Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El sancochado rojo denominado Frente Amplio decidió someter al voto popular la designación de su candidato a la presidencia, acto que los columnistas del progresismo llaman "primarias" evocando los procesos de los dos principales partidos de los EEUU, pero que además festejan y restriegan a los demás alegando que es la primera vez en la historia que un candidato saldrá de elección popular, y dando a entender que no hay sector más democrático que la izquierda. Pero no porque el lobo se disfrace de cordero deja de ser lobo. La izquierda nunca ha sido y nunca será democrática.
Según los cálculos más optimistas, el evento electoral del rojerío ha convocado a unas 30 mil personas, de una población de más de 20 millones de electores. A su favor hay que decir que en esta ocasión el voto no era obligatorio y desconocemos el universo de votantes voluntarios en el Perú. De todos modos la cantidad es exigua y dada su raleada militancia bien podrían haberse ahorrado el trabajito con una asamblea general de delegados que votaran a mano alzada, como siempre se ha hecho y no deja de ser democrático. Es más inteligente tomar la opción más práctica. Pero en fin, son rojos y no se les puede pedir criterio. La pose siempre los vence.
A una semana de las famosas "primarias" no hay resultados oficiales. Por lo pronto se sabe que la favorita es Verónica Mendoza y por amplio margen. El adelanto ofrecido la señala con un 43% de los votos frente a un 37% de Marco Arana. Esto significa que el cura antiminero no cuenta ni con las simpatías de la izquierda, pero se da el lujo de imponerle a todo el país su doctrina antiminera a punta de paros, marchas, tomas de carretera, asaltos a instalaciones mineras y muertos. Y luego se presentan como los más democráticos porque montaron unas elecciones internas. Deberían empezar a respetar a las grandes mayorías del país que están muy lejos de esas posiciones de izquierda. Todo el rojerío en su conjunto siguen perdidos dentro del margen del error estadístico.
Ahora bien, suponiendo que la triunfadora sea Verónika Mendoza sería realmente jocoso, pues resultaría que Marco Arana, el máximo ideólogo del ambientalismo antiminero, creador del nuevo modelo de desarrollo post extractivista y promotor de la secta mejor organizada y de mayor vigencia de la izquierda, como es Tierra y Libertad, quedaría fuera de la contienda, siendo además el propietario de la inscripción electoral. Eso pasa porque las masas nunca votan por ideas sino por simpatías. Verónika Mendoza es una dulce calabacita que acaba de aparecer en la política de la mano de Nadine Heredia, de quien fuera su mandadera hasta que renunció con el grupo de extremistas rojos que huyeron del nacionalismo. Verónika Mendoza carece de trayectoria política y de cualquier otra clase de trayectoria. No es nadie. Se ha memorizado el discurso progre de moda, el cual cacarea con su voz de niña aplicada. Sin duda tiene más jale que el terrorista antiminero Marco Arana y ya ni se diga de los demás cavernícolas comunistas que compitieron sin sacar ni el 3% en las "primarias" de la izquierda. Eso debería bastar para el ajusticiamiento popular.
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