viernes, 10 de julio de 2015

Psicocharlatanes en los medios


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El mundo de la farándula ha ampliado sus linderos para incorporar a psicólogos muy reconocidos en los medios por la facilidad con que diagnostican, aconsejan y resuelven todo, y casi siempre usando los mismos conceptos, fórmulas mágicas y lugares comunes. Como muchas cosas, este fenómeno tampoco es nuevo. Ya en la antigüedad de nuestra TV, estaba siempre presente Artidoro Cáceres para explicar con profunda e ignota sapiencia lo que ocurría en la mente de los personajes del set. Así que por figuretis de esta clase nunca nos hemos quedado cortos. Más bien sobran.

En épocas más recientes hemos tenido que soportar a la psicocharlatana Carmen González, más conocida por el alias de la "doctora Cachetada", experta en repartir diagnósticos clínicos a los políticos desde los medios de izquierda. En una rápida revisión de sus entrevistas encontramos varias perlas. Por ejemplo, dijo muy campante que Keiko sufre un Complejo de Elektra y que "se cree superior porque sufre un complejo de inferioridad". Del alcalde Castañeda estableció que tiene un rasgo psicopático, carece de sensibilidad y guarda una envidia muy profunda por Susana Villarán "porque no tiene lo que ella tiene". De Alberto Fujimori determinó que tiene "marcados rasgos psicopáticos que anulan su capacidad para tener sentimientos de culpa", y le recomendó, como terapia para su depresión, pedir perdón a los deudos de La Cantuta y Barrios Altos. Sobre Alan García sentenció que "tiene una identidad o personalidad falseta, una sonrisa inmotivada y es una persona con un falso cinismo que busca llamar la atención y demuestra inmadurez".

Como se ve, la Dra. Cachetada sirve al progresismo cual mona de organillero, haciendo piruetas antes de sacar un papelito con la suerte del desdichado. El principal problema es que para decir las barbaridades que dice, se escuda en su condición de psicóloga. Medios progres como La República, Diario16 o IDL, aprovechan la inconducta profesional de esta señora para atacar a sus adversarios políticos bajo un aparente sustento "científico" en la psicología de sus enemigos. No hay duda que esta señora es un peligro andando, además de una auténtica estafadora que merece, al menos, la condena del Colegio de Psicólogos por una evidente falta al código de ética.

Pero todas estas cosas son absolutamente normales en Perusalén. O lo eran hasta que Tomás Angulo se chocó con las figuritas de los realitys juveniles de moda en la TV. Una chiquilla agraviada le recomendó al doctor Angulo que se metiera sus diagnósticos al culo. Así como se lee. Allí se armó el lío, pero no con la chiquilla lenguaraz que acabó como una especie de heroína de cómic, sino con el doctorcito. Hasta el Colegio de Psicólogos, allí sí, publicó un pronunciamiento peor redactado que un informe psicológico de hospital, para decir que el Dr. Angulo no estaba "habilitado", lo cual significa simplemente que el famoso Dr. Angulo no ha pagado el cupo que el Colegio cobra a los psicólogos para permitirles ejercer su profesión. Porque, al igual que todo colegio profesional, este también es una forma de mafia legalizada para extorsionar a los profesionales con la venia del Estado.

Al final de todo este bochornoso espectáculo, quienes quedamos mal somos los psicólogos. Además del casi total desconocimiento que la gente tiene acerca de lo que es la psicología, con estos papelones la imagen de la psicología acaba por los suelos. Así que trataré de limpiarla un poco apelando a una explicación, lo más breve posible.

En primer lugar separemos a la psicología como ciencia de lo que son las diversas disciplinas aplicativas de servicio social que la rodean y que caen, más bien, en el terreno de lo técnico-asistencial. Una cosa es la ciencia y otra, los oficios que se derivan de ella o crecen a su alrededor, aunque no estén vinculadas necesariamente. La psicología, en tanto ciencia se ocupa de los procesos mentales, estudiando básicamente el procesamiento de la información en la mente, lo que incluye el pensamiento, la conciencia, el aprendizaje, el lenguaje con otras formas de comunicación dentro de una red de interrelación sociocultural. Hay muchas especialidades dentro de esta ciencia, como la psicología cognitiva, la antropológica, la psicolingüística, la del aprendizaje, la psiconeurología, etc. En el otro extremo, o fuera de este núcleo, ubicamos a los oficios que aplican (o no) el conocimiento derivado de esta ciencia, tales como la psicoterapia, en el campo clínico. Hay otros campos aplicativos en la empresa, la escuela, etc. Pero sin duda el aspecto más popular es el de la psicoterapia, o sea, una aplicación básicamente técnica asistencial dentro del campo clínico. Pero hay que dejar bien en claro que no todo lo que se usa en ese campo pertenece a o deriva de la psicología ni es psicología. Hay todo un mercado persa de talleres formativos en variedad de técnicas de intervención "terapéutica" que se presentan como "psicologías" pero la gran mayoría anda bastante cuestionada. No pasan de ser más que malabarismos efectistas sin ningún respaldo científico.


El problema de este escenario clínico terapéutico es que se ha pervertido por la clase de asuntos que la gente lleva al consultorio y por la clase de técnicas que los psicólogos (y otros) deciden aplicar. El campo clínico de la psicología tiene que ver con trastornos psíquicos, como por ejemplo, obsesivo-compulsivos, fobias diversas, sindromes post traumáticos, etc. Sin embargo la gente cree que debe ir al psicólogo porque se peleó con la pareja, porque su hijo hace berrinches o porque no se lleva con la suegra. Mil problemas de la vida cotidiana acaban en el consultorio del psicólogo sin ser problemas propios del campo de la psicología. Ningún psicólogo está preparado para resolver problemas de la vida cotidiana. Solo basta revisar el plan de estudios de la carrera en cualquier facultad y verán que no hay nada que capacite a un psicólogo para resolver problemas de la vida cotidiana. Pero lo hacen. Ese ya es otro asunto. No es culpa de la psicología.

E
sta situación ha llevado a que muchos psicólogos acaben compitiendo con toda clase de chamanes y curanderos, sanadores espirituales, consejeros y psicocharlatanes de diversa especie. Por lo mismo, he visto que muchos incluyen en su oferta curativa las más variadas y extravagantes técnicas con nombres rimbombantes. Casi nada de eso es psicología. Así que por favor, hay que diferenciar a los psicocharlatanes curativos y mediáticos de los psicólogos. También hay que distinguir entre el gran circo de ofertas curativas que se ofrecen con nombres variados, que incluyen el prefijo "psico" o el sufijo "terapia" de lo que son las verdaderas técnicas de la psicología clínica. Espero que haya quedado claro. Antes de acudir a un psicólogo primero pregúntese si su problema es psíquico, de lo contrario vaya donde una amiga o una tía. Le saldrá más barato.

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