Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Empecemos diciendo que hacer una campaña de paneles contra la homofobia es tan idiota como hacer una en contra de la claustrofobia. Al que no le cuadran los gays pues no le cuadran y ya. Paren de joder y sigan su camino. Pretender que la gente cambie su recelo, animadversión, disgusto, asco, fobia y lo que sea que sientan contra los homosexuales, a través de una campañita de paneles que muestran parejitas gays (o lo que parecen), solo puede caber en la mente de un genio de la farándula. Realmente es para reír. Pero en fin, el que tiene plata hace lo que quiere y sin consultar con nadie.
Este genio seguramente pensará que puede modificar la animadversión de los perros por los gatos mostrándoles fotos de gatos hasta que terminen por amarlos. En realidad lo que esta campaña termina siendo es una especie de desplante a los sectores más trogloditas de la sociedad, una provocación, un reto, un desafío. Dudo mucho que con estas actitudes pro gays desafiantes logren revertir las tendencias contra la ley de unión civil. Por último ¿a quién le importa si el 65% está en contra? Basta formar un lobby por gay en el Congreso. Y hasta creo que ya lo tienen. Lo que no está mal. Así es como se hacen las cosas.
Para algunos esta campaña puede resultar una simple humorada a favor de los homosexuales, pero en realidad es todo un riesgo, ya que es muy difícil adivinar los efectos. Y estos podrían ser contraproducentes. No me parece una buena campaña porque el mensaje es muy burdo. "Amar no es un delito" carece de vigor en este contexto. Todo el mundo sabe que amar no es un delito para los homosexuales. Es un delito en otro casos. Si yo me enamoro de una chica de 17 sí es un delito, por más puro y noble que sea ese amor y aunque la muchachita esté madura como una pera. Pero nunca ha sido delito amarse entre homosexuales. Entonces ¿a qué viene ese sonsonete?
Por último la homosexualidad no se define en torno al amor ni al romance sino en torno a la sexualidad. Es la atracción sexual por el mismo sexo y punto. No hace falta el amor. Pero toda esta reflexión carece de sentido porque la reflexión no es algo que estos paneles motiven. Tengo la impresión de que solo motivan exacerbar los sentimientos que ya uno posee: rechazo o solidaridad. También creo que difícilmente convencerá a los indiferentes. En todo caso me gustaría ver los resultados.
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