Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El Congreso peruano de ha convertido hace tiempo en una fábrica de leyes idiotas. Esto debido a la baja estatura mental de los congresistas y a la penosa idea nacional de que todo se arregla con leyes. Los peruanos
ya casi estamos acostumbrados a soportar una interminable fila de leyes estúpidas. Cada congresista tiene una ley que pretende promover o prohibir algo. Bastaría echar una
mirada a las últimas perlas legislativas propuestas o aprobadas, empezando por el nombre del cielo y la ley del emolientero. No olvidemos la famosa ley de la comida chatarra, la inoperante "Ley Antibullying" que ordenó a todos los
colegios tener un psicólogo, sin saber si hay suficientes
psicólogos, ni calcular los costos
aumentados ni, por último, saber si los psicólogos son la solución real del
problema. Todo se maneja al nivel de creencias populares, imágenes
mentales, discurso delirante y nombrecito rimbombante. A veces la ley
viene con su propio organismo o comisión, como es el caso de la
"Comisión de Alto Nivel de Lucha Contra la Corrupción". Supuestamente era la gran respuesta del régimen humalista al flagelo de la corrupción. Han pasdo tres años y todo sigue igual.
Esperpentos burocráticos de este tipo no hacen más que obligar a perder
el tiempo a las pobres personas implicadas en el desaguisado. Esa ley precisaba que semejante comisión estará conformada por
los presidentes de los poderes Legislativo y Judicial, el titular de la
PCM, el ministro de Justicia, y los titulares del Ministerio Público,
Tribunal Constitucional, Consejo Nacional de la Magistratura, Asamblea
Nacional de Gobierno Regionales y la Asociación de Municipalidades del
Perú, más un coordinador general. Una especie de Legión de Superhéroes.
Un mamarracho similar circulaba pretendiendo crear una Comisión Nacional de
Salud Mental que juntaría a varios ministros con directores de hospital y
ciertos organismos públicos. El mismo Ollanta Humala formó su propia
legión de superhéroes para luchar contra la delincuencia al iniciar su gobierno y no hizo más
que el ridículo en vivo y en directo. O sea, estos políticos dan pena. El cliché mental que manejan es que cada problema se combate con una ley y/o
organismo público.
Al margen de la clásica legión de superhéroes que conforman las comisiones nacionales, tenemos la plaga de oficinas especiales, como la Oficina del Diálogo, para no mencionar los nuevos ministerios. Al final solo son oficinas de aburridos burócratas mediocres dedicados a escribir malos informes sobre pésimos estudios para proponer más leyes idiotas. Con esta nefasta mentalidad subdesarrollada el Estado crece y crece sin control. Lo único que tenemos son más leyes y burócratas que mantener y finalmente no se resuelve nada en los hechos. La corrupción sigue, la delincuencia aumenta, los mineros informales no se formalizan, etc. Lo que sobran son leyes y ministerios, lo que falta son políticos de verdad.
Al margen de la clásica legión de superhéroes que conforman las comisiones nacionales, tenemos la plaga de oficinas especiales, como la Oficina del Diálogo, para no mencionar los nuevos ministerios. Al final solo son oficinas de aburridos burócratas mediocres dedicados a escribir malos informes sobre pésimos estudios para proponer más leyes idiotas. Con esta nefasta mentalidad subdesarrollada el Estado crece y crece sin control. Lo único que tenemos son más leyes y burócratas que mantener y finalmente no se resuelve nada en los hechos. La corrupción sigue, la delincuencia aumenta, los mineros informales no se formalizan, etc. Lo que sobran son leyes y ministerios, lo que falta son políticos de verdad.
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