Por Mariela Lugo (Venezuela)
Venezuela es hoy un país que solo representa dudas, desaciertos, problemas, políticos y sociales. No voy a hablar de estadísticas ni números porque eso no representa la realidad que se vive. Lo haré desde la perspectiva de un ciudadano más de esta tierra hoy azotada por indignos y mezquinos intereses políticos. Tenemos 14 años de duelo por el honor de miles de trabajadores de la industria petrolera que fueron expulsados de sus cargos por una mafia política que se apoderó rápida y vilmente de la principal industria venezolana, la gallina de los huevos de oro. Fue lo primero que el chavismo capturó para ponerlo al servicio de los apetitos políticos de Hugo Chávez y sus delirios de grandeza.
Desde entonces, quienes manejan PDVSA son personas sin conocimiento ni experiencia y que han convertido a esa empresa en un peligro ecológico. Esa gente improvisada que solo ingresó a PDVSA para servir al chavismo es la responsable de la explosión de la refinería de Amuay en Punto Fijo, estado Falcón. Donde las vidas perdidas no las llora nadie sino solo sus familiares.
Muchos empresarios se quejan de sus fracasos económicos pero no recuerdan que ellos fueron los primeros en adular a este gobierno. ¿Es acaso justo y democrático que en un proceso electoral los chavistas se encarguen de ofrecer neveras, cocinas y hasta dinero para comprar votos? ¡Y lo hacen a la vista de todos! ¡Hasta de los militares quienes son acérrimos defensores de esta lacra que hoy nos azota! Militares que son la nueva clase privilegiada, la que disfruta sin freno ni control alguno de cuantas prebendas le concede Hugo Chávez para mantener su fidelidad.
¿Ideales? ¡No! Sólo son hienas que buscan dinero para sus bolsillos sin importarles nada más. Desde el primer día he sido una opositora que no me doblego, que no me amilanan sus trampas ni me seducen sus mentiras. Pero hoy estoy convencida que la mejor manera de salir de esta situación oprobiosa es quedarnos de brazos caídos, que hagan lo que les dé la gana. Los estudiantes salen a la calle con sus pancartas y proclamas ¿para qué? Si la misma policía y militares los agreden. Dejémoslo que ya no peleen con nosotros sino que la lucha de poder sea entre ellos mismos, que se maten ellos, entre Maduro y Diosdado, tigre no come tigre. Total son caimanes del mismo caño.
Dejemos también que el pueblo chavista sienta que la culpa de todo no es de nosotros, que ya no somos más los pendejos que defendemos todo incluyendo lo de ellos. Dejemos de ser los tontos útiles con que se divierte el gobierno. Carajo, aquí la única oposición posible es la del hambre de que esto llegue al límite para que esos que hoy les jalan y los adulan sean los que los saquen como ratas de ese agujero llamado revolución.
Capriles es un hombre cabal. Es el indicado para gobernar, pero contaron los votos como les dio la gana, dieron el veredicto manoseado y cada quien se metió a sus casas a llorar en silencio. ¿Por qué carajo no salieron entonces a defender lo que pensaban era la verdad? ¡Por miedo! Siento que los únicos que se han puesto los pantalones y luchan y gritan como los verdaderos hombres son los estudiantes, ellos no tienen miedo. La realidad más latente del descalabro de este país son los mismos seguidores del gobierno, la esperanza que los arropa es que algún día les den una casa o una bolsa de comida.
Los hospitales están en decadencia. Estamos invadidos de cubanos que trabajan en unos centros llamados C.D.I donde lo único que te dan para todos los dolores y padecimientos es una tableta de PARACETAMOL. Nuestros médicos graduados pelando una lata. Vemos a los cubanos en los centros comerciales y en los supermercados mientras el pueblo tiene que ir a MERCAL, una venta de comida del gobierno donde los precios son los mismos, la comida de mala calidad y hay que estar en la cola desde las 3 de la madrugada. Somos una franquicia de Cuba. Pero la de antes porque ahora ya está repotenciada con todo lo que les regaló su benefactor Chávez. Cuba, como todo socialismo, es un fracaso total y vive de la caridad internacional, básicamente de la ayuda de Chávez.
Algunas veces me pregunto ¿cómo llegamos a esto siendo un país tan rico en petróleo y gas? Lo malo es que somos pobres en ideas ¿Qué pócima utilizó este comandante para encantar a la gente e idiotizarla a tal extremo? No me interesa ahondar en lo que fue Chávez. No porque esté muerto ahora sino porque prefiero dejarlo como lo que fue: un ser nulo, sin importancia. Relevante solo para los suyos, los mantenidos de aquí y de afuera.
Hay cosas del folklore de los pueblos pero no por eso menos ciertas. ¿Será que no podemos escapar de nuestro destino? Chávez dijo: “estaré hasta el 2013” y así fue. En una ocasión buscó un crucifijo en su bolsillo y, teniéndolo allí, le costó encontrarlo. Mientras expropiaba una hacienda, al dueño le dio un infarto y Chávez no permitió que lo llevaran al hospital, y el hombre se murió solo porque Chávez odiaba a los ricos, le daban asco.
Bravo… sus estudiantes revolucionarios aprendieron la lección sin omitir ni una coma. Allí está el resultado: lo tienen como él siempre quiso ser: el centro de atención. De eso surgen muchas ideas de que si es su cuerpo o es un maniquí, pero ya eso no importa. La muerte es silencio y paz en la sepultura. Pero en este caso es espectáculo para que la gente sienta lástima y al final le regalen los votos. Total de igual manera se los roban. ¿O acaso es que el Consejo Nacional no es de ellos? Estamos esperando un milagro porque VENEZUELA merece un nuevo despertar.
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