviza al pueblo y lo hunde en la miseria, es definitivamente un suicidio. Nunca olvidemos que el pueblo alemán idolatraba a Hitler, un sujeto que prometía todo pero que solo provocó la destrucción de Alemania y la muerte de millones de alemanes. La lista de dictadores criminales idolatrados por las masas es larga y hoy llega hasta Nicolás Maduro, un ignorante absoluto que está llevando al pueblo venezolano a vivir los peores momentos de toda su historia. Pero un sujeto que fue elegido, después de todo.
En el Perú no estamos libres de estas tentaciones suicidas. Quizá la frase que mejor describe esta patética tendencia peruana es "Antes los chilenos que Piérola". Una frase que se actualiza en nuestros días en cada elección, prácticamente, porque acá la gente prefiere cualquier cosa, incluso el suicidio, antes que ver triunfar a quien detesta. Solo así pudieron ser presidentes sujetos de la catadura de Ollanta y Toledo. Pero también sería justo añadir a Alberto Fujimori, pues no olvidemos que a él lo eligieron solo para no ver ganar a Vargas Llosa. Esta lógica perversa que domina la mente de los peruanos se aprecia hoy frente al tema de los impuestos. Es algo sorprendente.
Frente a la propuesta del gobierno de rebajar el IGV en un punto, han salido muchos a oponerse. Uno se pregunta ¿qué le pasa a esta gente? ¿Le gusta pagar más? ¿No son los mismos que andan pidiendo una rebajita? ¿Por qué entonces se oponen a que les bajen el IGV y puedan pagar menos? Es algo que no tiene sentido. ¿Cuál es el argumento que exponen estos opositores? Pues que esa rebaja "solo beneficia a las grandes empresas". Así como se lee. Ellos prefieren pagarle más al Estado antes que las empresas se beneficien. Una muestra más de la patética mentalidad anti empresa y pro Estado que domina a la mayoría de peruanos.
Probablemente esta gente nunca ha revisado su recibo de luz o telefonía, donde claramente existe una columna que señala cuánto le está pagando al Estado por concepto de IGV. Si el porcentaje del IGV fuese menor, esas cifras también se reducirían y pagaríamos menos. Es muy simple. Y lo mismo tendría que pasar con todos los servicios y otros pagos que se hacen formalmente, incluyendo la compra de gasolina o gas. Algo es algo, pero se ahorra. Sin embargo hay un montón de gente que no quiere que el gobierno baje el IGV. ¿Se volvieron locos? ¿Quieren pagarle más al Estado? No, lo que no quieren es que algunas empresas se aprovechen y no bajen sus precios. Entonces viene la lógica del suicida: "primero me jodo yo antes que alguna empresa se beneficie".
Claro que además hay quienes se apoyan en el hecho de que hay economistas que se oponen. Pero ellos lo hacen como economistas, su nivel de análisis está centrado en cosas como el déficit fiscal y la presión tributaria. Esos no son los argumentos que a la gente común y corriente debe interesarle. A nosotros lo único que nos debería importar es que pagaremos menos. Quizá no en todos los casos, pero si en muchos, y en los fundamentales, como por ejemplo en el supermercado. Pero no deja de sorprender que mucha gente prefiera el suicidio de su propio bolsillo alimentando al Estado inepto, corrupto y ladrón, antes que ver alguna empresa ganándose alguito. Es ridículo, francamente.
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