lunes, 9 de octubre de 2017

La campaña de la izquierda contra la democracia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Hablar de "campaña de izquierda" resulta redundante. La izquierda siempre está en campaña. Y casi siempre es una campaña de odio, difamación y persecución. La izquierda nunca hace periodismo, su esencia es la campaña permanente de demolición del adversario. A la prensa de izquierda no le importan las noticias ni los hechos, lo que prima es siempre la campaña de demolición. Sus portadas son siempre dirigidas a sus enemigos ideológicos o políticos. Dominan perfectamente el arte de armar un psicosocial de la nada. Son expertos en sembrar sospechas. 

Uno puede vivir tranquilamente ignorando las carátulas de la prensa basura de izquierdas, evitando caer en las redes sociales de enfermos mentales de izquierda que solo destilan veneno y odio. Lo que no podemos hacer es escaparnos del accionar de instituciones fundamentales del Estado, como el Ministerio Público, que se siente obligada a actuar de parte, fundados únicamente en los psicosociales de la prensa de izquierdas. Es decir, si la Fiscalía basa su accionar en las portadas de los diarios chicha de izquierda y en sus psicosociales, entonces ya no podemos vivir ignorando a la prensa basura.

No es novedad que la prensa de izquierda se dedique a atacar a los principales partidos políticos que sustentan nuestra democracia. Es parte de su estrategia política. Lo han hecho siempre. No solo se trata de convertir a los partidos políticos en organizaciones criminales sino en enlodar la imagen y el prestigio de sus principales líderes. Cualquier partido que pase por la administración pública, desde un gobierno distrital hasta el gobierno nacional, acaba siempre manchado por algún acto de corrupción. Es inevitable. Pero lo que no se puede permitir es que se utilice ese acto de corrupción para pintar un escenario tenebroso donde el partido en su totalidad es un grupo mafioso.

Lo que está pasando en estos días no es solo más de las tradicionales asquerosas campañas de izquierda para ensuciar a los líderes y partidos democráticos, la novedad ahora es que tienen eco en la Fiscalía. Ahora los medios de izquierda junto a las ONG, juegan en pared con los fiscales. No se trata de hacer justicia, en modo alguno. Solo se trata de seguir en la campaña demoledora de candidatos y políticos. Lo que hace la Fiscalía de la Nación es prestarse al juego sucio de la izquierda, creando investigaciones en torno a los mismos personajes que combate la izquierda desde sus portadas. El juego se llama "investigación preliminar".

La cosa funciona así: primero una ONG y un medio de izquierda, vamos a decirlo mejor con sus nombres: IDL y La República, montan una campaña de satanización tratando de sembrar sospechas alrededor de alguien, es decir, para variar, Keiko Fujimori o Alan García, objetivos favoritos de los enfermos mentales de izquierda. En seguida viene una feroz campaña de trolls en las redes sociales con sus tradicionales TT como #AumentarKeikoPara500. Acto seguido sale la fiscalía anunciando la apertura de una "investigación preliminar", con el añadido de que es por "crimen organizado". El acto de este show de circo progre-caviar es la sonora reacción de los medios basura de izquierda señalando la acción fiscal a todo grito, señalando a las víctimas de la campaña como "vinculados a" o "investigados por" organización criminal.

Esas investigaciones fiscales nunca pasarán de la condición de "preliminar", es decir, jamás verán un caso ni se convertirán en una real acusación fiscal ante el Poder Judicial. Jamás. Pero eso no importa porque durante todos los años que dure la "investigación preliminar" de la fiscalía, la víctima de este sistema perverso creado por la caviarada seguirá siendo enlodada diariamente. De ahora en adelante será llamado ya no por su nombre sino fulano de tal "investigado por crimen organizado". 

No es casualidad que en momentos en que se requiere la extradición de Alejandro Toledo y se espera la formalización de la denuncia fiscal contra Ollanta Humala y Nadine Heredia, así como ampliar las investigaciones del caso Odebrcht abriendo el abanico a la administración municipal de Susana Villarán, la prensa basura de izquierdas arme tal alboroto contra Keiko (para variar) y Alan García, pero por cuestiones tan ridículas y obsoletas como los cocteles de Fuerza Popular o las conferencias de Alan García. Es decir, boberías comparadas con las millonarias coimas comprobadas de Toledo, Ollanta y Nadine, que son tapados para que nadie los vea.

Tenemos que reaccionar como país frente a esta andanada de desinformación y de campaña sucia de la izquierda. Los partidos con representación en el Congreso deberían ponerse a pensar en las formas de modificar el ordenamiento legal de modo que la Fiscalía no se preste a estas payasadas, y que no se siga maltratando alegre e impunemente el nombre de las personas. Sería penoso ver que nadie hace nada frente a esta descarada avalancha de lodo que viene desde la izquierda para ensuciar la política y desprestigiar la democracia. Es hora de frenar esto.

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