Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
"Nosotros no nos masturbamos" carraspeó con ceño fruncido y gesto hidalgo don Isaac Humala, ante una impertinente periodista que le inquirió sobre la perpetuidad de la dinastía Humala-Heredia en el poder. Su respuesta graficaba, sin embargo, una práctica muy común en los sectores de izquierda que confundieron por mucho tiempo la intelectualidad con el adoctrinamiento ideológico. Y si nos atenemos a lo trascendido en la historia de los Humala, parece claro que don Isacc sí que masturbaba a sus hijos. Fruto de esas violaciones mentales están sus dos perturbados hijos: Antauro y Ollanta. Aunque este último parece haber superado algo de aquellos traumas infantiles, quizá por el efecto terapéutico que jugó Nadine, algo que al parecer don Isaac no le ha perdonado.
¿Qué son Antauro y Ollanta sino el resultado de una temprana y constante violación mental por parte de su padre, quien les enseñó desde pequeños a masturbarse con la ideología de izquierda? ¿No fue don Isaac quien les inculcó esa idiotez de la superioridad de la raza cobriza? ¿Cómo fue que sus enajenados hijos decidieron formar ese aberrante movimiento nacionalista que no es más que una alucinante mezcla de chauvinismo y fascismo andino? Tanto la historia como el resultado de esta tenebrosa novela familiar es una pequeña muestra de lo que finalmente es la generación completa de la izquierda, pues todos ellos fueron de alguna manera violados mentalmente con una ideología perversa, disparatada y estúpida, antes siquiera de que tuvieran la capacidad para reconocer la realidad sin filtros, apenas ingresaron a la universidad. Lo he visto varias veces.
Me he pasado más de tres décadas debatiendo con la izquierda y en todo este tiempo sigo viendo la misma tendencia al onanismo mental, esa sucia costumbre de masturbarse con una tesis ideológica que reemplaza a la realidad. Ya no es la realidad la que cuenta sino la fantasía, una simple idea mostrada con diferentes nombres que le dan apariencia de ciencia misteriosa. Ahora mismo vuelvo a leer los mismos delirantes argumentos en torno a la nueva cantaleta progre de la "concentración de medios". Aseguran que en un hipotético caso una sola empresa podría adueñarse de todos los medios y luego controlar toda la información y manipular las mentes de los ciudadanos. Eso no es más que masturbación. En una sociedad donde la libertad está garantizada es imposible que eso ocurra. Imposible.
Las únicas veces en que un poder se ha adueñado de todos los medios y ha controlado la información y manipulado la mente de los ciudadanos ha sido en los países gobernados por el comunismo. Ocurrió en la URSS y ocurre hoy en Cuba y en los países que son la admiración de la izquierda. Solo en esos países donde los onanistas de izquierda montaron el esperpento ideológico de los supuestos "grupos de poder" que amenazan la libertad de expresión, el resultado fue que generaron un Estado totalitario que se adueñó de todo. Ocurrió también en el Perú cuando el general Velasco Alvarado asaltó los medios con la misma cantaleta de garantizar el pluralimo y la libertad de expresión.
El onanismo de la izquierda florece cada vez que alguien saca del closet un monstruo ideológico. No importa cuál sea. Todos activan de inmediato sus deseos y empiezan a masturbarse con los grupos de poder. Suelen ser empresas transnacionales, pero también les sirven muy bien los EEUU, la CIA o el FMI. Hay algunos que usan a Yanacocha y otros a la CONFIEP. Ahora se masturban con el grupo El Comercio. Giran y giran en torno a las mismas estúpidas ideas y nunca se cansan de pedir más y más Estado. En su mente elemental, hay un juego simple donde los monstruos malos deben ser derrotados por el monstruo bueno que es el Estado. Para todo rojo delirante y onanista el Estado Godzila es la salvación. Nunca caen en cuenta que ese Estado es un monstruo que los aplastará y devorará. Ocurre siempre, invariablemente, pero los onanistas de izquierda siguen soñando que su monstruo es el bueno.
Un onanista de izquierda nunca entenderá que en una sociedad donde prima la libertad, los hombres no solo son libres sino que poseen el verdadero poder que radica en su capacidad para decidir, para elegir, para comprar y rechazar lo que no les gusta. En una democracia real el poder lo tienen los ciudadanos y no los burócratas. Al único poder al que los ciudadanos jamás podrán derrotar es al poder del Estado. Para una mente elemental es más fácil creer que un gran Dios todopoderoso se hará cargo de su destino, decidirá por él y lo cuidará de los malos. Prefieren un Estado paternal, poderoso y totalitario que se haga cargo de sus vidas antes que ser verdaderamente libres.
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