viernes, 9 de agosto de 2013

La memoria caviar


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El llamado "Lugar de la Memoria" es un caprichito que la caviarada quiere imponerle a todo el Perú a la mala. Para ello acaban de solicitarle tres millones de soles más al Ejecutivo. Conocemos bien la pasión de la izquierda por desperdiciar el dinero público en banalidades y estupideces, en especial si se trata de gestos y palabras de alto contenido simbólico. Por ejemplo, esta huachafería progre se llama exactamente "Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social". Conmovedor.

Y es que el cerebro de un izquierdista es atraído en torno a estos simbolismos inútiles y estúpidos como moscas por un pastel. Son expertos en actividades improductivas pero rimbombantes y exhibicionistas, adictos a tejer chalinas de la esperanza, lavar banderas, hacer vigilias, marchar con pancartas y consignas coreadas en medio de una escenografía y coreografía que las huestes de Sendero Luminoso llevaron a niveles cinematográficos.

El "Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social" es otro de estos adefecios cojudos que la caviarada añora hasta el clímax. El problema es que, aparte de costar dinero público, se pretende, según afirman los cucufatos, "recordar a las víctimas de la violencia". ¿Hace falta eso? Yo recuerdo perfectamente a mis parientes y amigos asesinados por Sendero Luminoso. Mi familia no necesita que la caviarada haga un museo para recordarlos. La parroquia del barrio celebra oficios en memoria de los sacerdotes caídos a manos de Sendero Luminoso. Los pueblos hacen romerías en sus fechas especiales. En suma, nadie necesita un espantajo de la memoria caviar para recordar a sus víctimas.

Aunque es tarde para impedirlo, pues está casi terminado, sin embargo falta llenarlo. No debemos permanecer callados o indiferentes a lo que se haga en este lugar. Más que recordar víctimas, lo que este museo debería hacer -si se quiere que serva para algo útil- es comunicar a la sociedad cuál fue el origen de esa época demencial. Allí deben mostrarse las imágenes de la UNMSM y otras universidades nacionales que fueron el foco del terrorismo. Deben mostrarse documentos y arengas de la izquierda peruana que en su totalidad instaba a la guerra popular y a la toma del poder por la violencia. 

Si de algo puede servir este museo debería ser para enseñar a la sociedad que el Perú fue víctima de una enfermedad mental que adquirió la forma de una ideología perversa y criminal, que justificaba y alentaba la violencia como método político. Esa ideología debe ser claramente identificada: marxismo. Esa fue la fuente de la mayor parte de la violencia desatada en el siglo XX en todo el mundo, sin contar las guerras. El Perú solo fue un anexo triste de esa hecatombe mundial que fue la izquierda marxista. Eso debe quedar claro.

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