Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Parece que soy famoso. Hoy el progresismo me elevó al estrellato. En la tarde abrí mi cuenta de Twitter y encontré miles de mensajes atrevidos donde me llamaban desde miserable hasta hijo de puta, pasando por fujimorista, que desde luego, era también un insulto. ¿Cuál era el motivo del cyberbulling progre? Pues un tuit que lancé haciendo referencia a un mensaje de Indira Huilca. Este mensaje decía "Cipriani hace apología de la violencia en un país de violadores". ¿Cómo se puede decir tanta boludez? ¿En serio esta chica cree que Cipriani hace apología de la violencia? ¿O es que tiene el cerebro de un gato para razonar? ¿Y qué es eso de tachar al país como un país de violadores? Me parece un exceso de estupidez, francamente. Así que ni corto ni perezoso repliqué con un tuit en el estilo jodón que uso en el Twitter con el mensaje "¿Y a esta quién la violó?".
Horas después la indignación progresista fue creciendo como una marea roja. No sospeché que había tantos indiralovers que ya habían elevado a la chica Indira Huilca al altar del progresismo, haciéndola nueva santa patrona intocable de la progresía. Por supuesto no perdí tiempo en leer la cantidad de basura impregnada de llanto progre que había en mi TL. Incluso algunos amigos me llamaron y me enviaron mensajes preocupados, advirtiéndome de lo que ocurría en las redes, adjuntando imágenes de gente que ni siquiera conozco pero que dicen que son famosos y que decían pestes de mi. En fin, son gajes del oficio. Me tienen sin cuidado. No es la primera vez que la progrería me trolea. Ya sé cómo actúan: te buscan en la web y empiezan a publicar tus perfiles con toda clase de insultos y bajezas. Eso los excita. Pero, como dije, me tiene sin cuidado. No tengo vinculación con ninguna universidad ni empresa ni partido, no tengo patrones, no le debo nada a nadie, gozo de perfecta salud, llevo una vida ordenada, duermo bien y tengo excelentes sueños. Me divierte fastidiar a los rojos, eso si. Así que todo lo que haga la piara de progresistas me resbala. Solo cabe decir algunas precisiones sobre el tema.
A partir de los mensajes queda claro que los progres se sienten intocables. Solo ellos tienen la libertad de burlarse de alguien, de insultar, ofender, difamar y trolear a quien les da la gana, desde Keiko y Cipriani hasta cualquier tuitero insignificante, incluyendo colectivos enteros como el fujimorismo o la Iglesia. La matonería de la izquierda evidencia no solo sus ínfulas sino su enferma perversidad para hacer campañas y política en general. Recordemos que ellos tienen la violencia en la mente en forma de ideología de la bondad, tienen el ADN de la violencia política y del terrorismo. Su actuación en las redes y en las calles es la clásica muestra del totalitarismo. Ellos no toleran ideas disidentes. Estás con ellos o contra la patria. Son lo que son y ya el mundo los conoce a través de la historia. No hace falta presentarlos.
Por otro lado me resulta patético que hayan convertido a Indira Huilca en la portaestandarte de una "nueva izquierda". Su único "valor" es ser antifujimorista. Fuera de eso carece de relevancia intelectual. La adoctrinaron a temprana edad para convertirla en víctima del Estado fujimorista y hoy es una fanática progre del nivel más básico, como lo delatan sus expresiones y acciones. A cada rato dice tonterías. Flaco favor le hace a la causa de izquierda. Por todo esto resulta penoso que la eleven a los altares y la conviertan en "víctima" de un "agresor" del Twitter, cuando evidentemente solo me burlaba de sus expresiones ridículas. En realidad Indira Huilca refleja bien el nivel general de la izquierda. Lo dejo allí. Este tema no da para más.
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