martes, 31 de octubre de 2017

Una vez más la pena de muerte sobre la mesa


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

En política solo hay dos clases de problemas: los que se resuelven solos y los que no tienen solución”. Esta brillante frase del presidente chileno Ramón Barros debería colgar en las paredes del Congreso de la República. Me resulta tedioso ver constantemente la ingenuidad de nuestros geniales congresistas que creen que pueden resolver todos nuestros problemas con alguna maravillosa ley, reducir la delincuencia y otros males sociales con solo inventar un nuevo nombre para los delitos, aumentar penas o reimplantando la pena de muerte. Así de fácil ven las cosas.

Los únicos problemas que los políticos pueden resolver son los que ellos mismos han creado. Por ejemplo, el embrollo del empleo y el subempleo, la tramitología, los sobrecostos laborales y empresariales, el freno de la economía, etc. Lo que está fuera del ámbito de los políticos es toda la realidad sociocultural. Ninguna ley ni política pública puede cambiar la realidad sociocultural. Y lo peor es que ni siquiera se toman la molestia de estudiarla. 

Lo cierto es que acá todos andan convencidos de que solo hace falta una milagrosa ley con penas draconianas para resolver nuestros problemas. Eso se le ocurre al ser más elemental del barrio. Lo malo es que también piensan así en el Congreso, o quieren actuar en función del sentimiento popular, en lo que se llama populismo y demagogia. Así es que nada mejor que volver a hablar de la pena de muerte, una medida que ya fue eliminada en nuestro país desde la Constitución de 1979.

Lo más curioso es que son los autoproclamados "defensores de la vida" quienes piden la pena de muerte con mayor convicción y ruido. Es decir, la extrema derecha conservadora que vive con la cabeza agachada ante la Iglesia Católica y otros cultos menores. Es obvio que en estos sectores también abunda la falsa moral, la doble moral y el populismo efectista que los lleva a defender causas cursis. En realidad, no son muy diferentes a la izquierda: nunca dan soluciones a los problemas, todo lo que hacen es defender sus dogmas y doctrinas. Solo les importa imponer su iluminada visión de la verdad y su pensamiento único y correcto. Y para esto pretenden usar la ley.

Ahora nos dicen que no hay incompatibilidad alguna entre defender la vida y exigir la pena de muerte. Y la explicación es que en un caso defienden a un “inocente niño” y en el otro, condenan a un miserable violador. El problema de esta argumentación es que carece de principio, pues se sustenta apenas en una emocionalidad circunstancial. En realidad no les interesa la vida. Los “defensores de la vida” solo andan muy interesados en que las mujeres no aborten. El cuento de que defienden la vida es falso. No me queda clara la razón de su obsesión por hacer parir a las mujeres y convertirlas en madre a la fuerza, aunque se trate de una niña violada. Por cierto: una verdadera "inocente niña". ¿Por qué entrometerse en la decisión personal de una mujer que no conocen? ¿Por qué aman al "no nacido"? Me parece muy extraño todo eso. Es una de las causas más absurdas y uno de los discursos más engañosos.

Afirmar que defienden la vida carece de sentido. Suena ridículo. La vida en este planeta existe desde hace 3,600 millones años y la vida humana actual supera los cien mil años. A diario hay gente que nace y que muere sin que podamos hacer absolutamente nada al respecto. Han muerto millones de seres humanos en absurdas guerras que incluso la Iglesia ha defendido y protagonizado. Así siempre ha sido el mundo. En definitiva, la vida no necesita que una banda de chiflados la defienda. Mejor sería que busquen otros argumentos o cuentos de fachada.

Además tienen un discurso bastante manipulador. Por ejemplo, hablan de defender a un “inocente niño”. ¿Inocente de qué? Uno es culpable o inocente respecto de algo. La inocencia no es una cualidad humana intrínseca como el lenguaje o el pensamiento simbólico. Se es inocente o culpable respecto de un hecho, y para eso primero habría que nacer y actuar. Un embrión no es inocente de nada y menos es un niño o un bebe, como lo llaman estos charlatanes en su embuste efectista, con lo que se evidencia que no respetan la verdad y son solo manipuladores. 

Ahora estos defensores de la vida quieren matar. Siempre tienen buenas excusas para sus posturas. Sus representantes afirman que es una medida disuasiva para acabar con las violaciones. Pero eso es falso. Las penas nunca disuaden a nadie como es fácil inferir a partir de las penas que ya contiene nuestro voluminoso y manoseado Código Penal y la persistencia de la delincuencia. Tampoco las multas disuaden. Basta ver la conducta diaria de los conductores de autos en las calles. Y es que toda persona actúa guiada en función de su beneficio inmediato, exactamente igual a como actúan los políticos que se han subido a esta campaña de pena de muerte para violadores. Solo están reaccionando emocionalmente y buscando un placer emocional inmediato. Pero no van a solucionar nada con la pena de muerte. Para proteger a los ciudadanos basta con encerrar al delincuente.

Todo delincuente actúa guiado por sus impulsos primarios y en función de su circunstancia para buscar objetivos inmediatos. Esto significa que los delincuentes no analizan las leyes o las penas que corresponden a sus actos. Nadie lo hace. Por tanto, es ridículo pensar que las penas son disuasivas. No lo son, y está demostrado hasta el exceso. El delincuente siempre cree que podrá burlar al sistema y que se saldrá con la suya. Si pensaran que serán perseguidos y recluidos no actuarían. Pero no existe esa lógica en el accionar delincuencial. Siempre habrán violadores y miserables de toda clase porque así es la naturaleza humana, y peor en escenarios de pobreza.

En esta discusión sobre la pena de muerte siempre prima la histeria, y faltan opiniones versadas y sensatas, que no se dejen llevar por el apasionamiento ni las consignas de grupo. Reconozco la labor del congresista Alberto de Belaúnde por incorporar opiniones expertas en este debate. Por mi parte, no recuerdo haber leído un solo artículo académico de mi especialidad a favor de la pena de muerte. Recomendaría el excelente artículo de Brad J. Bushman titulado “It’s time to kill the death penalti”. 

Que los políticos hablen de pena de muerte obedece solo a la presión de la chusma que grita venganza. Pero sería lamentable que el Estado ceda ante esa chusma excitada en lugar de fundarse en la razón. Como liberal, lo último que se me ocurriría en este mundo es concederle al Estado ineficiente y corrupto la facultad de matar ciudadanos. Eso sí que sería ridículo. Y no creo que haya un liberal a favor de otorgarle semejante poder al Estado. Esto no es una defensa de la vida. Es solo una defensa de la racionalidad.

jueves, 26 de octubre de 2017

La izquierda acusa a Gianmarco del delito de fujimorismo


Por: Richard O. Campos Villalobos

Cuando aún no terminamos de criticar este censo disparatado y farsante, la barra brava de la progresía nos vuelve a la realidad cotidiana, la de ellos es decir, la del agresivo activismo antifujimorista patológico. Esta vez porque Gianmarco Zignago dijo la verdad ¿Y cuál verdad? Pues, que nadie puede decir que el primer gobierno de Fujimori, no fue clave para salir de la miseria en que nos estábamos hundiendo, que ese primer gobierno fue como decir “acá se hace lo que yo digo, pero de manera inteligente, bien asesorado, no como un militar iluminado” Eso fue suficiente para la progrería. Ahora Gianmarco es poco menos que enemigo del Perú, pues para los enajenados mentales de izquierda nadie puede decir algo bueno del gobierno de Alberto Fujimori, o le lloverán insultos. Esa es la especialidad de la izquierda en este país, hace tiempo dejó de lado el debate serio y solo se ocupa de las mentiras, los mitos, los psicosociales, etc. 

Gianmarco tuvo el coraje de decir lo que piensa y siente como peruano que ha vivido la historia. A él nadie se la contó con mitos y mentiras, como ocurre con la gran mayoría de la pulpinada progre de las redes. La izquierda solo vive de un antifujimorismo enajenado y morboso, esa es su única consigna política, su reducido cerebro ya no puede captar más que el odio que fluye desde sus entrañas. Si odias a Fujimori todo está bien, si odias a Keiko y despotricas contra ella mereces aplausos, si crees con fe en los mitos rojos de las esterilizaciones forzadas, los seis mil millones robados y la renuncia por fax, estás calificado para ser un progresista. Con razón el buen pelón escribió un Twitt preciso, y seguro por eso lo odiarán más: “Una vez más soy víctima de la agresión insensata, imprudente e irresponsable, de aquellos que dicen amar al país” y es que para esta izquierda bufona el odio a Fujimori, convierte al odiador en una especie de héroe amante de su país.

No existe razón para el odio patológico que la izquierda siente contra Fujimori salvo la derrota aplastante del terrorismo y del proyecto comunista que en dos patadas les infligió Fujimori. El 5 de Abril Fujimori hizo historia al empezar el desmontaje del fracasado aparato estatal velasquista, cerrando el Congreso y poniendo en suspenso la Constitución socialista de 1979 que nos llevó a la peor crisis económica de nuestra historia. Luego, el 12 de Septiembre cayó Abimaél Guzmán Reinoso cuando ya casi toda su cúpula estaba presa. Poco después el gobierno acabaría de liquidar al MRTA en su propio juego. ¡Cómo no vamos a aplaudir a ese gobierno! Si todo el mundo lo admiró.

Fue gracias a Fujimori y a sus acciones que se remontaron esos dos graves problemas que nos estaban matando: el terror comunista y el reflotamiento de la economía. Gianmarco no ha hecho otra cosa que decir la verdad, lo que en realidad sucedió. Ahora que eso no le guste a las lacras del progresismo, a la pulpinada y a otros trolls de las redes es simplemente anecdótico, pues solo revela su ignorancia y prejuicio. Es obvio que esos trolls nunca vivieron los años difíciles de los 80, no sufrieron las colas interminables por los artículos de primera necesidad, ni esa hiperinflación macabra que hacía subir de precio las cosas cada medio día, ninguno se tragó la guerra de doce años que casi nos aniquila, ninguno escuchó detonar los coches bomba cerca de su casa o trabajo, los apagones por ataques a torres eléctricas, los paros armados, el miedo de la ciudad llena de tranqueras y policías parapetados tras sacos de arena, los toques de queda. No se necesita ser fujimorista para reconocer lo bueno que se hizo en la década de los noventa. Pero sí se necesita ser muy imbécil y muy miserable para no reconocerle ningún mérito. Eso no quita reconocer también sus delitos y errores, como los de cualquier gobierno. Ya vimos que los que lo sucedieron tampoco fueron angelitos. Así que ¿a qué viene tanto odio?

domingo, 15 de octubre de 2017

Hay que cerrarle el paso a los trepadores


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

En el Perú hay un mal endémico: todo el mundo quiere ser presidente. Lo que sobra acá no son políticos sino trepadores. En cada proceso electoral aparecen como una plaga candidatos que nadie sabe de dónde salieron. Algunos se hicieron conocidos por alguna fechoría ridícula, como el asalto a un campamento minero en Locumba, perpetrado por un delirante Ollanta Humala, o por ser experto en meterse a los medios como opinólogo, como fue el caso de Alejandro Toledo, quien engañó a todo el mundo posando como economista sin serlo.

El hecho es que tanto Alejandro Toledo como Ollanta Humala armaron su circo electoral montados en la ola del antifujimorismo, prometieron refundar la patria luchando contra la corrupción y embaucaron a todos los inocentes que terminaron votando por ellos y su combi electoral, repleta de trepadores de medio pelo. Ahora uno está fugado y el otro espera su condena en la cárcel, mientras que sus partidos ya no existen y sus militantes desaparecieron. ¿No es hora de aprender la lección y tomar medidas para que esta clase de saltimbanquis sin escrúpulos no vuelvan a tomarnos el pelo?

Una de las propuestas más interesantes para modificar la ley electoral, pretende establecer filtros a los partidos que quieren presentar candidatos presidenciales. No es posible que cualquier hijo de vecino que se alucina presidenciable, arme su combi electoral y postule a la presidencia. Así no puede funcionar una democracia. Sobre todo si deseamos tener partidos de verdad y no solo estas combis que se arman en cada proceso electoral, y que luego de quedar vacías, se alquilan al mejor postor en el siguiente proceso electoral. Estas payasadas no pueden permitirse más.

La propuesta es simple: para poder postular candidatos a la presidencia, un partido debería tener una antigüedad mínima de cinco años y haber participado en elecciones municipales. Es decir, debe ser un partido de verdad y no una combi de asaltantes del poder. De hecho es la propuesta más inteligente que se le ha ocurrido a alguien en el Congreso. Pero como se le ocurrió a Mauricio Múlder, claro, la prensa basura de izquierdas que solo viven para ladrarle al Apra y al fujimorismo, empezó a atacar la propuesta. De inmediato acusaron al Apra de querer impedir la candidatura de Verónika Mendoza y de Julio Guzmán, como si incluso eso no fuera una gran idea.

Espero que esa propuesta sea finalmente aprobada para cerrarle el paso a todos los aventureros que se juegan una lotería en cada proceso electoral para ver si se ganan alguito. En una de esas se ganan el premio mayor y acaban de presidentes. En este país todo puede suceder. Pero hay que tomar las precauciones del caso. La democracia no puede ser tan boba ni pueden volver a tomarnos el pelo. Y la ley debe servir para eso: para proteger nuestras instituciones de toda clase de facinerosos. 

sábado, 14 de octubre de 2017

La indestructible imbecilidad de la prensa basura


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Primero quiero aclarar que desmentir a los farsantes de la izquierda antifujimorista no me hace fujimorista. Siempre hay una caterva de limítrofes tratando de ponerme la camiseta naranja. Yo no tengo camisetas ni líderes. Combatir a los rojos no me hace naranja ni celeste. Pero me resulta fundamental salir al frente de todas las mentiras que la prensa basura de izquierdas riega día a día.

La nueva ideología de la izquierda peruana es el antifujimorismo, aunque más se parece a una grave enfermedad mental que los hace babear de odio y vivir obsesionados con Keiko y el fujimorismo. La última patraña del rojerío patológico ha sido la campaña contra Keiko, sintetizada en la frase "Aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita" que aparece en el celular de Marcelo Odebrecht. A partir de ese pantallazo, la ONG IDL, uno de los puntales de la prensa basura de izquierdas, emprendió la campaña de satanización contra Keiko, moviendo a todos sus compinches de la prensa y las redes. Tal fue la presión del progresismo que los fiscales tuvieron que programar una visita a Brasil para consultar expresamente por esta frase, y hasta gastaron dinero en su traducción oficial.

El resultado, por supuesto, no podía ser otra cosa que la nada. ¿Qué se puede obtener de un simple pantallazo? Es como si a mi esposa le enviaran un pantallazo del celular de una fulana que dice "Invitar a Dante a salir". Imaginense que mi esposa me arme un escándalo por ese pantallazo cuando yo jamás he conocido a esa fulana ni me he reunido nunca con ella. Sería estúpido armar un escándalo por algo así, pero eso es exactamente lo que están haciendo los progres con Keiko.

No estoy seguro si los progres son así de imbéciles o es que solo lo hacen por fregar. Porque también son así de enfermos con su antifujimorismo patológico. Aprovechan cualquier tontería para armarle un escándalo a Keiko. Ya estamos habituados a los cobardes psicosociales contra Keiko, sin una sola prueba, y con una inmediata campaña de difamación por las redes. Así es como operan las lacras sociales del rojerío. Son una manga de enfermos mentales que si no dan cólera dan pena.

La comisión Lava Jato del Congreso que investiga a funcionarios involucrados en negociados, también se vio obligada a invitar a Keiko para que responda sobre el famoso pantallazo del celular de Odebrecht. Ya la jauría salvaje de izquierda estaba babeando espuma porque la congresista Rosa Bartra dijo que no la llamarían. Pero al final la llamaron. ¿Qué cosa podían preguntarle? La verdad es que todo fue un penoso circo.

El congresista Victor Andrés García Belaunde le hizo a Keiko las preguntas más ridículas que yo jamás había oído. Le preguntó "¿por qué cree que Marcelo Odebrecht escribió eso?" y también "¿cómo interpreta esa anotación?". Ese era el tenor de las preguntas. En verdad, Keiko debió decir "no tengo la menor idea" y punto. Acto seguido despedirse. Pero en cambio se quedó a ver qué más se les ocurría preguntarles. Y la verdad es que no habían más preguntas.

¿Cuál ha sido la reacción de la prensa carroñera de izquierdas? Titulares idiotas como "Bankada blinda a Keiko" o "Congreso permite silencio de Keiko". Y es que de la prensa de izquierda no se puede esperar ningún grado de objetividad, decencia ni respeto por la verdad. La prensa roja no ejerce el periodismo sino la difamación, la calumnia, la estigmatización, la demolición, etc., siempre que se trata de sus adversarios históricos como el Apra o el fujimorismo. En buena cuenta, es una prensa basura que está al servicio no de la verdad sino de sus objetivos políticos.

Así es como perdemos el tiempo en el Perú o, mejor dicho, es como la inmundicia de izquierdas nos hace perder el tiempo en sus obsesiones enfermizas. Sin embargo andan calladitos con Ollanta Humala y Alejandro Toledo. Hasta blindan al gobierno de PPK. Eso si que es ser una prensa basura, pues sabemos que diarios cloaca como La República solo viven de la publicidad del Estado. Hay que tener las cosas claras y saber de qué pata cojean los rojos, progres y caviares con su prensa basura y sus ONG de parásitos vividores.

lunes, 9 de octubre de 2017

La campaña de la izquierda contra la democracia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Hablar de "campaña de izquierda" resulta redundante. La izquierda siempre está en campaña. Y casi siempre es una campaña de odio, difamación y persecución. La izquierda nunca hace periodismo, su esencia es la campaña permanente de demolición del adversario. A la prensa de izquierda no le importan las noticias ni los hechos, lo que prima es siempre la campaña de demolición. Sus portadas son siempre dirigidas a sus enemigos ideológicos o políticos. Dominan perfectamente el arte de armar un psicosocial de la nada. Son expertos en sembrar sospechas. 

Uno puede vivir tranquilamente ignorando las carátulas de la prensa basura de izquierdas, evitando caer en las redes sociales de enfermos mentales de izquierda que solo destilan veneno y odio. Lo que no podemos hacer es escaparnos del accionar de instituciones fundamentales del Estado, como el Ministerio Público, que se siente obligada a actuar de parte, fundados únicamente en los psicosociales de la prensa de izquierdas. Es decir, si la Fiscalía basa su accionar en las portadas de los diarios chicha de izquierda y en sus psicosociales, entonces ya no podemos vivir ignorando a la prensa basura.

No es novedad que la prensa de izquierda se dedique a atacar a los principales partidos políticos que sustentan nuestra democracia. Es parte de su estrategia política. Lo han hecho siempre. No solo se trata de convertir a los partidos políticos en organizaciones criminales sino en enlodar la imagen y el prestigio de sus principales líderes. Cualquier partido que pase por la administración pública, desde un gobierno distrital hasta el gobierno nacional, acaba siempre manchado por algún acto de corrupción. Es inevitable. Pero lo que no se puede permitir es que se utilice ese acto de corrupción para pintar un escenario tenebroso donde el partido en su totalidad es un grupo mafioso.

Lo que está pasando en estos días no es solo más de las tradicionales asquerosas campañas de izquierda para ensuciar a los líderes y partidos democráticos, la novedad ahora es que tienen eco en la Fiscalía. Ahora los medios de izquierda junto a las ONG, juegan en pared con los fiscales. No se trata de hacer justicia, en modo alguno. Solo se trata de seguir en la campaña demoledora de candidatos y políticos. Lo que hace la Fiscalía de la Nación es prestarse al juego sucio de la izquierda, creando investigaciones en torno a los mismos personajes que combate la izquierda desde sus portadas. El juego se llama "investigación preliminar".

La cosa funciona así: primero una ONG y un medio de izquierda, vamos a decirlo mejor con sus nombres: IDL y La República, montan una campaña de satanización tratando de sembrar sospechas alrededor de alguien, es decir, para variar, Keiko Fujimori o Alan García, objetivos favoritos de los enfermos mentales de izquierda. En seguida viene una feroz campaña de trolls en las redes sociales con sus tradicionales TT como #AumentarKeikoPara500. Acto seguido sale la fiscalía anunciando la apertura de una "investigación preliminar", con el añadido de que es por "crimen organizado". El acto de este show de circo progre-caviar es la sonora reacción de los medios basura de izquierda señalando la acción fiscal a todo grito, señalando a las víctimas de la campaña como "vinculados a" o "investigados por" organización criminal.

Esas investigaciones fiscales nunca pasarán de la condición de "preliminar", es decir, jamás verán un caso ni se convertirán en una real acusación fiscal ante el Poder Judicial. Jamás. Pero eso no importa porque durante todos los años que dure la "investigación preliminar" de la fiscalía, la víctima de este sistema perverso creado por la caviarada seguirá siendo enlodada diariamente. De ahora en adelante será llamado ya no por su nombre sino fulano de tal "investigado por crimen organizado". 

No es casualidad que en momentos en que se requiere la extradición de Alejandro Toledo y se espera la formalización de la denuncia fiscal contra Ollanta Humala y Nadine Heredia, así como ampliar las investigaciones del caso Odebrcht abriendo el abanico a la administración municipal de Susana Villarán, la prensa basura de izquierdas arme tal alboroto contra Keiko (para variar) y Alan García, pero por cuestiones tan ridículas y obsoletas como los cocteles de Fuerza Popular o las conferencias de Alan García. Es decir, boberías comparadas con las millonarias coimas comprobadas de Toledo, Ollanta y Nadine, que son tapados para que nadie los vea.

Tenemos que reaccionar como país frente a esta andanada de desinformación y de campaña sucia de la izquierda. Los partidos con representación en el Congreso deberían ponerse a pensar en las formas de modificar el ordenamiento legal de modo que la Fiscalía no se preste a estas payasadas, y que no se siga maltratando alegre e impunemente el nombre de las personas. Sería penoso ver que nadie hace nada frente a esta descarada avalancha de lodo que viene desde la izquierda para ensuciar la política y desprestigiar la democracia. Es hora de frenar esto.