lunes, 29 de mayo de 2017

El imperio de la mafia contraataca


Este fin de semana los poderes fácticos lograron voltear la tortilla y convertir al contralor Édgar Alarcon de denunciante en denunciado. Es el precio que debe pagar por atreverse hacer su trabajo y cuestionar la adenda del gobierno al contrato de Chinchero, frenando otro escandaloso caso de farra fiscal en megaobras. La reacción no se ha dejado esperar. Empezó en el propio gobierno luego de dar marcha atrás dejando sin efecto el contrato, con la consiguiente renuncia del Ministro de Transportes Martín Vizcarra. De inmediato salió el premier Fernando Zavala a dar una conferencia con la pierna en alto. Se quejó de la Contraloría y del Congreso. Ese fue el santo y seña para que los medios caviares, y toda la mafia enquistada detrás de bastidores, emprenda la demolición del contralor con un furibundo ataque al fujimorismo.

Ahora ya no se habla más del negociado de Chinchero sino de los negocios del hijo del contralor. Le han puesto un puñal al cuello al fujimorismo para que lo denuncie y destituya, acusándolos de haber archivado una denuncia contra él. El alboroto se armó de tal forma que los mafiosos hoy parecen ser los luchadores anticorrupción, mientras que quienes destaparon los chanchullos millonarios de Chinchero figuran como los bandidos de la película. Ese es el arte que maneja la caviarada a través de sus medios, con sus ya clásicos psicosociales domingueros. Nadie les puede arrebatar la bandera de luchadores anticorrupción a ellos. 

Pero el mito montado por la mafia es más falso que pisco chileno. En primer lugar, porque la opinión del contralor no es vinculante. Así que si el gobierno estaba seguro de las bondades de su adenda, podía haber seguido adelante contra viento y marea y sacar el aeropuerto de Chinchero. Pero se echaron para atrás por su propia voluntad y luego salieron a quejarse cual señoritas agraviadas por albañiles faltosos. Fuira de acá.

En segundo lugar, apelaron una vez más al recurso barato y relamido del antifujimorismo. Ya es una vieja costumbre que cualquier mamarracho en apuros salga a buscar amparo entre la chusma del antifujimorismo. Lo acaba de hacer el mismo Toledo, más falso que nunca, diciendo que lo quieren liquidar para que no impida la elección de Keiko. No se sabe qué está consumiendo Toledo en estos tiempos para que tenga tamañas alucinaciones. El ya es un cadáver político en descomposición, ya no tiene partido ni gente que lo siga. Los únicos que lo siguen son los fiscales y jueces. Es un apestado y la gente lo detesta. Pero siempre cree que apelando al antifujimorismo se puede ganar alguito. Es la táctica a la que recurre todo mamarracho político.

Y es lo mismo que ha emprendido el gobierno con su artillería mediática progre-caviar, tratando de llamar a las filas del frente amplio de zombies comecerebros del antifujimorismo patológico, para que vayan a linchar a la oposición en el Congreso. El fin de semana ha estado nutrido de columnas hepáticas y babeantes de odio, de connotados caviares antifujimoristas que no tienen ningún reparo en pedir la disolución del Congreso. Para ellos toda la culpa del fracaso del aeropuerto de Chinchero es del fujimorismo. Es más, cualquier cosa que haga o no haga el fujimorismo merece condena. Los caricaturistas siguen llenando los diarios con dibujos de Keiko. Se han dado un festín.

Sin embargo, la realidad es muy diferente. Los principales y más furiosos opositores a la adenda y al contrato de Chinchero han sido congresistas de Acción Popular, el Apra y el Frente Amplio, incluyendo a la ex candidata roja Verónika Mendoza. Es decir, ¿a qué viene tanto antifujimorismo? No tiene sentido, salvo que permite movilizar a los enfermos mentales del antifujimorismo patológico para que salgan a gritar contra el Congreso en vez de criticar al gobierno. Esa es toda la estrategia. Lo que quieren es mover el foco de atención hacía el Congreso. 

También están tratando de que las críticas no se dirijan al gobierno sino a la Contraloría, a la cual han pintado de naranja tratado de vincularla con el fujimorismo para que la jauría salvaje y rabiosa del antifujimorismo se ocupen también de devorar al contralor. Y es que no hay tontos más útiles que los discapacitados mentales del antifujimorismo. Lo han demostrado en cada elección. Es por eso que todos tratan de utilizarlos. Y ahora el gobierno está sentado cómodamente viéndolos ladrarle con rabia canina al contralor y al Congreso, mientras piensan cómo recuperan algo de apoyo popular.

Así están las cosas. La pregunta es si la gente se va a tragar los cuentos de los medios, si van a caer en las trampas de la caviarada y el gobierno, si le seguirán el juego a los columnistas a sueldo que defienden al gobierno, o al fin tomarán conciencia de quiénes son los que en realidad manejan todo en este país desde hace bastante tiempo. Ya es hora de pararlos. 

jueves, 25 de mayo de 2017

El gobierno de lujo se dispara a los pies


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La política peruana siempre es un hervidero donde las denuncias se repiten en todas direcciones. No es muy diferente a un caótico jardín de infantes sin nadie a cargo. En medio del griterío y de la lanzadera de cosas, hay contadas voces sensatas que son acalladas por los gritones. Y como es típico de la inmadurez, nadie asume su responsabilidad y se culpan mutuamente del desbarajuste. Pero repasemos los hechos con calma.

En primer lugar, el gobierno se metió solito en el lío de Chinchero. En medio del escándalo que había en torno a las famosas adendas, Martín Vizcarra salió con una adenda al cuestionado contrato de Chinchero. No estaba claro si se ahorraba dinero o cuánto se ahorraba porque todo partía de especulaciones de tasas de interés. Las sospechas recaían en la empresa Kuntur Wasi que carecía de perfil crediticio, experiencia de campo y encima se embolsaba la concesión. En fin, el gobierno apostó por una solución poco clara. 

La renuncia de Vizcarra es políticamente coherente en medio del vendaval creado por el gobierno, la oposición y la Contraloría. Lo ridículo es que el premier Zavala termine culpando al fujimorismo, cuando los principales y más ácidos acusadores han estado en el Apra y Acción Popular, entre Mauricio Múlder, Vitocho García Belaúnde y Yohny Lescano. Por el contrario, Zavala debería agradecer a Fuerza Popular porque le está dando soporte a su gobierno, a pesar de todo. Cuestionar la labor de dos ministros en un gabinete de diecinueve no es el fin del mundo, como diría PPK. Es la labor del Congreso. Nadie se puede quejar de eso. 

El principal problema es la torpeza de este gobierno. Primero por enfrentarse desde el inicio a la principal fuerza de oposición. Eso es lo más estúpido que se puede hacer políticamente. Todo gobierno inteligente se preocupa, antes de empezar, de crear las condiciones políticas óptimas para gobernar, pero a este gobierno nunca le interesó. Peor aun, prefirió aliarse con la caviarada que no representa a nadie. Incluso PPK ha mostrado cierto nivel de desprecio por el fujimorismo. El cardenal Cipriani intervino para juntar al presidente con Keiko Fujimori, la lideresa de la oposición y del partido más grande del país, pero de allí no resultó nada.

La política es pactar, dialogar y llegar a acuerdos. Todo lo que este gobierno no hace. PPK cree que puede gobernar solo. Al mejor estilo de Ollanta Humala, aparece de vez en cuando con la espada desenvainada a retar a la oposición. Es evidente pues que PPK no tiene liderazgo político y prefiere ser un presidente autista. Su situación es difícil.

Por su parte, el fujimorismo no debería hacer tantas olas sabiendo que hay un gobierno tan endeble. Eso de pedir la renuncia de Vizcarra a la vicepresidencia ya es exagerado. Es cierto que no se trata de una postura del bloque partidario sino de la opinión de unos, pero sabemos que los medios son antifujimoristas y cualquier opinión delirante es presentada como "el fujimorismo pide". 

Tampoco se puede estar interpelando ministros por cada tontería. La marcha de Movadef no alcanza para sacar a un ministro del Interior. Más aun, la policía escoltó la marcha como es su deber. No pueden hacer más. El circo de la lucha antiterrorista no se puede dirigir a los huérfanos de Abimael que no constituyen ningún peligro. Si de verdad quieren luchar contra el terrorismo, que hagan leyes de punto final para que la caviarada no esté reabriendo casos ya cerrados de los 80, que hagan una ley de amnistía para militares condenados por la lucha antiterrorista, que hagan una revisión del informe de la CVR, que revisen el currículo escolar donde se magnifica a los terroristas. 

En fin, hay verdadero trabajo antiterrorista que no se hace. Lo que prefieren es posar para la foto haciendo su berrinche contra Movadef y el ministro Basombrío. Basta de circos.

domingo, 21 de mayo de 2017

Voto voluntario ¡ya!


Por: Álvaro Israel Pinto Cárdenas
        Centro de Estudios Liberales

Por estos días, en el Congreso de la República, se pretende -nuevamente- reformar el sistema electoral. Curiosamente, los temas planteados así como la perspectiva con la que se legisla van en contra del interés y las necesidades del Ciudadano.

Ya sabemos que los legisladores no se convierten -automáticamente- en ángeles, luego de ser elegidos. Por el contrario, la cuota de poder temporal que reciben, normalmente potencia mucho más sus defectos.

¿Por qué sucede ésto? Pues es la naturaleza del poder. La capacidad de IMPONER la propia voluntad a otros, normalmente tiene un desenlace nefasto. Partamos por un hecho real: “el individuo, con sus acciones; persigue sus propios intereses”. De ahí, que el individuo que adquiere poder, al no purificarse mágicamente, es proclive a buscar el mayor beneficio propio de su nueva situación.

Pero, regresando a la Reforma Electoral, sostengo que ésta va en una dirección ESTATISTA, es decir, de mayor protagonismo estatal. Ello porque se restringen la Vida, la Libertad y la Propiedad de los individuos, a favor, de mayor concentración del poder político.

Veamos: Se plantea la prohibición del financiamiento de empresas en general hacia los grupos políticos. Sin embargo, como vimos hace un par de semanas, se ha impuesto el ILEGITIMO financiamiento estatal, y con la nueva Reforma, se apunta -incluso- a un mayor control estatal.

El mayor protagonismo estatal se manifiesta en la participación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), la ONPE y el JNE. También se crea el nuevo delito, denominado “acoso político” que incluye “amenazas, agresiones o la divulgación de información que menoscabe su dignidad”, como trasgresión de los derechos de un candidato en campaña. Y también se nombra a la nefasta “cuota de género” que viola la “Igualdad ante la Ley”.

Sin embargo, en el ámbito electoral el principal tema de interés para el ciudadano ES la actual obligatoriedad del voto. Es decir, el Estado usa la violencia -o amenaza con usarla- para obligarnos a participar del proceso electoral, imponiéndose sobre la voluntad de cada individuo. Las elecciones NO son libres, sino obligadas.

En los recientes procesos electorales, el total de votos en blanco, viciado o que no asistieron; incluso llegó a superar al candidato “ganador”. Esto revela un rechazo -LEGITIMO- a la política. Después de todo, la política, entendida como la toma de decisiones que involucra a colectivos, mediante el uso de la violencia; es muy inferior al uso de la razón individual.

sábado, 20 de mayo de 2017

Diez formas de entender a un caviar


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

1. Todo caviar desarrolla un implacable y vistoso sentido de "Superioridad Moral". 

El caviar es antes que nada un fundamentalista del maniqueismo. Todo lo que ellos dicen, escriben y piensan es lo bueno y correcto. Los demás no solo están equivocados sino que son inmorales. Para el caviar solo sus ideas son respetables y su clase "intelectual" es la única digna de ser considerada. Todos los demás pertenecen a una clase inferior. Por ello el caviar crea sus propios círculos, argollas y espacios privados donde no se mezcla con la plebe, aunque es un permanente censor de las actitudes discriminatorias de los demás. 

2. Todo caviar es de una izquierda asolapada hasta confundirse con el centro o aparecer como apolítico. 

El caviar padece el sindrome del posmodernismo. Vive convencido de que sus ideas son modernas, vanguardistas y hasta futuristas. Por ello ya no admite que lo señalen como marxista y ni siquiera de izquierda. Se siente por encima de esas distinciones. Conciben que el comunismo y el socialismo son cosas del pasado, que ya ni siquiera debe usarse conceptos como "derecha" e "izquierda". Afirman que el bien y la justicia no tienen más etiquetas y están seguros de que son la encarnación viva del bien y la justicia, y que solo su existencia asegura el bien de la humanidad. 

3. El corazón de todo caviar es anticapitalista, antiliberal y contracultural. 

Todo caviar está convencido de que el mundo debe cambiar según sus ideas. Considera que la cultura actual es decadente y por tanto busca trasgredir sus fundamentos. No hay una sola institución que pueda ser rescatable y mucho menos la iglesia Católica. Todo está mal y debe ser aniquilado. Por tanto, el caviar defiende todas las causas contraculturales. Está a favor del aborto, los gays, la marihuana, antepone el ambiente por sobre la civilización, los animales sobre la humanidad, y apela básicamente al sentimentalismo colectivo infantil. 

4. El caviar culpa de todo lo malo del mundo a la derecha, al capitalismo y a los EEUU. 

Predica el odio al capitalismo y al imperialismo señalándolos como la causa de todos los males, pero disfruta las ventajas del capitalismo y su tecnología. El caviar desprecia a los EEUU, pero está orgulloso de sus títulos académicos de universidades del "imperio" y hasta pasa sus vacaciones en Orlando, Miami o Las Vegas. Eso no le impide pregonar su odio furioso al imperialismo yanki y señalar a los EEUU como el principal terrorista del planeta. Desde luego, apoya a cualquiera que haga algo en contra de los EEUU, como derribar dos rascacielos en un atentado o hackear las cuentas de la CIA. Todos los perpetradores serán llamados héroes y "luchadores por la libertad".

5. Sus ambiciones políticas son nobles, las de los demás son perversas. 

Todo caviar aspira a ocupar un puesto publico y succionar la mamadera del Estado de algún modo. Ese es su fin primordial en la vida. Para eso forman sus ONGs. Su relación con el Estado es no solo privilegiada sino que además es la más correcta porque ellos son "asesores" que orientan las políticas públicas por el camino más adecuado para el bien de la nación. En cambio los demás son solo "políticos" que acceden al Estado por el sucio sendero electoral a través del siempre dudoso camino partidario. El caviar no necesita ser candidato. Siempre estará merodeando el poder gracias al poder de su argolla PUCP, su clan del club social, o simplemente su apellido o su casta social. 

6. Todo caviar es un "snob" irremediable. 

Lee libros o por lo menos los compra en librerías famosas, prefiere los de lomo grueso y tapa vistosa con los que adorna su impecable armario de caoba, o deja a la vista sobre algún lugar visible del auto. Está al tanto de las películas y es un fino crítico del arte. Se reúne en los cafetines de moda, viste bien y emplea un vocabulario cool. No se pierde ninguna feria de libro y postea sus selfies en algún stand. Anda siempre con la tecnología más moderna en cuanto a smarthphones y tablets. Publica en su blog personal dulces comentarios culturosos, criticando a los personajes públicos a los que considera seres inferiores, especialmente al fujimorismo, a los que ve como especie sub humana. Sus comentarios políticos son celebrados por una gavilla de trolls pulpines del rojerío temprano y consideran las opiniones de su caviar favorito como "ciencia política".

7. Los derechos humanos y la inclusión son sus banderas. 

La moderna concepción de los derechos humanos que emplea un caviar ya no tiene límites. Cualquier cosa puede acceder al sitial de "derecho humano", en especial si puede ser brindado por el Estado. Hoy son parte de los "derechos humanos" desde tener un orgasmo seguro hasta acceder a una "vivienda digna". Si hay algo que un caviar quiere imponer, solo apela a la retórica para convertirlo en un "derecho". Por ejemplo, el matrimonio gay es pasado de contrabando aduciendo que es un "derecho". Cualquier cosa puede ser mágicamente transformada en un "derecho" si eso conviene a la causa caviar. 

8. Todo caviar emplea una moderna terminología propia. 

Los caviares no han inventado nada ni han descubierto nada. Simplemente le han cambiado de nombre a todo manipulando a su antojo el lenguaje. Por ejemplo, la beneficencia pública hoy se llama "inclusión social". La repartija de los fondos públicos se llama "redistribución de la riqueza". El socialismo se trata de imponer bajo las banderas de la "equidad". La privatización del empleo por parte de los sindicatos se llama "estabilidad laboral", que también es un "derecho". La explotación de las riquezas naturales se llama "modelo primario exportador extractivista" y es señalado como nefasto porque afecta las "cabeceras de cuenca", no pasa por una "consulta previa" ni se encuadra en el "ordenamiento territorial", poniendo en riesgo a y a las "poblaciones vulnerables". Hoy necesitamos ya un diccionario especial para entender el vocabulario caviar. 

9. El caviar es dueño del pensamiento correcto y moralmente superior. 

El caviar siempre mostrará sus ideas como impersonales y desvinculadas de sus intereses. Ellos solo quieren el bien de la humanidad, los animales, el ambiente y el planeta, se preocupan por la sociedad y los más pobres, los más necesitados, los que menos tienen, los excluidos, los desfavorecidos, los explotados, los que no tienen voz, los marginados, los minusválidos, los animales, las anorgásmicas y todo ser vivo sufriente sobre este mundo, incluyendo, desde luego, los terroristas que solo son "luchadores sociales" que ansían el cambio. Ellos no tienen ningún interés personal, lo hacen por el bien, aunque sus asesorías son las mejor pagadas por el Estado. 

10. Un buen caviar es confrontacional y no cede ni un paso. 

El caviar jamás escucha razones del oponente. No tiene sentido hacerlo ya que la posición del caviar es moralmente intachable e intelectualmente superior. Por ello la primera actitud de un caviar es distinguirse de los demás apelando a su alcurnia, apellido, origen, títulos académicos y cargo actual. El segundo paso es descalificar a su oponente cubriéndolo mediante alguna mácula moral, como ser fujimorista o aprista, facho o DBA. El tercer paso es rehuir el debate asumiendo que no tiene sentido hacerlo con alguien moral e intelectualmente inferior, que es un defensor del "sistema" y "opuesto a los cambios que el país necesita y que las mayorías claman".

¿Y dónde está la derecha?


Dante Bobadilla Ramírez

En toda campaña electoral los astros empiezan a alinearse hacia la “centro-izquierda”, posición favorita de cualquier aspirante político en este país. Todos quieren lucir su lacito de “izquierda” en la solapa y sacar del bolsillo su discurso a favor de los pobres. Nadie dice representar a la derecha, ni siquiera a la “centro-derecha” aplicando la misma fórmula desinfectante. Otros incluso apuestan por un anodino centro. Y esto pese a que un segmento mayoritario de la población prefiere votar por un candidato de derecha, según reciente encuesta, y a pesar de que los pobres ya son una minoría de la población. No obstante, el circo político ofrece la misma función de equilibristas de centro-izquierda tratando de entretener a los pobres. Keiko se declara de "centro-izquierda" y PPK, de izquierda, e incluso lo demuestra haciendo alianzas con esos sectores. Una vez más constatamos que mientras la realidad cambia, las mentalidades permanecen inamovibles. 

Una de las cosas más ridículas de la política peruana es que la derecha no existe oficialmente. Nadie admite ser de derecha. Destacados opinólogos y políticos repiten hasta el aburrimiento que “la democracia necesita de una izquierda bien representada” pero jamás dicen lo mismo de la derecha, como si la democracia solo necesitara de la izquierda para vivir. ¿Y dónde está la derecha? ¿Quién la representa? Si uno mira a la derecha no ve a nadie, está vacía porque todos se han corrido a posar en el centro, empujándose incluso para salir más allá, hacia el lado izquierdo. No sería raro ver a PPK abrazando a Hugo Blanco. Nada es descabellado en la política peruana.

Curiosamente el Perú es el país donde la izquierda está más desprestigiada y donde nunca logró consolidarse institucionalmente. Hoy sigue siendo lo mismo que hace medio siglo: un conglomerado de iluminados hablando de unidad desde su propio tótem. Lo máximo que han logrado es establecer ONGs, que también son las entidades más desprestigiadas y odiadas en el país por su funesto papel en la tergiversación del relato histórico del terrorismo que asoló el país, por el maltrato de los militares y por su rol activo en los constantes conflictos sociales que desestabilizan al país, y que constituyen la nueva forma de guerra popular contra el Estado, mediante la cual confrontan la ley y al Estado de derecho, reemplazándolos por el asambleísmo popular, en busca de imponer sus posturas con violencia desbordada en lugar de votos. Es lo que siempre hizo la izquierda.

Pero lejos de distanciarse de la izquierda por lo que significa, nuestros políticos insisten en posar como luchadores de izquierda. La situación no deja de ser penosa y hasta ridícula. Políticos cuajados, identificados cabalmente como de derecha, salen disfrazados, cual monas con falditas y labios pintados, para pasar por señoritas de izquierda. Así caen en la trampa de la zurda, que se pasó décadas estigmatizando a la derecha para convencer a todos que ser de izquierda es lo correcto. Ya es hora de revertir esta absurda idea. Toca reivindicar a la derecha.

Necesitamos una derecha libre de complejos y traumas. Quienes deberían vivir con traumas son los de izquierda que nos llevaron al holocausto del terrorismo, y sin embargo salieron libres de polvo y paja gracias al informe de la CVR. La izquierda aún está plenamente identificada con la violencia social. Tampoco hace falta posar en la izquierda para hablar de los pobres, aunque esa no debería ser la base del discurso político. La izquierda ha sido siempre el disfraz y la pose de los demagogos que buscan la imagen de Robin Hood, de luchadores por los pobres y enemigos de los ricos. Tradicional guión político que los candidatos escenifican sobre sus estrados, como aún lo sigue haciendo Ollanta Humala. Son políticos del montón fabricados por costosos asesores de campaña con ideas baratas. Los tiempos ya no están para eso.

Elogio de la locura gay


Dante Bobadilla Ramírez

Leo a un connotado gay, acostumbrado a escribir verdaderas apologías a la homosexualidad, pintándonos un cuadro bastante surrealista, donde la especie de los gays no solo serían absolutamente normales sino incluso superiores. Hablando de la madre de un gay dice que era una "ilustre cirujana que había crecido en Inglaterra con la idea de que la homosexualidad no era solamente una patología, sino también una perversión y, por supuesto, un crimen." Tal vez debió decir "pecado" ya que "crimen" es excesivo. Pero lo excesivo parece no ser un problema en la prosa y el pensamiento de este buen escritor de medios. Por el contrario, como en gran parte de los activistas gays, lo excesivo es la norma.

Y dentro de ese exceso habitual, mostrar la homosexualidad no solo como la más absoluta normalidad sino incluso como superioridad humana, es algo ya recurrente. Dudo mucho que eso ayude al debate y siquiera a la defensa de la causa gay. No debería perderse de vista la perspectiva, la ponderación y, sobre todo, la verdad. No nos engañemos. Hay que pisar tierra firme y enfrentar la realidad sin anteojos, ni sombrillas, ni pasiones.

A ver. Vayamos al Coquito. Los humanos somos seres sexuados y esto significa que nuestra reproducción se basa en el sexo, y solo hay dos: macho y hembra. Si no eres ni macho ni hembra en un mundo sexuado ¿qué eres? Una patología pues. Así de simple. Y paren de joder, ya basta de berrinche. Tampoco es una catástrofe. Lo que está mal es la estigmatización de esta condición, así como la conducta discriminatoria de la sociedad ante los gays. Usaré este término para englobar a toda la variedad infinita de estos seres que padecen problemas de identidad sexual.  

Suele citarse el retiro de la homosexualidad del cuadro de trastornos mentales hecha por los psiquiatras norteamericanos, pero eso no implica que la homosexualidad sea "normal" desde un punto de vista clínico. Lo único que significa es que no es una patología mental, aunque no todos están de acuerdo en eso, pues de hecho hay algunos cuadros que calzan perfectamente como patologías mentales. Pero, al fin y al cabo, patología es. El problema de la homosexualidad es que no se trata de una sola cosa sino de un conjunto amplio, variado, complejo de condiciones anormales vinculadas a la sexualidad, y que han sido poco abordados. Probablemente porque no constituye un problema de salud, salvo cuando los homosexuales se convirtieron en uno de los principales transmisores de SIDA a principios de los 80. El cuadro va desde los que nacen homosexuales y lo van descubriendo durante su desarrollo, hasta los que participan de experiencias homosexuales como tendencia cultural, especialmente entre mujeres, que es lo que se está viendo mucho en estos tiempos, desde que ciertas estrellas pusieron de moda el "beso lésbico". Por otro lado, algunas conductas clasificadas como trastornos de la sexualidad forman parte de la homosexualidad, como el travestismo. 

Es cierto que actualmente la llamada "ideología de género" trata de cambiar las visiones sobre la homosexualidad aludiendo al concepto de "identidad de género". Pero esto es también parte de los trastornos culturales adonde nos está conduciendo la cultura gay. El concepto de "identidad de género" es algo que sí calza perfectamente dentro del campo del trastorno mental, porque si uno es macho y se siente mujer es que algo le falla en la cabeza. De hecho el sexo es algo que no solo depende de las gónadas y los órganos genitales sino de la configuración cerebral. Los cerebros masculinos son diferentes a los femeninos. Así que un desajuste en dicha diferenciación cerebral conduce a un tipo de homosexualidad. Pero esto es algo que debería dilucidarse acudiendo a la neurología para descartar la teoría del trastorno mental. Si una evaluación médico-biológica y neurológica constatan que se trata de un hombre, y el sujeto persiste en sentirse mujer, pues lo más probable es que se trate de un trastorno mental. ¿Qué otra opción habría? También hay toda clase de trastornos mentales, mal llamados "de la personalidad". Así que cierta forma de homosexualidad puede caber dentro del espectro de los desórdenes de la afectividad y del pensamiento.

Finalmente, para concluir, la homosexualidad no es normal desde un punto de vista biológico. Puede ser normal desde un punto de vista estadístico y cultural, pero eso es otra cosa. En todo caso sería tan normal como los hipertensos. El hecho de que grandes hombres de la humanidad hayan sido homosexuales no significa absolutamente nada. Ya sería bueno que dejaran de mencionarlos. Es una falacia. Se parece mucho a cuando los creyentes nombran a grandes filósofos y científicos clásicos que fueron creyentes, como si eso probara que sus chifladas creencias religiosas no son ridículas y anacrónicas. Una persona puede ser un genio en algún aspecto de la vida a pesar de ser discapacitado, homosexual o creyente, y eso no implica que no sea discapacitado, homosexual o un chiflado de la fe.

El punto acá es que los homosexuales deben defender su causa sin recurrir a falacias y sin caer en excesos. En nada ayuda que vayan a besarse frente a la Catedral y hagan histéricas exhibiciones en su bastante ridícula "marcha del orgullo gay", solo comparable en huachafería con la "marcha por la vida y la familia" organizada por la cucufatería internacional. Ambos son extremos que no contribuyen a una sociedad mejor integrada. Luchemos por la tolerancia sin ofender a los demás ni aplastarlos con nuestra presencia o ideología.

domingo, 14 de mayo de 2017

Libertad para PPK


Definitivamente este es un gobierno sin brújula. En cierto modo los desastres climáticos que afectaron el norte han sido su salvación porque les permitió posar para la foto en diversas ocasiones, con lo cual ganaron aceptación, y también porque les ha dado un objetivo concreto que cumplir. Luego, vemos que este gobierno navega sin rumbo, dominado por la agenda progresista local e internacional, y asumiendo los entuertos del gobierno anterior en proyectos absurdos. Más allá de eso no ata ni desata. 

Como lo han advertido varios analistas, PPK no estaba realmente preparado para gobernar, pues no se trata solo de tener experiencia personal, se requiere mucho más que eso, como un sólido partido político verdadero y no una combi electoral improvisada, llena de amigos ex toledistas más trepadores de última hora que ni se conocen. También hacía falta un plan de gobierno mínimo. Pero no tan mínimo que se agote en la sola instalación de agua y desagüe. Además de obras se requiere una reingeniería total del Estado, que ya resulta costoso, deficiente y sobredimensionado. Hace falta una exhaustiva revisión de leyes para desregular el asfixiado entorno laboral. En suma, hay mucho por hacer, pero a PPK parece que solo le interesa imponer la agenda gay en el Perú.

La avalancha de legislación reciente está destinada mayormente a construir una ideología de género en la población, desde la escuela hasta el deporte y la atención de salud. Hay un empeño marcado en convertir a los sectores LGTBI en seres privilegiados dotados de mayores derechos que los demás. En esta tarea, PPK es secundado por toda la beatería progresista, desde sus ONG hasta sus medios y redes sociales. Incluso los desorientados opinólogos creen que la mayor amenaza en este momento no es la plaga de progres levantando el tema gay para imponerlo en la agenda del país, sino los pobres seguidores de iglesias cristianas marginales, que han salido a las calles a hacer frente a la imposición grotesca de la ideología de género. Son los únicos que se atreven a oponerse a la dictadura de la moral progresista, mientras muchos opinólogos posan como santones de la bondad social. en espera de ser canonizados por los caviares. 

Oponerse a la arremetida progre no significa compartir los motivos y creencias de estos sectores religiosos. Sostener que son estos sectores que salen de sus templos a marchar contra las imposiciones progresistas, los que constituyen el mayor peligro social, significa estar bastante delirante pues se ignorar en qué lado está el mayor peligro para nuestro país. La agenda progresista siempre será el cáncer que corroe nuestra sociedad, aunque se disfrace de causa social noble y edulcorada. En última instancia, ni siquiera se distinguen mucho de los sectores religiosos que predican en contra del pecado, ya que el progresismo nos impone un nuevo catecismo con nuevos pecados y delitos que ya no te condenan al infierno sino directo a la cárcel. 

Estamos entre el delirio de la religión y la embestida de un progresismo alucinado y totalitario. Ambos nos imponen sus dogmas y doctrinas, pero el progresismo nos amenaza con castigos reales si no obedecemos sus mandamientos de buena conducta social, como no discriminar ni ofender de ninguna manera a los sectores privilegiados. De eso trata la arremetida progre. En el liberalismo nos tenemos que oponer a ambos sectores por igual, pues desde ambos lados pretenden imponernos su moral social y sus dogmas de fe, obligándonos con normas aberrantes y amenazándonos.

En medio de todo esto, el pobre PPK no sabe en dónde está parado. Mientras hace sus bailecitos y cuenta sus chistes, la caviarada que lo tiene de rehén hace lo que quiere. Y lo peor es que le quitan gobernabilidad al obligarlo a pechar al fujimorismo. PPK cree que su mejor estrategia es combatir al fujimorismo para ganarse el apoyo del progresismo que le están haciendo la tarea de gobierno. Bajo esta coyuntura no cabe duda que lo primero que hay que pedir es libertad para PPK. Es él quien primero debe liberarse de la prisión progresista y a ver si luego puede tener una agenda real de país.

jueves, 11 de mayo de 2017

Fujimori y el pin pon de PPK


Alberto Fujimori es la figura política más importante de nuestro tiempo. De eso no cabe ninguna duda, aunque le arda al antifujimorismo patológico. La sola existencia de esta gente que dedica su vida a odiar a Fujimori lo confirma. Fujimori está todos los días en los medios para bien o para mal, y goza del reconocimiento y gratitud de muchos peruanos, que saben lo que Fujimori significó en los grandes cambios positivos que transformaron el Perú, del país inviable y miserable que era en 1990, hundido en el desastre socialista y el terrorismo de izquierdas, a estar en las riendas del desarrollo y la paz.

Hasta su muerte, en agosto de 1979, Víctor Raúl Haya de la Torre fue, sin ninguna duda, el personaje político más importante del siglo XX. Fundador del Apra, fue un factor determinante de la política nacional por varias décadas. Nunca llegó a la presidencia por los vetos de las FFAA y otros sectores, pero acabó sus días como presidente de la Asamblea Constituyente de 1979. Desde su desaparición nadie pudo ocupar su lugar hasta la llegada de Alberto Fujimori. Al igual que Haya, hoy Fujimori es al mismo tiempo querido y odiado, como corresponde a las grandes figuras políticas.

Todavía es temprano para aquilatar el tremendo impacto de Fujimori en los destinos del Perú a las puertas del siglo XXI. Aun quedan muchos rencores vivos, mucha miseria suelta, especialmente en los sectores de izquierda que se vieron más afectados por la política antiterrorista y liberal de Fujimori. Es obvio que los mayores odios hacia Fujimori vienen de la izquierda. Los partidos y colectivos de izquierda, las ONG de izquierda y todo militante de izquierda tiene al antifujimorismo rabioso como nueva religión y doctrina. Desde luego, no se debe a sus modernas preocupaciones por los derechos humanos, sino porque Fujimori representa el fin de sus largas aventuras violentistas, promovidas desde el triunfo de la revolución cubana, a principios de los años 60. El resto es pura pose y mascarada.

Más de tres décadas de lucha armada que se iniciaron con las guerrillas de Luis de la Puente Uceda en 1964, acabaron en 1997 con el aniquilamiento del último comando del MRTA, ocurrida tras la captura de la cúpula de Sendero Luminoso. Así, Alberto Fujimori liquidó los sueños de la izquierda de tomar el poder por las armas. Pero no solo eso, sino que Fujimori transformó radicalmente la estructura política y económica del país, desmantelando casi por completo el esquema socialistoide impuesto por Velasco Alvarado, que en dos décadas nos llevó a la ruina total. Por todo esto es que la izquierda nunca perdonará a Fujimori. Ya está demostrado que a la izquierda no le interesan ni los derechos humanos ni la corrupción. Al contrario, son expertos en violaciones de derechos humanos y en corrupción. Ya no pueden seguir usando ese pretexto ni ese disfraz para manifestar su odio enfermizo a Fujimori. 

Alberto Fujimori sigue vigente aunque esté preso y enfermo. Es parte de la agenda nacional, y la posibilidad de su indulto siempre está presente en la conciencia de la mayoría de peruanos. Hace poco que el presidente Pedro Pablo Kuczynski habló de "voltear la página" refiriéndose a Fujimori. ¿Qué quiso decir con esa frase? Todo el mundo entendió que se trataba del indulto. Sin embargo, luego se lavó las manos para tirarle la pelota al Congreso. En el Congreso, la mayoría fujimorista desechó un proyecto de ley que podría haber permitido que Fujimori cumpliera su pena en casa. Lo que el fujimorismo quiere, claramente, es el indulto o la revisión de su caso. Es decir, un nuevo juicio imparcial, y no la farsa jurídica montada por el juez César San Martín, quien lo condenó alevosamente por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, sin prueba alguna y recurriendo a una sucia maniobra jurídica. San Martín fue el ejecutor de la caviarada. Buscó la manera de sentenciar a Fujimori a la mayor pena posible por cualquier medio. 

Es una lástima que la cobardía de PPK pese más que el sentido de justicia histórica y el anhelo de las mayorías nacionales. PPK es un rehén de la caviarada. Al no tener partido ni fuerza en el Congreso, cree que aliarse con la izquierda es su salvación. Al parecer PPK piensa que su ridículo pacto con el club de infantes de "No a Keiko", es más importante que un acuerdo con el principal partido político del país, y mayoría absoluta en el Congreso. En respaldo a la negativa del indulto, han salido rojos de todos lados a engañar diciendo que es imposible porque Fujimori está condenado por lesa humanidad, lo cual es falso. En el colmo de la miseria, han dicho que Fujimori no califica para indulto humanitario. Lo que quieren es que caiga enfermo de gravedad para enviarlo a morir a su casa. Ese es el famoso "indulto humanitario" que están dispuestos a aceptar ciertos sectores que aun pueden llamarse "moderados" en el antifujimorismo patológico de la izquierda. 

La Constitución es simple y clara: el presidente está facultado para dar indultos sin condiciones. Que exista una ley para indultos ordinarios manejados por una comisión de burócratas es otra cosa. Eso no limita la potestad constitucional del presidente para indultar. El indulto es una figura política. Pero para usarla hay que tener coraje y un sentido de trascendencia histórica. PPK ha sido arrinconado por la jauría progre-caviar que salió a ladrarle profiriendo toda clase de mentiras contra del indulto. Conociendo el carácter pusilánime de PPK y sus compromisos con la caviarada, el indulto parece imposible. La historia juzgará la miseria de la política peruana.

sábado, 6 de mayo de 2017

Más mitos y mentiras del progresismo


Si en algo son buenos los progres es en engañar a la gente con mitos y mentiras. Nadie les gana en el arte de inventar clichés y frasecitas pomposas para utilizarlas como consignas de campaña. No importa si son tan ridículas como "cambio climático". ¿Cuándo no ha cambiado el clima? Si hay algo que es cambiante por antonomasia es el clima. Pero no importa. El progresismo igual te ataranta con el mito del "cambio climático" y el "calentamiento global". Se necesita todo un diccionario para descifrar las frases de cliché inventadas por el progresismo. Cada vez que quieren imponer algo, lo hacen a través de una frase cliché: actividad estratégica, soberanía energética, inclusión social, ordenamiento territorial, etc. Por ahora nos tienen fritos con el sambenito de los "crímenes de odio".

Claro que al progresismo le interesa un bledo que sus consignas y mitos estén fuera de toda realidad. La progrería se maneja tan solo al nivel de las ideas y palabras. La realidad es accesoria, desdeñable. Hasta inventan data que se acomode a sus delirios. Es así como nos han catalogado como el tercer país más violador del planeta. ¿Alguien puede creerlo? Todo lo que cabe en el delirio progresista es imposible de ser rebatido. Por paradójico que sea, los embustes y mitos son difíciles de derrotar porque precisamente están fabricados para eso: están más allá del nivel de comprobación efectiva.

Otra cosa paradójica es que ahora los progres que son los odiadores por excelencia, quieren posar como luchadores contra el odio. Ni más ni menos. Ahora resulta que quienes predican y promueven el odio contra el fujimorismo, organizando marchas fascistas para insultar a Keiko Fujimori con toda clase de pancartas miserables dignas de enfermos mentales, salen disfrazados de ángeles para luchar contra el odio y la homofobia. Pero todo a partir de patrañas urdidas para crear un escenario ficticio, haciéndole creer a la gente que estamos en un país plagado de "crímenes de odio", como si acá mataran a mujeres solo por ser mujeres o gays por ser gays. Algo que no ocurre en el Perú. Todo ese discursillo progre es completamente ajeno a nuestra realidad.  Es un mito engañabobos.

Pero nada detiene al progresismo si se trata de campañas para imponer su agenda y su nueva ideología importada, para variar. Porque toda ideología de izquierdas es siempre importada y ajena a nuestra realidad. En el siglo pasado vivieron predicando el marxismo-leninismo-maoismo cual dementes en delirio, sin percatarse de dónde estaban parados. Hoy repiten la historia al hacer campañas contra delitos que no existen en nuestra realidad. Todas son campañas urdidas en organismos internacionales. Ahora acá han asumido la mala costumbre de llamar "feminicidio" a cualquier asesinato de una mujer, aun cuando se trate de un crimen pasional o un asalto. No tenemos noticias de ningún verdadero feminicidio en toda la historia del país. Pero el nombrecito resuena a cada rato en los medios.

¿De qué trata todo este alboroto insano? En realidad todo es parte de una amplia agenda progresista que consiste en ir avanzando paso a paso en una gran variedad de causas sociales, como quien invade un territorio colocando banderitas por aquí y por allá. El alboroto sobre la mujer y los LGTB es parte de lo que denominan "sectores vulnerables". Otro cliché inventado para reforzar su ideario. Con este cuento tratan de convencernos de cosas tan ridículas como que las mujeres pertenecen a estos "sectores vulnerables". ¿Qué quiere decir esto? ¿Acaso las mujeres están en peligro de extinción? ¿Por qué las mujeres han acabado encasilladas en los "sectores vulnerables"? ¿Acaso no vemos a las mujeres caminando libremente por las calles, manejando taxis y combis, dirigiendo programas de radio y TV, liderando partidos, hablando en el Congreso y candidateando a la presidencia? 

Una vez más la insanía mental de la izquierda quiere vendernos gato por liebre. Todas sus mentiras y mitos pertenecen a un mundo de falacias donde solo los tontos caen en el cuento. Por supuesto, hay muchos tontos útiles del progresismo, que se mueren por posar como defensores de cualquier causa cursi promovida desde la beatería progresista. En esta categoría cae toda la cucufatería caviar del "gobierno de lujo" que ha asumido todas las causas mendaces de la progrería. Han tenido la desfachatez de pervertir el Código Penal, una vez más, para introducir toda su huachafería legal a favor de los "sectores vulnerables", castigando los horrendos "crímenes de odio" que no existen. Todo no pasa de ser más que histeria progresista y campaña política para imponer su ideología.

Hay que detener toda esta aberración ideológica que el progresismo pretende imponernos. Ahora el progresismo se arroga el derecho y la autoridad de decirnos lo que debemos sentir y pensar, a quién debemos idolatrar y a quién debemos odiar. Y lo hacen manipulando nuestras leyes. Ya han hecho lo que han querido con el currículo escolar, donde no solo incluyen los disparates de la CVR sino, además, la propaganda ideológica pro gay. Lamentablemente no hay un sector político que lidere la contraofensiva ideológica caviar. El fujimorismo no da la talla. Hasta tiene a un tnoto útil del progresismo en Kenji Fujimori que patea a favor de los caviares. La lucha es larga pero hay que dar batalla. No dejemos que el progresismo imponga su agenda. 

miércoles, 3 de mayo de 2017

La izquierda justifica sus fechorías políticas


Nada más patético que ver a la izquierda justificando todas sus fechorías electorales de los últimos 16 años. A estas alturas queda claro que a la izquierda nunca le importó el país, sino su venganza contra Alberto Fujimori. Como muchos han dicho, el antifujimorismo se convirtió en el partido más grande del Perú en este siglo. Guiados por esta enfermiza ideología del odio, no tuvieron reparos en apoyar a cuanto mamarracho se ponía al frente. Fue así que apoyaron a Alejandro Toledo y Ollanta Humala. Hoy ambos personajes están a un paso de la cárcel por corruptos, y el último incluso por asesino. 

Ahora los eternos cucufatos del progresismo, insobornables defensores de la moral pública, permanentes acusadores de las faltas ajenas y candelejones promotores de los derechos humanos, han quedado más embarrados que palo de gallinero tras el huaico de revelaciones del caso Lava Jato, los audios de Ollanta y las agendas de Nadine. Y sin embargo, todos los progres han salido a disculparse con alguna estúpida excusa, a justificar sus apoyos y, por último, a decir que ellos votaron en blanco. 

La historia del cinismo de izquierda es de antología. Veamos rápidamente a los dos candidatos apoyados por la izquierda y que hoy están quemados. ¿Quién era Alejandro Toledo? Un borrachín sin escrúpulos que alucinaba con ser presidente. Vladimiro Montesinos le armó el partido Perú Posible con firmas falsas para dividir a la oposición en el 2000. Para entonces Alejandro Toledo ya había sido parte de las crónicas rojas luego de su escandalosa francachela de drogas, alcohol y putas en su encerrona del Melody. 

Para las elecciones del 2000, Alejandro Toledo apareció con partido propio creado en tiempo récord. Montesinos se encargó de bajarse a los candidatos más fuertes: Alberto Andrade y Luis Castañeda, utilizando la prensa chicha y medios comprados. Al final Alejandro Toledo pasó a la segunda vuelta, pero se quejó de fraude y se retiró de la segunda vuelta por carecer de apoyo real. Tras la revelación de los vladivideos, Toledo aprovechó para liderar al antifuijmorismo y fue llevado en hombros hasta palacio de gobierno, convertido en Pachakuti y choro sagrado. Desde que le abrió las puertas a la caviarada y montó el circo de la CVR, sería el protegido de la izquierda.

Por su parte Ollanta Humala fue otro invento de Montesinos. Lideró la payasada del locumbazo como cortina de humo mientras Vladimiro Montesinos se escapaba. Tuvo la genial idea de disfrazarse de antifujimorista y solo por eso lo dejaron entrar en la argolla caviar. Le perdonaron el locumbazo, lo ascendieron a comandante y lo mandaron como agregado militar a Seul. Desde allí los dementes hermanitos Ollanta y Antauro idearon una asonada militar en Andahuaylas para darle un golpe a Toledo. La payasada acabó con cuatro muertos. Sin embrago, y pese a que Ollanta dio su mensaje a la nación desde Seul pidiendo la destitución de Toledo, lo limpiaron olímpicamente de la asonada. Fue así que solo Antauro quedó preso, cuando ambos fueron los conspiradores.

Para las elecciones del 2006, Ollanta Humala tuvo la desfachatez de presentarse como candidato presidencial, gracias al vientre de alquiler que consiguió en UPP. En lugar de una combi electoral, Ollanta Humala organizó un verdadero camión de basura electoral cargando con toda clase de inmundicias que iba recogiendo por todo el país, empezando por las narcococaleras Nancy Obregón y Elsa Malpartida, quienes inauguraron sus funciones en el nuevo Congreso con una bronca de callejón en pleno hemiciclo. El basurero legislativo que el nacionalismo llevó al Congreso fue de vergüenza. Ya para entonces, Nadine Heredia anotaba rigurosamente cada uno de sus enjuagues judiciales poniendo nombres clave de jueces y fiscales, proveedores de dinero y otras perlas en sus agendas, con la estrecha colaboración de una calabacita hueca que se le arrimó en París: Verónika Mendoza. 

Para variar, Ollanta Humala también intentó darle un golpe a Alan García utilizando a sus congresistas para pedir la vacancia presidencial. Cuando llegaron las elecciones del 2011, Ollanta ya había cambiado de camiseta. Se quitó la camiseta roja chavista y se puso la blanca lulista. Toda la mafia brasilera se encargó de montar al muñeco electoral que se enfrentaría a Keiko Fujimori, una de las principales candidatas. Una vez más las escorias del antifujimorismo patológico salieron de sus cloacas y prefirieron votar por el cachaco ignorante, sin importarles nada su pasado y sin que les interesara un bledo la suerte del país. Al contrario, lo disfrazaron de blanco pureza y le colocaron el cartel de defensor de la honestidad. Pero al final ganó solo gracias al antifujimorismo.

La ridícula excusa que presentan ahora los progres que apoyaron a Ollanta es que preferían cualquier cosa a "la hija de un asesino". Es difícil entender la lógica retorcida de un rojete. ¿Qué diantres tiene que ver el hijo de quién es uno? ¿Desde cuándo se juzga a las personas por lo que fue su padre? Pero esa es la mentalidad atormentada del antifujimorismo patológico. Debe ser la excusa más patética de la historia. El hecho es que prefirieron votar por un asesino. Y nadie puede decir que no sabían que Humala era un asesino. El caso Madre Mía fue cerrado por la mafia caviar del PJ luego de una escandalosa compra de testigos y otras sucias maniobras, pero nada de eso borra los hechos. 

Así que mientras se llenan la boca llamando "asesino" a Fujimori sin que este tenga absolutamente nada que ver con los casos Barrios Altos y La Cantuta, en los que fue mañosamente implicado mediante una treta jurídica, en cambio callan frente al verdadero asesino de Ollanta Humala que fue encubierto y protegido por la misma mafia caviar del PJ que condenó a Fujimori. Así es como funciona este país en manos de la mafia caviar. Lo blanco es negro y lo negro es blanco. Así seguirá siendo mientras no enfrentemos a estos miserables de la izquierda pro terruca que se creen los dueños de la verdad y defensores exclusivos de los derechos humanos. Se les ha caido la carpa del circo y sus payasos se despintaron. Es hora de decirles que han dejado de mandar en el Perú.