Si Medellín tuvo a su Patrón del Mal, Lima tiene a su Patrona del Bien. La que también tiene su propio cartel pero de agentes del bien, un club de sonrientes superamigos que han convertido a la Municipalidad Metropolitana en una especie de Salón de la Justicia, desde donde los súperhéroes del progresismo salen a combatir los males de la ciudad. Esta es una reseña de nuestra Patrona del Bien y de su cartel de chicos bien.
La Patrona del Bien pertenece a un mundo posmoderno y posmaterialista, donde las cosas que más importan son de índole emocional y moral, y donde incluso los títulos académicos han perdido su importancia mundana. Según el perfil que nos ofrece la MML, ella es una "especialista" en derechos humanos, en seguridad ciudadana, en justicia y convivencia, en políticas sociales con atención especial en los campos de la mujer y de la equidad de género, y también en la infancia y juventud. Pertenece pues al ultramoderno segmento de luchadores del bien que defienden la justicia y la igualdad en todas sus expresiones, formas y manifestaciones, más allá de las deleznables obras de concreto. Ella y su cartel del bien desean salvar el planeta y el medio ambiente, rescatar el agua, los glaciares, los ríos y cabeceras de cuenca, proteger a la naturaleza con toda su flora y fauna, defender la vida, el amor y la paz. Su meta es la inclusión social, la ayuda a los más necesitados y el apoyo a los que menos tienen. La madre Teresa de Calcuta era una simple aprendiz al lado de estos tremendos luchadores del bien.
Algunos con algo de inteligencia habrán notado que se trata de una cantaleta trillada que hoy se repite hasta el cansancio, incluso en la letra de las canciones más melosas de los artistas progres. Pero es la moda de nuestros tiempos. ¿Alguien puede estar en contra de todos estos nobles propósitos? ¿Alguien puede dejar de apoyar a estos súper héroes, luchadores sociales que predican el bien para la sociedad y el planeta entero? Son como los "indignados" que plantaron cara al "sistema de dominación mundial" con acciones tan inteligentes y contundentes como desparramarse por toda una plaza pública durante días y días, esperando que las cosas cambien por sí solas, como quien espera que la lluvia pase. Estos súper héroes y sus causas nobles y justas son la moda del momento y no hay opción para que nadie quede fuera, nadie puede negarse a apoyar tremendas causas, a menos, claro, que sea un miserable, un facho, un mercenario del capitalismo salvaje, un idiota o algo peor: un DBA.
Nuestra Patrona del Bien nunca hace nada malo. Sus acciones están perfectamente equilibradas para que todos terminen con una sonrisa complaciente y feliz. Por ejemplo: ante el terrible problema de la saturación de vehículos de transporte público en las calles afirma enfáticamente que "retirará las combis pero sin dejar a nadie sin chamba". Solo le falta decir que exterminará a las ratas pero respetando sus vidas. Nuestra Patrona del Bien nos demuestra que erramos en el diagnóstico de nuestros problemas. No debemos preocuparnos de la saturación de las calles con miles de vehículos viejos sino de la falta de oportunidades que padecen los niños en los conos. Antes que pensar en pasos a desnivel, que son las cosas que interesan a los coimeros y corruptos, debemos pensar en obras sociales que construyan ciudadanía. Más urgente que dotar a la ciudad con vías modernas es crear espacios culturales en los asentamientos humanos, creando talleres de circo y danza para los niños más pobres de la ciudad y fomentar la práctica del ajedrez en los cerros. Antes que resolver el caos del tránsito es fundamental crear una Defensoría de Accidentes de Tránsito que escuche las quejas de los atropellados para que no se sientan solos.
La obra social es darles a las mujeres golpeadas un espacio adonde puedan acudir a a encontrarse y contarse sus mutuos problemas, dotar a las escaleras de los cerros con una casilla postal para que la gente pobre pueda recibir su correspondencia, porque también ellos tienen derecho a ser parte del mundo, a estar integrados con sus seres queridos. Maravillosas ideas que al final no habrán resuelto ningún problema real de la vida y que en los hechos quedarán en el olvido y el abandono como tantos gestos bellos pero completamente inútiles. Sin embargo, nada es más importante que los gestos y la exuberancia retórica en el mundo del bien progresista. Por ello nuestra Patrona del Bien no tuvo empacho alguno en encabezar la marcha del orgullo gay, y en proponer una ordenanza que obligue a todos los establecimientos a colocar un cartel visible que diga "Acá no discriminamos a los gays". Algo fundamental para la ciudad y para la construcción de nuestra ciudadanía.
La revocatoria es por eso, según los patrones del bien, una guerra entre el bien y el mal, entre los honestos y los corruptos, entre los que quieren el cambio y los que desean que todo siga igual, entre los que solo viven en el mundo real y material y los que pueden ver más allá, en los sueños y en la esperanza de un mundo mejor. Nos advierten que si triunfa el mal Lima quedará en tinieblas por dos años, sobrevendrá el caos, sonarán las trompetas del Apocalipsis, los ambulantes invadirán el centro de Lima, las prostitutas tomarán las calles y los gays se ahogarán en lágrimas; se paralizará la fabulosa "reforma del transporte" y se perderán dos mil millones de inversión ya comprometidos en la hora undécima. Pero lo único cierto es que se irán a sus casas los melosos patrones del bien que tanto daño han hecho en solo dos años de inacción, improvisación, gesticulación, estudios, consultorías, diagnósticos, retórica y payasería progresista. Y solo por eso votaré por el SI.
Excelente!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdooo!!
ResponderEliminarPor eso marquemos SI cuarenta veces.
ResponderEliminarGracias...con este articulo me han hecho reconsiderar mi voto...mil veces NO NO NO
ResponderEliminarCalla Caviar seguro eres un asalariado de la Vaga...anda nomas lee a la gorda y a peluchin viejo
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