Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
A estas alturas parece obvio que Keiko Fujimori será la próxima presidenta del Perú. Tendría que ocurrir un terremoto para que no entre a la segunda vuelta. Está tan fija en su primer lugar, con tanta ventaja, que ninguno de los otros candidatos se ocupa de ella. Además ¿qué podrían ya decir que no hayan dicho sobre ella? Aburren sus lamentables frases como "la hija del ladrón" o "la hija del dictador" que ya a nadie le causa otro efecto que el rechazo, más aun en tiempos en que se está luchando contra la discriminación y la violencia contra la mujer. El cuco que montaron en el 2011 para hacer ganar a Ollanta Humala ya no asusta.
Dando por descontado que Keiko pasará a la segunda vuelta, si es que al final no gana en primera, porque cabe también esa posibilidad, está visto que le ganaría a cualquiera en la segunda vuelta. No sería raro que se presentara el escenario de 1985 en que Alan García sacó tanta ventaja en primera vuelta, que Alfonso Barrantes tiró la toalla y desistió de ir a la segunda vuelta. De modo que si las cosas siguen como están, Keiko estará colocándose la banda presidencial en julio, aunque le duela a toda esa plaga de enfermos mentales delirantes del antifujimorismo.
¿Qué tendría que ocurrir para que Keiko no gane? La única posibilidad es que aparezca de la nada un outsider, una especie de Alberto Fujimori bajándose con su tractor al candidato puntero y seguro, como ocurrió en 1990. Esto es algo que -como ocurrió entonces- no sabremos hasta el último momento. Por eso se llaman outsider, y no porque sale en los medios con su cartel de "outsider" sin partido ni padrinos. Es lo único que podría cambiar el destino que se vislumbra hoy.
La debacle de los partidos y el triste espectáculo de candidatos enlazados en una pelea de barro, no hace más que hundirlos más en el desprestigio. Alan García no tuvo mejor idea que sacarle en cara a su rival directo, César Acuña, ser un maltratador de mujeres. La respuesta no tardó en llegar recordando que Alan García humilló a su esposa Pilar Nores ante todo el país, reconociendo haber tenido un hijo fuera del matrimonio. A esto hay que sumarle la vocación por el plagio que ha delatado al partido aprista como una plaga de incapaces que, tras 80 años en la política, no pueden armar un plan de gobierno. Es más, deberían solamente actualizarlo. Pero ni eso.
De Toledo es mejor ni ocuparse. No vale la pena desperdiciar una sola linea en ese fantoche. Y en la misma linea está la izquierda en su conjunto, dividida en varios colectores de cuatro gatos. Si hasta el chamán Sergio Tejada quiere ser candidato. Ya con eso nos dicen todo. Claro que la calabacita roja Verónica Mendoza no está muy distante en capacidad mental y experiencia política que Tejada. Pero es lo que hay en la izquierda. Nadie entiende por qué estos brutos no lanzan de candidatos a personajes de talla como Julio Cotler o Salomón Lerner. Hay muchos que podrían ser buenos candidatos en la izquierda en vez de toda esa plaga de mamarrachos que se pelean por el cargo.
Por su parte, los falsos "outsiders" se han desinflado por completo. Ninguno da la talla. Guzmán parecía buen técnico pero como político es más desabrido que ostia dominical. El loquito Claudio Zolla no la hace más que como payasito de campaña. Mejor que vuelva a su manicomio de la fe y siga predicando. Ya hay demasiados fanáticos de la fe metidos en política como para que encima quieran ser presidentes. Ni Ezequiel Ataucusi ni el Pastor Lay lograron atraer al rebaño. Tanto mejor. ¿Saldrá un verdadero outsider? Tendremos que esperar al cierre de inscripciones electorales para saber quiénes están realmente en el partidor y hacer las apuestas.
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