Es curioso comprobar cómo la revocatoria ha puesto sobre la mesa todas las fichas de la política peruana, dejando de lado casi por completo a la candidata a ser revocada. Las opiniones fluyen cargadas de los mismos odios y pasiones que se han puesto de manifiesto en lo que va de corrido este siglo. Aunque hay algunos, como César Hildebrandt, que sigue destapando cada vez que puede sus mismos traumas históricos, remontándose al origen de la corrupción en Echenique o la decepción que significó Haya de la Torre al negociar con la oligarquía terrateniente. Nos dice este insigne opinólogo sin ventana que la alcaldesa Villarán no le gusta por mil razones, pero votará a su favor porque de no hacerlo votaría por Alan García y Castañeda. Es decir, una vez más se votará no a favor de sino en contra de.
Ciertamente algunos votarán por Susana Villarán porque no quieren que regrese "la mafia de Comunicore", aunque nadie sepa explicar qué ocurrió con este caso. Otros lo harán porque se perderá tiempo en muchas elecciones. Y aun otros porque es un derroche de dinero o porque Susana es mujer. En suma, existen múltiples razones que están al margen de Susana Villarán y que motivan un voto contra la revocatoria. Hasta hay quienes se han asustado por la cédula o les gustan las caras del NO.
Por su parte la campaña por la revocatoria de Susana Villarán no está atacando todos estos frentes abiertos en el frente de batalla. Los revocadores insisten únicamente en el tema central de la incapacidad de Susana Villarán y olvidan que para más de la mitad de los votantes por el NO, la alcaldesa no cuenta ¡en lo absoluto! Nadie está haciéndose cargo de confrontar la multitud de otras razones que favorecen al NO.
Debido a esto vemos que el NO crece en apoyo, pues simboliza muchas causas al mismo tiempo. Cada uno ha generado su propia causa por el NO, sin interesarse por la alcaldesa. Los del SI están enfocados en la incapacidad ejecutiva de la alcaldesa y apenas se ha añadido el rechazo a la izquierda que ella simboliza. Pero esto es algo que la gran mayoría de la gente no ve, no conoce y no le resulta tan evidente.
La situación para las intenciones revocadoras se está poniendo difícil. No nos olvidemos que también hay un gran sector de la derecha intelectual que siente un genuino y justificado rechazo a la revocatoria como institución, no solo por ser un engendro malintencionado de la izquierda perturbadora sino una fuente permanente de inestabilidad política que instaura la ingobernabilidad. Cada vez que alguien, como Jaime de Althaus, escribe fundamentando los horrores que implican las revocatorias, no solo en la teoría sino en los hechos ya vividos, una gran cantidad de personas meditan su apoyo a la revocatoria.
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