sábado, 3 de agosto de 2013

La estupidez que mata


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
 
Un joven llama a la radio para responder la pregunta que ha planteado el conductor ¿qué opina de la obligación que tienen ahora los trabajadores independientes de afiliarse a una AFP o a la ONP? El joven habla seguro y decidido: "Yo no voy a darle mi dinero a esas AFP extranjeras que solo se aprovechan de nosotros para enriquecerse. Prefiero lo peruano, por eso ya me afilié en la ONP". 

Esta es la clase de personas que decide su futuro sobre la base de prejuicios absurdos, producto de una mala educación y, sin duda, de un adoctrinamiento político de los que tradicionalmente se recibe en las universidades del Estado, y cuyo núcleo ideológico consiste en el odio al capitalismo y a todo lo que pueda representarlo, como los EEUU, las empresas transnacionales y en general, a las empresas privadas y el lucro.

Alguien así desprecia a las AFPs por ser empresas extranjeras que buscan enriquecerse, dejando de lado el tema principal de su decisión que es su propio futuro, es decir, su pensión de jubilación. Si se tomara la molestia de obtener información real acerca de los sistemas de pensiones que tiene a disposición, tal vez debería saber que como trabajador independiente le conviene más abrir una cuenta propia en una AFP, donde nunca perderá su dinero, en lugar de cotizar al sistema estatal donde, si no cubre las calificaciones al cabo de 40 años, perderá todo lo aportado. 

Esta persona debería enterarse que el 60% de los aportantes al Sistema Nacional de Pensiones del Estado no llega a cobrar ni un sol de sus cotizaciones porque al final no alcanzan a cumplir los requisitos para alcanzar una pensión mínima. También debería saber que existen miles de ancianos esperando que sus juicios a la ONP se resuelvan a su favor o esperando que la ONP acate la orden judicial a su favor, si es que alcanzaron esa suerte antes de morir. Lo más probable es que este valiente progresista que detesta a las AFPs por ser extranjeras será uno más de los miles de peruanos que han perdido todo su dinero aportado durante años sin alcanzar una pensión. Y si tiene suerte, será uno de los miles de ancianos que hacen largas filas para cobrar una miseria.

El odio al capitalismo solo ha generado miseria socialista. Esta es la última lección que les falta aprender a estos calabacitas del progresismo juvenil. Pero ya lo aprenderán. Aunque seguramente será ya tarde para ellos.

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