Por: Víctor Chigne
En este día tan especial quiero saludar a los héroes del trabajo que han contribuido y contribuyen a hacer de este mundo un lugar mejor para todos con su esfuerzo y sacrificio diario.
Quiero saludar al empresario que empieza su día a las 5 de la mañana, coordina con sus proveedores, sus empleados, escucha a sus clientes y desarrolla productos destinados a hacer mejor su vida. A aquél que llega rendido a casa a media noche, listo para empezar al día siguiente con el mismo entusiasmo. A aquél que no conoce la palabra “vacaciones” y que espera el domingo con ansias porque puede avanzar un poco más en la planificación del crecimiento de su empresa y en servir mejor a sus clientes. Al que sacrifica tiempo precioso con su pareja y sus hijos, al que cae a los 50 años de un ataque al corazón, y a veces pierde a su familia.
A esos bravos trabajadores, que no saben lo que significa “8 horas diarias de trabajo” ni “riesgo de trabajo” mi saludo y homenaje sincero.
Quiero también saludar a aquellos que se esfuerzan cada día más, aunque no tengan que hacerlo por obligación, como aquel abuelo de 65 años que sale a trabajar todos los días para asegurar el futuro de sus nietos, porque sus hijos ya están bien. Aquel viejo empresario que aún está entusiasmado a sus 70 años por abrir nuevos locales, contratar más gente, expandir sus servicios y que no se sienta en su mecedora a recordar sus viejas glorias.
A esos trabajadores, que no saben lo que significa “jubilación” ni saben lo que significa “pensión” mi saludo y homenaje sincero.
También a aquellos trabajadores que al momento de dejar de trabajar como dependientes tomaron todos sus ahorros e hipotecaron su futuro y el de sus hijos en la búsqueda de riqueza para todos, a aquellos que se jugaron el todo por el todo y empezaron a hacer empresa sin medir los riesgos y las complicaciones. A aquellos que no se desanimaron por los largos requisitos burocráticos para constituirse, a aquellos que dejaron de comer algunos días para poder pagar las tasas de formalización, impuesto a la renta o IGV. Para aquellos que fracasaron una vez y lo volvieron a intentar, y después la consiguieron pagando con su sangre, sudor y lágrimas.
A esos trabajadores, que no saben lo que significa “CTS” ni saben lo que significa “indemnización” mi saludo y homenaje sincero.
Saludos a todos aquellos que están luchando todos los días contra el empleador más grande e inmisericorde del país, el Estado, que nos tiene a todos como sus practicantes en una sociedad esclavista, sin derecho a nada pero con la obligación de pagar cada vez que cobramos e incluso cuando no cobramos (mediante el ITAN, el ITF, el Impuesto a la Renta, las alcabalas, los costos de licencia, los impuestos a la importación de productos, las franjas de precios de los productos de primera necesidad, y un largo etcétera) y que en medio de esta lucha se las ingenian para poder contratar más gente, formarla, pagarle, producir más bienes y servicios, expandirse, crear nuevas ideas, métodos y marcas, conseguir llevar sus servicios y bienes a sus compatriotas y al resto del mundo.
Saludos al trabajador casi siempre ignorado, innominado, vilipendiado por la prensa, expoliado por el Estado, incomprendido por sus empleados, exigido por sus clientes, el que siempre paga los platos rotos en las rezonificaciones municipales, en las reestructuras impositivas, en las investigaciones de la SUNAT, en las inspecciones laborales, el que es golpeado por las crisis y las inflaciones y las deflaciones y los muchos productos de la ineficiencia del gobierno.
A todos ellos mi saludo y homenaje sincero.
Feliz día del trabajo, hermanos y hermanas.
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