Por: Juan Carlos Vásquez Peña
La objetividad de algunos medios como La República está cada vez más cuestionada. Sobre todo cuando se trata de informes sobre la actividad minera. En esta ocasión sorprenden a sus lectores con una nota alarmista que da cuenta de un supuesto estudio elaborada no por un comité científico o universidad sino por nada menos que una Asociación de DDHH y una estación de radio. La nota publicada dice así:
Las cuencas de Chuyugual, Perejil y Caballo Moro, ubicadas en la sierra de La Libertad, se están viendo afectadas por la actividad minera (…) principalmente de forma ilegal. Esto resultados preliminares se desprenden del estudio (…) que promueve el Instituto Peruano de Educación en Derechos Humanos y la Paz (IPEDEHP) y la Asociación Chami Radio 1140 (…).Las dos principales fuentes de contaminación son la minera San Simón y otras cinco mineras (…) que se encuentran ubicadas en el cerro El Toro, provincia de Sánchez Carrión. “Los efluentes que van al río son bastante contaminados, se ve el agua negra y se aprecian los sedimentos (…) se denota mayor contaminación, ya sea por arsénico, cadmio, cobre, esto en la cuenca Chuyugual”, precisó el ingeniero geólogo Luis Enrique Gamboa.
Una noticia impactante a primera vista. Las malvadas mineras están contaminando los valles de La Libertad… sólo que los valles indicados no corresponden con la ubicación de las mineras mencionadas. Veamos esto más de cerca.
Las cuencas de Chuyugual, Perejil y Caballo Moro conforman las nacientes del denominado “Alto Chicama”, donde se encuentra en producción y operación la mina aurífera Lagunas Norte de Minera Barrick Misquichilca S.A. Mientras los ríos Perejil y Caballo Moro vierten sus aguas al Pacífico, el río Chuyugual se une al río Condebamba y va al Atlántico. La minera San Simón se encuentra en la cuenca del río Yamobamba, a 10 km de las cuencas mencionadas, y donde también opera la minera La Arena S.A. (Río Alto Mining). Las minas informales del cerro El Toro se encuentran al costado de la ciudad de Huamachuco, a 30km al Este de las cuencas mencionadas, y desembocan en una pequeña quebrada que vierte sus aguas al río Condebamba, el principal de la zona sur de Cajamarca. Primer Error
El “geólogo” Gamboa y su Instituto de DDHH y Paz dan a entender la existencia de contaminación en base a pruebas visuales (“se ve el agua negra y sedimentos”), pero no mencionan que estudios realizaron, que tipos de muestras sacaron (sedimentos de quebrada, muestras de roca, muestras de agua), tampoco mencionan los ensayos de laboratorio realizados, que laboratorio emplearon (o si está certificado) y, sobretodo, la línea base con la cual están comparando este “aumento” en los elementos contaminantes. Segundo Error
El supuesto geólogo Gamboa insiste que la mina San Simón se encuentra en la cuenca Chuyugual, lo cual denota confusión o falta de conocimiento de la zona. Tercer Error
En el Cerro El Toro no se extrae carbón como dice la nota, este cerro es conocido desde tiempo muy antiguo por sus recursos auríferos y en la actualidad tiene una cantidad de mineros informales que sobrepasa el millar. Cuarto Error
Finalmente, el Quinto Error parte del hecho de mencionar las 3 quebradas, en lo que parece ser un intento de involucrar a un tercero (Barrick) en las posibles actividades contaminantes de otras empresas que operan en otras cuencas diferentes.
No soy ingenuo, la minería contamina, al igual que cualquier otra actividad económica humana. La diferencia reside en los trabajos que hacen para mitigar la huella contaminadora que dejan, trabajos que son intensivos, muy tecnificados y basados en la ciencia en el caso de las mineras formales modernas, y que casi siempre está ausente en las mineras informales. Sin embargo el artículo combina muy mal datos de quebradas, empresas, observaciones cualitativas (por cuanto no presentan un reporte técnico, por lo menos preliminar) para generar en el lector la idea de que las malvadas mineras están confabuladas para contaminar un idílico paisaje de la sierra norte del país. Debido también a la pobreza de desarrollo del artículo no se puede precisar si el periodista que cubrió el evento fue sorprendido por organizaciones con una clara agenda desacreditadora o si fue este el que combinó datos de forma tan irresponsable y penosa, con la esperanza que nadie se dé cuenta. Lo único que me deja esto es que el “diario líder de visitas en internet” debería, por su propio bien y credibilidad, revisar las noticias que suelta. Que la noticia coincida con su posición política o ideológica no la hace valedera per se.
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