Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
La Comisión de Constitución aprobó el retorno a la bicameralidad, entre otros cambios, pero en el fondo las cosas siguen igual. Es muy difícil esperar buenas cosas de un Congreso dominado por la mediocridad y la ignorancia. Yo estuve siempre a favor de la bicameralidad pero como parte de un diseño integral de representación democrática fundado en una teoría de la representación política, que sirva de guía y marco referencial. Las cosas no se hacen porque a alguien se le ocurre o porque otros países lo tienen o porque fue una tradición, como dicen acá. No se pueden crear más representantes por aquí y por allá ni calcular a ojo de buen cubero el número de representantes. Todo eso es ridículo y lamentable. La representación política debe obedecer a un sistema democrático adecuado a la realidad nacional, sustentado en una teoría política de la representación que explique la razón y el por qué de cada decisión dentro de su ensamblaje. Y eso no lo tenemos. Solo estamos armando un frankeinstein parlamentario sin sentido alguno.
Lo que acaban de hacer en la Comisión de Constitución al aprobar la resurrección de la Cámara de Senadores es simplemente duplicar la bestialidad que hoy existe en el Congreso. Ese cuento de que será la "cámara reflexiva" solo sirve para rellenar el papel con argumentos falaces. En los hechos será solo un nuevo escenario para el mismo lamentable espectáculo de limitados mentales tratando de expresarse frente a un micrófono, para atacar a sus adversarios en esos pleitos de callejón que hoy llaman "debate parlamentario".
Una nueva cámara de piquichones y chupamedias asalariados que están allí solo para votar a favor de consignas partidarias no es lo que el Perú necesita. Si hasta el mismo Omar Chehade acaba de declarar su intención de formar parte de esa nueva cámara. Ya podemos imaginar lo que esta será. Así no pues. Y la otra estupenda idea de convertir a los ex presidentes en senadores vitalicios gozando de inmunidad hasta el fin de sus días, ya sabemos que va dirigido a Ollanta Humala. Es la obra perfecta del Partido Nadinista que reúne lo peor de la escoria humana: trepadores, franeleros, chupamedias, improvisados, ignorantes y mediocres de todo fuste, más algunos dementes. Por lo pronto Alan García tuvo el tino de desmarcarse rápidamente de ese mamarracho legislativo. No esperemos en vano un gesto igual de parte del borrracho de Cabana. Al contrario. ya debe estar celebrando.
Tampoco es de esperar que los "indignados" salgan a protestar contra estas burdas maniobras políticas de la mediocridad corrupta que hoy nos gobierna. Ellos solo protestan contra el fujimorismo. Es todo lo que exalta su sensibilidad progre.
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