jueves, 25 de mayo de 2017

El gobierno de lujo se dispara a los pies


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La política peruana siempre es un hervidero donde las denuncias se repiten en todas direcciones. No es muy diferente a un caótico jardín de infantes sin nadie a cargo. En medio del griterío y de la lanzadera de cosas, hay contadas voces sensatas que son acalladas por los gritones. Y como es típico de la inmadurez, nadie asume su responsabilidad y se culpan mutuamente del desbarajuste. Pero repasemos los hechos con calma.

En primer lugar, el gobierno se metió solito en el lío de Chinchero. En medio del escándalo que había en torno a las famosas adendas, Martín Vizcarra salió con una adenda al cuestionado contrato de Chinchero. No estaba claro si se ahorraba dinero o cuánto se ahorraba porque todo partía de especulaciones de tasas de interés. Las sospechas recaían en la empresa Kuntur Wasi que carecía de perfil crediticio, experiencia de campo y encima se embolsaba la concesión. En fin, el gobierno apostó por una solución poco clara. 

La renuncia de Vizcarra es políticamente coherente en medio del vendaval creado por el gobierno, la oposición y la Contraloría. Lo ridículo es que el premier Zavala termine culpando al fujimorismo, cuando los principales y más ácidos acusadores han estado en el Apra y Acción Popular, entre Mauricio Múlder, Vitocho García Belaúnde y Yohny Lescano. Por el contrario, Zavala debería agradecer a Fuerza Popular porque le está dando soporte a su gobierno, a pesar de todo. Cuestionar la labor de dos ministros en un gabinete de diecinueve no es el fin del mundo, como diría PPK. Es la labor del Congreso. Nadie se puede quejar de eso. 

El principal problema es la torpeza de este gobierno. Primero por enfrentarse desde el inicio a la principal fuerza de oposición. Eso es lo más estúpido que se puede hacer políticamente. Todo gobierno inteligente se preocupa, antes de empezar, de crear las condiciones políticas óptimas para gobernar, pero a este gobierno nunca le interesó. Peor aun, prefirió aliarse con la caviarada que no representa a nadie. Incluso PPK ha mostrado cierto nivel de desprecio por el fujimorismo. El cardenal Cipriani intervino para juntar al presidente con Keiko Fujimori, la lideresa de la oposición y del partido más grande del país, pero de allí no resultó nada.

La política es pactar, dialogar y llegar a acuerdos. Todo lo que este gobierno no hace. PPK cree que puede gobernar solo. Al mejor estilo de Ollanta Humala, aparece de vez en cuando con la espada desenvainada a retar a la oposición. Es evidente pues que PPK no tiene liderazgo político y prefiere ser un presidente autista. Su situación es difícil.

Por su parte, el fujimorismo no debería hacer tantas olas sabiendo que hay un gobierno tan endeble. Eso de pedir la renuncia de Vizcarra a la vicepresidencia ya es exagerado. Es cierto que no se trata de una postura del bloque partidario sino de la opinión de unos, pero sabemos que los medios son antifujimoristas y cualquier opinión delirante es presentada como "el fujimorismo pide". 

Tampoco se puede estar interpelando ministros por cada tontería. La marcha de Movadef no alcanza para sacar a un ministro del Interior. Más aun, la policía escoltó la marcha como es su deber. No pueden hacer más. El circo de la lucha antiterrorista no se puede dirigir a los huérfanos de Abimael que no constituyen ningún peligro. Si de verdad quieren luchar contra el terrorismo, que hagan leyes de punto final para que la caviarada no esté reabriendo casos ya cerrados de los 80, que hagan una ley de amnistía para militares condenados por la lucha antiterrorista, que hagan una revisión del informe de la CVR, que revisen el currículo escolar donde se magnifica a los terroristas. 

En fin, hay verdadero trabajo antiterrorista que no se hace. Lo que prefieren es posar para la foto haciendo su berrinche contra Movadef y el ministro Basombrío. Basta de circos.

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