Escrito por: Elvis Occ
El
historiador y profesor universitario Antonio Zapata, aclamado a rabiar desde la
izquierda más cavernaria hasta la caviarada más chic de La Lomas, escribió un artículo
que insulta la inteligencia de cualquiera con algo de cultura general. En el
escrito de marras publicado en La Republica -como no podia ser de otro modo- y titulado: Las Derechas en el Perú,
Antonio intenta hacernos creer que Perú es el país más derechista de Latinoamérica.
Curiosamente concluye invocando a la
diosa fortuna en favor de Veronika Mendoza, lo que sutilmente implica que “la
derecha” es desafortunada cosa para el país. Todo esto, como si en verdad
hubiera existido una derecha pura y dura en el Perú. Sin embargo yo sospecho
que la intención es otro mucho más siniestra que lo que a simple vista se puede
leer. Sorprendentemente, las cercanas elecciones de Abril está siendo nefasta para algunos académicos.
Cita a
Billinghurst y Velasco como los únicos gobiernos de izquierda –gracias a Dios-
y no menciona el primer gobierno de Alan García como tal. Quizá porque fue el más
desastroso gobierno izquierdoso democráticamente electo de la historia
republicana. Lo que incomoda a cualquiera
meridianamente versado en la materia, es la inexactitud en su aseveración
acerca de “las derechas”. Para comenzar nunca hubo derecha en el Perú, lo que
hubo fue una práctica mercantilista salvaje y brutal de actitud virreinal y
proezas expoliadoras que con el tiempo se atemperaron. Para sorpresa nuestra y
no contento con semejante disparate, el profe de historia pasa a enumerar la
derecha peruviana y sus variantes encapsuladas en partidos como el Apra, PPC, FP, AAP y PPK. Como si el cáncer discriminara.
Antonio
Zapata no escatima esfuerzo alguno en meter el mercantilismo histórico -y hasta hace poco aristocrático- de nuestro país, en un apretado sache desechable para etiquetarla de derecha. En buen castellano: nos vende gato por liebre. Tal
empresa no es gratuita pues su objetivo es convertir al mercantilismo en sinónimo
de derecha y a los que puntean las encuestas en homonimia de todo lo malo que se
pudre en la política nuestra, con excepción de su amada izquierda. Ignora que el
mercantilismo no tiene bandera y prospera tanto en una democracia como en una
dictadura o gobierno de izquierda. El mercantilismo necesita del “Ménage à trois”, de un triángulo matrimonial político:
ellos, el estado y un partido. Susana Villarán, Fuerza Social y su gestión como
alcaldesa es el caso insignia que grafica a cabalidad semejante despropósito.
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