Por: Agustín Laje
Variados indicadores de los últimos tiempos señalan que el Socialismo del Siglo XXI ha entrado en su fase de decadencia.
En Argentina, el kirchenrismo ha pasado de tener el respaldo del 54% de la población a un magro 25% de aprobación social (según afirman las últimas encuestas) sin posibilidad de reeleción. En Ecuador, el partido de Rafael Correa resultó aplastado en las recientes elecciones municipales. En Venezuela, el país vive una suerte de guerra civil embrionaria que ha revelado la verdadera naturaleza dictatorial del régimen chavista. En Cuba cunde el pánico entre las autoridades de la isla por el potencial colapso del gobierno de Maduro, que sostiene la aventura comunista de los hermanos Castro regalándoles más de 6.000 millones de dólares anuales.
Ante esta caída libre, los mandatarios del Socialismo del Siglo XXI han cerrado filas en una alianza político-militar que, salvando las distancias, recuerda al Plan Cóndor de los años ’70, esa operación de coordinación entre los gobiernos de facto del Cono Sur en su combate contra organizaciones guerrilleras coordinadas por la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR). Claro que los tiempos son otros: allí donde el Plan Cóndor se pensó para enfrentar en bloque una realidad de guerra revolucionaria comunista en el marco de la Guerra Fría, el Socialismo del Siglo XXI enfrenta simples manifestantes y opositores desarmados.
En efecto, es sabido que tropas militares cubanas aterrizaron en Venezuela con órdenes de defender al gobierno de Maduro. Según estimaciones de analistas, ya había en el país, antes de que estallara el conflicto en febrero de este año, al menos 5.000 asesores cubanos militares y de seguridad. Disidentes castristas han denunciado que una buena cantidad de reservistas militares de la isla ya están preparados para viajar a Venezuela si la situación recrudece todavía más.
El Nuevo Herald ha informado recientemente que los destacamentos militares sitos en los municipios de Santa Clara, Ranchuelo, Sagua la Grande y Manicaragua alistaron a varios reservistas con experiencia de combate en África y Nicaragua, y con menos de 50 años de edad, quienes fueron etiquetados como “premovilizados” a Venezuela. El periodista independiente cubano Roberto de Jesús Guerra ha alertado también sobre estos reclutamientos con el objeto de defender a Maduro, lo mismo que el estudiante Juan Manuel Carrasco, sometido a torturas por quienes identificó como cubanos con uniforme de la Guardia Nacional Bolivariana.
Quienes ya estarían operando en Venezuela, conforme a la información manejada por el diario peruano La Razón, son los efectivos militares de élite cubanos conocidos como “Avispas Negras”, camuflados entre los paramilitares y grupos paraestatales cuya misión es romper manifestaciones. El periodista cubano Uberto Mario ratifica la información: “El grupo élite Las Avispas Negras están viajando de manera camuflada, ellos llegaron a la rampa 4 (Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía) y toman posiciones estratégicas para trabajar en las marchas opositoras, ellos se van a colar en las marchas contra Maduro”.
El tradicional desfile del Día del Trabajador en Cuba, se hará el próximo 1º de mayo bajo la consigna “Pleno respaldo a la Revolución Bolivariana-Chavista y a su presidente constitucional Nicolás Maduro”. En tanto, el gobierno castrista ya empieza a juntar reservas de petróleo por si el régimen bolivariano finalmente se desintegra.
El apoyo del gobierno argentino a la dictadura de Maduro, que en un principio fue meramente discursivo, parece que también ha ingresado al plano militar. Así al menos lo ha denunciado el Padre José Palmar, dirigente social venezolano que develó la semana pasada que “Cristina Kirchner envía material antimotín contra los venezolanos. Debería mandar los dólares que se ha robado y de la cual ella es cuentadante. Desde Argentina llegan 80 toneladas de material antimotín. En vez de importar alimentos y medicinas, nos traen bombas, gas y municiones”.
En lo que respecta a Evo Morales, es dable recordar que le debe un gran favor a Nicolás Maduro, que data de tiempos en que éste se desempeñaba como canciller de Hugo Chávez. En efecto, allá por septiembre de 2008 cuando en Bolivia se vivían momentos agitados de revueltas civiles, Maduro advirtió que las Fuerzas Armadas venezolanas ingresarían en territorio boliviano de recrudecerse el panorama. ¿Morales hará lo mismo para con Maduro eventualmente? Es probable. De por momento, el apoyo boliviano ha sido eminentemente discursivo pero no debiera descartarse un apoyo de carácter militar si fuera necesario.
Finalmente, Rafael Correa se ha sumado, al igual que Evo Morales, al libreto marcado por Raúl Castro. ¿En qué consiste este libreto? En palabras del dictador cubano: “Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos son quienes están detrás, financian y apoyan esas brutales acciones para derrocar al gobierno constitucional venezolano”. El presidente ecuatoriano ha ensayado repetidamente el mismo argumento: “La extrema derecha norteamericana, brazo financiero de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) financiando organizaciones nacionales y supuestas agencias de noticias, eso es lo que tenemos que enfrentar, entonces hay una lucha a diario y eso es lo que le hacen a Maduro”. Se trata del trillado conspiracionismo propio de la izquierda del Siglo XX, ahora puesto al servicio de la violación de los derechos humanos de los venezolanos.
Todo indica que el Socialismo del Siglo XXI está ensayando su reacción frente a la repulsa social que empieza a generar.¿Podría reproducirse esta acción conjunta en otros países del bloque bolivariano en los cuales la estabilidad del populismo se vea amenazada? Seguramente, por aquello de “hoy por mi mañana por ti”.
El peso de la alianza del Socialismo del Siglo XXI en su momento de crisis se comprobó la semana pasada, cuando la líder opositora venezolana María Corina Machado fue invitada por Panamá al Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para dar cuenta de las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el gobierno de Nicolás Maduro, pero se le impidió hacer uso de la palabra. El gobierno de Venezuela movió sus piezas y consiguió la censura de la diputada Machado.
Primero, por iniciativa de Nicaragua –otro de los países de la región que adhieren al Socialismo del Siglo XXI– se decidió una sesión privada, sin periodistas ni retransmisión en directo en la web de la OEA. Había que evitar que la violación bolivariana de los derechos humanos tuviera publicidad. La ex montonera Nilda Garré, por Argentina, como no podía ser de otra manera, apoyó decididamente el secretismo de la reunión.
En segunda instancia, los países del Socialismo del Siglo XXI lograron suprimir el punto del día que incluía el testimonio de la líder opositora venezolana. Finalmente, la última opción de Panamá consistente en darle voz a Corina Machado en el punto “otros asuntos”, fue también evitado por los censuradores bolivarianos. El secretario general de la OEA José Miguel Insulza calificó de “vergonzosa” la sesión, y se quejó: “No la dejan hablar porque no quieren que hable”.
María Corina Machado insistió durante la jornada: “Tienen miedo de que se conozca la magnitud de la represión brutal en las calles de Venezuela”. En efecto, la dirigente opositora llevaba un video donde se mostraban imágenes de las violaciones a los derechos humanos perpetrados por Maduro. Lo que un puñado de embajadores de la OEA amigos del Socialismo del Siglo XXI no quisieron que se vea, en pocos días fue visto por casi un millón de personas por Internet.
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