Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El Perú es la república del floro. Acá todos se mueve al ritmo de un buen verso. Ni siquiera hace falta pensar. Basta con coger unos cuantos clichés clásicos y adoptar las poses tradicionales, como la lucha contra la corrupción, que está tan de moda en estos días. Pose y floro que se viene repitiendo desde los días de Toledo mientras la corrupción aumenta sin parar. Anoche el Congreso de la República (ese teatro patético donde se escenifica la política) se ha sumado a esta "lucha contra la corrupción" aprobando cambios que no cambian nada. Son, una vez más, puro floro y pose.
Para empezar han cambiado el nombre del cargo. Ya no será presidente sino gobernador, con lo cual todo el mundo tendrá que gastar dinero público para cambiar escudos, membretes y papelería oficial. En segundo lugar han eliminado la reelección inmediata, con lo cual han saltado las graderías para aplaudir la revolucionaria transformación. Opinólgos expertos y autoridades ya salieron a felicitar la magna decisión que, según dicen, fortalece la democracia. Verso y floro, nada más.
En las últimas elecciones solo se han reelegido 3 presidentes regionales de los 24. Basta ver eso para darse cuenta que la modificación no es ningún cambio fundamental en los hechos. ¿Cuál es el sentido de prohibir la reelección inmediata? No se sabe. No hay ninguna razón. Se trata solo de floro y pose. Ahora el que quiera reelegirse tendrá que esperar 4 años para postular. Es todo.
¿Es una medida contra la corrupción? No se sabe por dónde. Los corruptos no necesitan llegar al segundo período para robar. Empiezan al día siguiente de jurar el cargo. Allí tienen a Goyo Santos. Todo lo que hará esta reforma es que los corruptos roben más rápido. Además las mafias enquistadas podrán seguir operando con solo cambiar de personaje. Es lo que ocurre en Rusia con Vladimir Putin y Dimitri Mendvedev quienes se alternan en el poder para dar la apariencia de democracia cuando en realidad es una dictadura en manos de una gran mafia.
Los papanatas de la opinión que han aplaudido la reforma constitucional dicen que esto fortalece la democracia. Están deslumbrados con los fuegos artificiales que ha soltado el Congreso. Afirman que habrá más alternancia en los cargos. ¿Es eso lo que nos interesa? No. Lo que nos interesa y lo que ha motivado los cambios es la corrupción. Lo que debe preocuparnos es que los corruptos no lleguen al poder. Pero para eso no sirven los cambios aprobados. Es puro bururú. Los corruptos pueden seguir postulando y ser elegidos, robar durante cuatro años y crear su red de corrupción que les asegure su mafia. La reelección es lo de menos. No hemos hecho nada. No hay razón para celebrar.
La verdad es que no hay esperanza de que este Congreso de ineptos pueda realizar cambios fundamentales en el esquema político del país. Cambios verdaderos que protejan a la nación de improvisados, saltimbanquis, delirantes e incapaces como Ollanta Humala, impidiendo que puedan llegar al poder o al Congreso. Mientras sea posible que cualquier hijo de vecino arme su club de amigos o se meta a un vientre de alquiler y postule a la presidencia, el país está en grave riesgo de que cualquier día un Hugo Chávez o algo peor llegue al poder. El problema no es la reelección sino la elección.
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