Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
No es casual que en medio del escándalo ECOTEVA, el cual abre las puertas para que Alejandro Toledo sea investigado por el Ministerio Público, y el fracaso estrepitoso de la tan cacareada "reforma del transporte" de Susana Villarán y su "corredor azul", la izquierda salga a rememorar su obsesión preferida: la corrupción fujimontesinista de los 90. La República e IDL jugando en pared han resucitado los videos VHS de la época y los han colgado en Youtube para distraer a la gente con otro tema que ya resulta trillado. Saben bien que su único sustento para resucitar del basurero de la historia adonde los depositó la lucha antisubversiva, fue su "lucha anticorrupción" contra el fujimontesinismo.
Un gran aliado de la histeria antifujimorista desatada en el 2000 fue Alejandro Toledo, nefasto personaje que pertenece al museo de la perversión política, trepador nato, vulgar mitómano además de borracho fino y consumidor de estupefacientes, como buen cholo rico que la supo hacer a punta de viveza y sin complejos moralistas ni éticos. Siempre dispuesto a hacer lo que sea y aliarse con cualquiera que le proporcione poder y posición, fundó un partido en la época más difícil con firmas falsas obtenidas gracias a las malas artes de Vladimiro Montesinos. Pero nunca le pasó nada porque las pruebas fueron incineradas, los testigos acallados y enviados al extranjero y toda una fábrica de firmas falsas que incluía a un notario desapareció como truco de Harry Potter. La llegada de Toledo a la presidencia fue la confirmación de la profunda crisis política y moral del país. Y de esa circunstancia renació la izquierda como un hongo venenoso en el muladar de la política
Hoy Alejandro Toledo se ha quedado sin su malla de protección, lo han abandonado todos para que transite solo por el hilo de sus mentiras y enjuagues turbios. Luego de advertirle al país que no lo hiciera, él mismo fue capaz de dar el salto al vacío apoyando a Ollanta Humala en la segunda vuelta, solo para dejar en claro la clase de inmundicia que es como político trepador, sin rastro alguno de rubor o decoro ético. Después de todo ambos se parecen bastante: los dos son solo trepadores sin rubor político, capaces de aliarse con cualquiera con tal de trepar y obtener poder. Ambos lo han hecho igual. Hoy sus aliados le han dado la espalda a Toledo y hasta sus chupamedias partidarios se han quedado callados. Dicen que no tienen nada que temer, que están dando un ejemplo de transparencia. Si, claro.
Curiosamente la única aliada que le queda al mitómano de Cabana es la alcaldesa de Lima, Susana Villarán de Ecoteva. Inexplicable alianza que la Dama de la Chalina Verde ha preferido mantener a costa incluso de sus viejos aliados de la trinchera izquierdista pro terruca, como los ex concejales del movimiento ecocomunista Tierra y Libertad. Ya antes se había desembarazado de los extremistas de Patria Roja. Una lavada con desinfección que se parece mucho a la que hizo Ollanta Humala apenas se ubicó en Palacio de Gobierno. Y es que no hay nada mejor que librarse de las garrapatas de izquierda. Pero de allí a aliarse con Toledo es como curarse del sida y contraer el ébola.
Con este panorama al frente, la izquierda delirante y fracasada no tiene mejor idea que rememorar (estos parásitos viven de la memoria) la corrupción fujimontesinista. Como si el Perú estuviera viviendo la época del esplendor de la ética y no podridos en corrupción por todos lados. El actual fiscal de la nación y el anterior están siendo investigados por corrupción. Hay varios presidentes regionales presos y enjuiciados por corrupción. Hay casos de corrupción en la actual administración municipal, para no hablar de faltas éticas, como el de la alcaldesa que al llegar al sillón municipal lo primero que hizo fue hacerse un préstamos de la Caja Municipal. Cosa que para la santa izquierda moralista dueña de la ética es completamente normal. En fin, estamos hasta el cuello en corrupción y los fracasados de izquierda siguen con la cantaleta de la corrupción de los 90. ¡Por Dios! ¿Qué tienen en el cerebro?
Pero si no les gusta hablar de corrupción actualizada, la izquierda tampoco quiere ocuparse del fracaso de la "reforma del transporte". Un completo mamarracho que solo a un perturbado mental de la izquierda oenegienta repleta de sociólogos se le puede ocurrir. Están tan desesperados que han "ordenado" a los viejos transportistas que rápidamente pinten sus unidades de azul para que se sumen al corredor que está que revienta. Genios de izquierda y filozurdos dicen que es normal que toda reforma genere molestias, que hay que tener paciencia, que en otros lugares tardaron diez años en funcionar, etc. Estos creen que somos cubanos que llevan 55 años esperando que los cambios de la revolución funcionen. Cuando la reforma es un desastre solo hay que admitirlo. No hay nada peor que cegarse ante el fracaso de las reformas e insistir en ellos como le pasa a Cuba y Venezuela, donde también tienen casos de "crisis de éxito" socialista.
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