Por: Liz Tanaka Guzmán
A propósito de las próximas elecciones en el Perú, y ante la crisis que el Perú atraviesa en todo nivel: económico, social, institucional y moral; no puedo evitar pensar en el tipo de líder que necesita el Perú. Lo que el Perú necesita es un verdadero líder al estilo de Ronald Reagan, el gran comunicador, el líder decisivo que con sus acciones respaldó cada una de sus palabras, el líder que sin disparar un arma terminó con la guerra fría, el líder que con una sonrisa en los labios, pero con una columna vertebral de hierro, se enfrentó a todos los enemigos del país, domésticos y externos, desde la inflación, el desempleo, la recesión hasta el imperio ruso.
Ronald Reagan no necesitaba el apoyo de los medios de comunicación; él se dirigía directamente a los americanos, su relación con ellos era íntima y fortalecida conforme avanzaban sus dos gobiernos; enamoró a los americanos demócratas e hizo que votaran por él, recibieron el nombre de "demócratas por Reagan".
El Perú necesita ese gran comunicador, ese líder que sin miedo soluciona problemas dirigiéndose a la fuente. Lo que vemos alrededor de los proyectos mineros jamás hubiera ocurrido si el Perú hubiera tenido un verdadero líder, con una gran habilidad de comunicación y negociación. El nuevo presidente debe instalarse en los departamentos críticos para el crecimiento del Perú, ya sea por sus recursos naturales o por su nivel de conflicto. Un líder que conoce su país, se adelanta a los problemas antes de que sea demasiado tarde.
Necesitamos un presidente proactivo, viajero, para que como buen vendedor, venda la imagen, los productos y la mano de obra peruana en el mundo. Como representante del país debe conocer a fondo los activos y recursos humanos de su país. Un profesor que no tenga temor de dictar una clase de economía, de relaciones laborales, de competitividad tanto a su Congreso como a su pueblo. No se comprende lo que no se conoce, no se defiende lo que no se aprecia, no se mejora sin competencia.
Hace falta un líder con mano dura, con cero tolerancia para el crimen, el narcotráfico y la corrupción dando el ejemplo y haciendo cumplir las leyes sin excepción. Un presidente comprometido con el crecimiento económico del país, con ese elusivo 7% de crecimiento necesario para erradicar la pobreza del Perú en corto tiempo, un presidente que trabaje mano a mano con su ministro de economía y con el motor de la economía, ese sector privado al que hay que apoyar no para que los ricos se hagan más ricos, sino para que creen más empleos y para que se promueva el consumo interno como segundo motor del crecimiento del Perú.
Hace falta un presidente que vaya a tocar las puertas de los que estén listos para apostarle al Perú, a todo el que cuente con capital dentro y fuera de la nación. Un presidente que entienda y actúe para hacer que el Perú se convierta en el imán de inversión, en el país más competitivo de la región. Los que no cuenten con estas cualidades por favor que no postulen. Lo último que necesita el Perú es otro populista de izquierda que haga promesas que solo son cheques sin fondos, y que haga retroceder al Perú cinco años más. Cinco años que pierden nuestros ciudadanos, nuestros hijos, nuestros nietos. Eso, señores es inmoral. Pensemos en un líder como los que cambiaron el mundo.
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