domingo, 30 de octubre de 2016

La pataleta progresista de la semana


Francamente ya aburren estos rojos y toda esa plaga de enfermos mentales del antifujimorismo rabioso con su eterna cantaleta contra todo lo que haga el fujimorismo. No importa de qué se trate. Si lo hizo el fujimorismo tiene que ser combatido y criticado. Basta que alguien haya pasado por la puerta del local de Fuerza Popular para ser señalado de tener "vínculos con el fujimorismo", y por lo tanto ser tachado y condenado, sin más. Desde el más idiota de los pulpines del progresismo en las redes, hasta los más encopetados columnistas y las más endiosadas periodistas de la TV, tienen como insignia y pose moral criticar todo rastro de fujimorismo. ¿Hasta cuándo hay que soportar a estos payasos? Lo que es yo estoy harto de toda esta plaga de poseros idiotizados con una consigna.

La chilladera de la semana se ha dado por el nombramiento de los directores del BCR. Para empezar, ¿cuándo diantres les han importado a esta gente los directores del BCR? Hasta apostaría que la gran mayoría de estos enfermizos coléricos en campaña ni siquiera sabe lo que significa BCR. Pero han salido de sus corrales a ladrarle al fujimorismo con hocico espumoso porque no les gusta que estén dos personajes "vinculados al fujimorismo". De eso se trata todo. 

Ni siquiera hace falta defender a Rafael Rey ni a José Chlimper, dos profesionales de alto nivel y muy amplia trayectoria en el mundo empresarial y político. No son pues dos advenedizos ignorantes. Es más, Chlimper ya ha sido director del BCR. Todo el drama que han montado los sectores de izquierda en sus medios, desde Semana Económica hasta Utero.pe se debe única y exclusivamente a que son "cercanos al fujimorismo", lo cual es un pecado y prácticamente un delito para estos angelicales seres del progresismo fanático. De inmediato se lanzaron al teclado para buscar cualquier razón para oponerse a esa designación. De Rafael Rey dijeron que no es economista, como si hubiera que serlo. De Chlimper sacaron que "ha perdido credibilidad" por el escándalo de los audios en la campaña. Pero todos sus "argumentos" no pasan de ser puras boberías de campaña histérica.

¿Alguien me puede decir qué credibilidad tienen los progresistas que opinan en los medios? Es el colmo que La República apele a la "credibilidad" para criticar a Chlimper. ¿Cuál es la credibilidad de La República? ¡Por favor! No me hagan reír. En el colmo de la estupidez llegaron a decir que "la política monetaria del país está en riesgo". Ni que hubieran nombrado al rojo Campodónico que fue propuesto por el Frente Amplio. ¿Cómo va a estar en riesgo la política monetaria si son solo dos votos en un directorio de siete? Además siendo dos personas que respaldan el modelo económico actual que fue forjado en los 90. Y para añadir algo más: Chlimper fue uno de los que sustentó la actual política monetaria del BCR,. Así que ya basta de publicar estupideces en los medios. 

Otras típicas babosadas que les he escuchado a los rojos es que "faltó debate" o "había que acercar la decisión a la ciudadanía". Es que estos pobrediablos no son más idiotas porque ya no es posible. ¿Acaso se trata de una ley para someterla al debate? No hay nada que debatir. Cada grupo presenta a sus candidatos y se vota. Así de simple. Y si eres minoría pierdes. Así funciona la democracia. ¿No te gusta? Qué pena. Es que los rojos están acostumbrados a desconocer la ley, la democracia y el Estado de Derecho. cuando no les favorece. Apenas las cosas vayan contra sus delirios y consignas salen a chillar y tratan de traerse abajo todo con marchas, tomas de carretera, bloqueos de puentes y petardos. Así es como actúa la izquierda en todas partes. Si no, vean lo que pasa en Venezuela con el Congreso en manos de la oposición. ¿Acaso la izquierda no le proponía a PPK actuar igual que lo está haciendo Maduro ahora, ignorando el Congreso opositor?

Todo tiene un límite. Soportar a la izquierda con toda su estupidez, candidez, doble moral y malas costumbres, con su plaga de opinólogos mediocres y entrevistadoras ignorantes encaramados en la prensa basura, es cada día más difícil. Lo único que saben es posar con su antifujimorismo ridículo. Ya no estamos para seguir en la misma cantaleta de los últimos 16 años. ¿Hasta cuándo? Hasta el borrachín de Toledo ha salido a recordar que él "salvó la democracia" con su marcha de los cuatro suyos. El payasito Popy Olivera sale cada año en la misma fecha a recordar la difusión del audio de Koury. Las redes están repletas de cuentas basura de izquierda que solo rememoran los 90, pero solo en cuanto a la corrupción se refiere, como si solo corrupción hubiera ocurrido en esa década. 

En algún momento habrá que decirles a estas escorias "alto". Ya basta. Paren de joder. Estamos hasta la coronilla de toda esa plaga infecto contagiosa de progres en las redes que a partir de su ignorancia supina pretenden alimentar odios. Es hora de arrojar a todas esas alimañas al pozo séptico adonde pertenecen y hacer de este país un lugar más respirable. 

viernes, 14 de octubre de 2016

Un paso adelante frente al transfuguismo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Es impresionante la confusión mental reinante en este país. Es la misma confusión que imposibilita la formación de partidos políticos, pues ni siquiera se conciben claramente los grandes lineamientos que deben perseguirse para consolidar un país desarrollado. En lo que se llama "política" todos navegan en el asistencialismo más ramplón, derivado de la pose tradicional del buenismo social, el cual se sostiene finalmente en un estatismo primitivo y salvaje, es decir, el Estado como el único y gran proveedor de bienestar social a base de una burocracia gigantesca y un gasto social ilimitado. ¿Cómo se pueden diferenciar los partidos político dentro de ese panorama patético?

La consecuencia de este caos mental sobre la política es la inexistencia de partidos reales y la falta de adherencia social hacia los partidos existentes. Ya ni siquiera sus nombres indican nada. Los partidos no pasan de ser clubes de amigos o combis de trepadores probando suerte para asaltar el poder. Ni siquiera entre ellos existe unidad de criterios o una coherencia mínima en cuanto a expectativas de desarrollo social. La consecuencia es que una vez dentro del Congreso o del Ejecutivo, cada uno se dispare por su cuenta y, en cualquier momento, se vaya del partido abandonando la bancada o dejando mal parado al gobierno. Ahora bien, esta triste realidad no la vamos a cambiar con una ley. Sería ridículo pretender una ley que prohíba a las personas salir de un partido para entrar a otro o formar su propio partido. Eso no cabe.

Pero lo que sí se puede hacer, al menos, es impedir el transfuguismo de los congresistas porque eso constituye una traición y burla al país. Nadie puede subirse a una combi para entrar al Congreso y, una vez adentro, saltar para irse a otro partido. Eso no es nada serio y afecta la dinámica del Congreso. Acá ya no estamos hablando de partidos sino de bancadas. En el Congreso sí se puede sancionar de alguna manera a los saltimbanquis, pendejeretes y extraviados mentales que creen que pueden cambiar de camiseta en pleno partido, burlándose de los electores y de la agrupación que les dio cobijo y exposición mediática en la lid electoral. Y esto es lo que por fin se ha hecho.

Pero claro, como lo ha hecho el fujimorismo, esto tiene que ser combatido por la plaga de fanáticos del antifujimorismo patológico. La reforma del reglamento del Congreso aprobada apenas prohíbe que un tránsfuga se meta a otra bancada y nada más. No impide que se vaya. No es multado ni azotado en público. El congresista puede seguir su vida parlamentaria normal, con las únicas limitaciones que acarrea el no pertenecer a ninguna bancada. Pero eso es lo que se merece. ¿Cuáles son los argumentos contra esta elemental norma? Son de lo más ridículos.

Para empezar están los tontos que pretenden definir las causas de la separación o renuncia, como si hubieran tránsfugas buenos y tránsfugas malos. Según Marisa Glave se debe consentir a los tránsfugas que renuncian por "razones de conciencia". Si se abriera esa puerta, obviamente todos los tránsfugas querrán pasar por allí. Pero además ¿qué cosa son "razones de conciencia"? Vaya uno a saber lo que cada delirante tiene en su cabeza. No es lógico pues dejar esa puerta abierta porque le quitaría todas sus virtudes a la norma y ya no serviría para nada. Lo que podría haberse previsto es una renuncia masiva. Podría darse el caso de que el líder o propietario de un partido adopte una postura insólita y muchos prefieran irse. Ese sería un caso válido, pero tendría que ser masivo y no solo uno, porque no me van a decir que solo uno tiene "conciencia".

La otra objeción es aun más absurda y se orienta a la solución total del transfuguismo dentro y fuera del Congreso, lo cual es un absurdo idílico. Como dijimos en el principio, ninguna ley va a solucionar lo que es consecuencia de una falla cultural de nuestra sociedad. Hablar de "fortalecer los partidos" mediante una ley es flotar en las nubes. Solo denota ignorancia y charlatanería. Pero es lo que se lee hoy en algunas columnas que critican la ley aprobada "porque no soluciona el problema de fondo". Es que no existe una ley que pueda solucionar el problema de fondo, que es un problema cultural. 

Por fortuna existe hoy en el Congreso una mayoría que es capaz de aprobar leyes de manera rápida, porque si esperamos a que todos los partidos (e incluso cada miembro en su interior) se pongan de acuerdo, pasarían años sin que pudiera aprobarse ni una sola ley, como ha venido ocurriendo últimamente. 

domingo, 9 de octubre de 2016

EL progresismo contraataca


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Cuando muchos celebraban la derrota de las FARC en las urnas, que es donde el pueblo se expresa, llegó la sorpresiva noticia de que el Comité Nobel de Noruega le había concedido el premio Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos, como artífice del vergonzoso pacto de impunidad y rendición ante las FARC que fue precisamente cocinado bajo el patrocinio de Noruega, conjuntamente con la nefasta dictadura cubana. Un acta de rendición del Estado colombiano ante las FARC llamado mañosamente "acuerdo de paz". A estas alturas de la historia francamente ya no sorprenden algunas absurdas decisiones del Comité Nobel de la Paz, dominados por el progresismo.

El Nobel de la Paz es, en la práctica, un instrumento político usado por el progresismo para fortalecer algunas de sus causas o aliados, como cuando se lo concedió a Obama a pocos meses de iniciada su gestión y no tenía logro alguno que mostrar, sino tan solo sus intenciones de acercarse a la dictadura comunista cubana y levantar el embargo. En esta ocasión, el progresismo noruego vuelve a emplear su comodín para posicionar a Juan Manuel Santos justo en un momento muy incómodo. Le ha arrojado un salvavidas que le permita seguir flotando para llegar a sellar el acuerdo de impunidad para los terroristas de las FARC y su incorporación forzada en la democracia colombiana.

El progresismo ha celebrado con antorchas y petardos el premio Nobel de la Paz de Juan Manuel Santos, y han salido a hacerle cachita a la derecha. Pero más allá de esa euforia por un premio la realidad es que los resultados del plebiscito no han cambiado. El no sigue siendo no. Timochenko sigue en off side. Alvaro Uribe ha recuperado su poder y es el principal protagonista de la nueva era post conflicto. Ahora es Uribe el llamado a conversar. Así es como están las cosas en realidad. Ese pacto de impunidad a favor de las FARC será arrojado al basurero y tendrán que iniciar otro tipo de diálogo, pero ya no con el patrocinio de los comunistas en Cuba. Apenas se les pase la resaca de la celebración, el progresismo tendrá que reconocer que la realidad no ha cambiado: las FARC no son parte de la democracia ni sus crímenes serán pasados por agua tibia. Eso es todo lo que cuenta.

viernes, 7 de octubre de 2016

Como saber si no eres de izquierda.




Escrito por: Elvis Occ

Cuando una chica es de derecha y rompe con su pareja, se repone y consigue un partido mejor.
Cuando una chica es de izquierda y su pareja la deja, maldice a todos los hombres por machistas  y se vuelve feminazi.

Cuando un hombre de derecha no quiere trabajar, toma unas cortas vacaciones.

Cuando un tipo de izquierda no quiere trabajar hace marchas, paros, toma pistas y si es progrerojo funda una ONG y vive de donaciones.

Cuando un hombre de derecha es vegetariano, simplemente no come carne.
Cuando un tipo de izquierda es vegetariano, hace campaña contra las hamburguesas.

Cuando un hombre de derecha es homosexual, vive tranquilamente su vida como tal.
Cuando un tipo de izquierda es homosexual se hace activista de LGTB, MHOL, forma un lobby
(presentadores de TV, periodistas) y se victimiza. Exige el Matrimio Gay!

Cuando un hombre de derecha no está de acuerdo con un gobierno, envía cartas a los medios y espera las próximas elecciones para votar en contra.
Cuando un tipo de izquierda no está de acuerdo con el gobierno, bloquean carreteras, queman llantas, pintarrajean monumentos y provocan muertos.

Cuando un hombre de derecha quiere mejorar el medio ambiente compra productos orgánicos,  biodegradables y recicla su basura.
Cuando un tipo de izquierda quiere mejorar el medio ambiente, organiza marchas, bicicleteadas, compone canciones monses y pinta polos con mensajes anodinos.

Cuando un hombre de derecha es perjudicado en el trabajo, reflexiona y actúa para mejorar su situación.
Cuando un tipo de izquierda es perjudicado en el trabajo, se queja con el sindicato, con el Ministerio de Trabajo, con el Defensor del Pueblo, y busca vengarse de la empresa.

Cuando a un hombre de derecha no le agrada un programa de televisión, simplemente cambia de canal y no se hace problemas.
Cuando a un tipo de izquierda no le agrada un programa de televisión, impulsa un veto buscando el apoyo de ONGs caviares y periodistas mermeleros con plataformas blogueras progres.

Cuando un hombre de derecha es ateo, no va a la iglesia y punto.
Cuando un tipo de izquierda es ateo, no quiere alusiones a Dios en ninguna parte, caricaturiza los crucifijos y sataniza a los clérigos (salvo los jesuitas porque apoyan la Teologia de la Liberacion).

Cuando un hombre de derecha tiene problemas económicos trabaja más, intenta pagar lo mas posible sus deudas, y trata de ahorrar.
Cuando un tipo de izquierda tiene problemas económicos le echa la culpa al gobierno (si no es un gobierno neosocialista), a los empresarios, a la CONFIEP, a los chilenos, a la burguesía, al Estado, al capitalismo, a la globalización, al neoliberalismo, al imperialismo, etc.

Cuando el padre y la madre son de derecha, cría a sus hijos/as para que sean triunfadores/as
Cuando el padre y la madre son de izquierda, cría a sus hijos para que aprendan a pedir prebendas al Estado y a reclamar sus "derechos" con leyes a la medida para que los favorezcan.

Cuando un político es de derecha, su discurso gira en torno a multiplicar oportunidades.
Cuando un político es de izquierda, su discurso gira en torno a multiplicar oportunistas.

Cuando un hombre de derecha ve perder a su selección de fútbol condena la ineptitud.
Cuando un tipo de izquierda ve perder a su selección de fútbol celebra el "triunfo moral".

Cuando un hombre de derecha discrepa políticamente, critica las ideas con argumentos.
Cuando un tipo de izquierda discrepa políticamente, ataca a la persona tratando de desprestigiarla, llenándola de insultos y calificativos peyorativos.

Cuando un internauta es de derecha y discrepa con tus escritos en las redes sociales, te argumenta en mas de 140 caracteres si fuera posible.
Cuando un internauta es de izquierda y no está de acuerdo con tus comentarios en las redes sociales te bloquea, elimina o reporta para que cancelen tu cuenta.

Cuando un hombre de derecha, lee este escrito, se ríe, y lo reenvía a sus amigos 
Cuando un tipo de izquierda, lee este texto se piconea e insulta al que lo escribió.

lunes, 3 de octubre de 2016

Fracasó el chantaje de las FARC


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Como dicen por allí: "solo Dios y los idiotas no cambian". Y lamentablemente el mundo está lleno de idiotas. Por eso vemos cometer una y otra vez los mismos errores sin aprender de las lecciones del pasado y de la sabiduría acumulada. Si hay algo que todos debemos aprender desde la escuela es que con la izquierda no se negocia. Y menos con la izquierda terrorista. Nunca hay nada que ganar en un diálogo con terroristas. En primer lugar porque ellos no tienen moral y nunca cumplen su palabra; en segundo lugar, porque cada vez que entran a dialogar lo hacen porque están débiles y ven que pueden ganar tiempo y fortalecerse. Ambas cosas las han hecho las FARC negociando con los sucesivos gobiernos colombianos en los últimos 25 años: han incumplido su palabra reiteradas veces y se han fortalecido ganado territorios ante la debilidad del Estado y su democracia boba. 

No se puede negociar con terroristas que secuestran civiles inocentes para usarlos como escudos humanos y objetos de chantaje y negociación. El Estado no puede sentarse a dialogar de igual a igual con delincuentes que no tienen respeto por la ley ni por el Estado de derecho. Cada vez que el Estado de Colombia se sentó a dialogar con las FARC acabó perdiendo y las FARC ganando. ¿Es o no es cierto esto? Todas las concesiones que el Estado de Colombia les concedió a las FARC no sirvieron para su arrepentimiento sino para su fortalecimiento. Y es que, entiéndanlo de una buena vez: con la izquierda no se negocia, cualquiera sea su pelaje. Ni siquiera con el cuento de "lograr la paz". La única paz que podemos ofrecerles a los terroristas es la paz de los sepulcros. Y nada más. 

Afortunadamente el pueblo de Colombia, mayoritariamente, le dijo que no al vergonzoso pacto de impunidad que el presidente Santos le extendió a Timochenko y su banda de terroristas de montaña, con la asesoría del decadente líder del comunismo cubano. Los acuerdos de Santos y las FARC pasarán a la historia de la estupidez política porque eran toda un acta de rendición total del Estado de Colombia ante los terroristas de las FARC, una de las más anacrónicas de Latinoamérica. Un pacto que no solo les ofrecía impunidad por sus crímenes sino que, además, les garantizaba presencia en el Congreso de la República. Así como lo leen: los terroristas estarían si o si en el Congreso, aunque la gente no los vote. ¿Se puede ser más imbécil otorgando gollerías a los terroristas?

Además de todo eso, el Estado de Colombia tenía que mantener a los terroristas de las FARC con dinero público y entregarles grandes extensiones de territorio para que sigan utilizándolos como sus feudos para el narcotráfico. En fin, cuesta mucho enumerar los disparates que Juan Manuel Santos les había concedido a estos terroristas que ni siquiera se habían arrepentido. Peor aun, estaban disminuidos. De lo contrario jamás se habrían sentado a negociar "la paz", como la llaman con cinismo. Lo cierto es que Alvaro Uribe fue el único presidente que tuvo pelotas para enfrentar a los terroristas de las FARC desde el primer día de su mandato. Esto lo supieron por anticipado los terroristas que hicieron lo posible por fastidiar esas elecciones amenazando a la población y quemando urnas. Pero el triunfo de Uribe fue tan arrollador que ganó en primera vuelta. 

El resultado de la política de Álvaro Uribe frente a los terroristas de las FARC y ELN significó la derrota de estos en varios frentes. Además sus principales líderes fueron eliminados, como Raúl Reyes, o se murieron de viejos, como Manuel Marulanda. Por desgracia no le permitieron a Alvaro Uribe ejercer un tercer período que, sin ninguna duda, habría significado la derrota total de las FARC sin condiciones. En su lugar asumió el mando el angelical Juan Manuel Santos, mamerto de finos modales y extraños vínculos, quien lejos de continuar la lucha frontal contra el terrorismo prefirió sentarse a negociar. Pero Santos hizo más que negociar: se entregó a las FARC con los pantalones abajo. Simplemente resulta inconcebible la cantidad de concesiones que le otorgó a las FARC. Para colmo, impuso un plebiscito con el curioso requisito del 13% para aprobar el acuerdo. Igual perdió.

Lo que hoy vemos es no solo la sorpresa absoluta de las FARC y sus seguidores dentro y fuera de Colombia, que asumían una victoria segura en el plebiscito, tras las manipulaciones descaradas de la publicidad y hasta de las encuestas a favor del acuerdo. Lo que vemos es lo mismo de siempre: el descaro de Timochenko declarando que no interesa el resultado del plebiscito. Según su entender el pacto de impunidad y gollerías a favor de las FARC está consolidado jurídicamente. A este terrorista no le interesa la voluntad del pueblo cuando se trata de un plebiscito, pero tiene el cuajo de llamarse "ejército del pueblo" y vender la tesis de que defienden al pueblo. ¿De quién es que defienden al pueblo de Colombia las FARC? Si los principales enemigos de la paz de los colombianos han sido estos delirantes y trasnochados terroristas de la izquierda anacrónica, que solo puede tener como padrinos a los comunistas fracasados de Cuba. Ya es hora de mandar al basurero de la historia a las FARC y a los comunistas de toda Latinoamérica. ¡Gracias Colombia!

sábado, 1 de octubre de 2016

¿Qué hay de nuevo en la política?


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La política peruana muestra un escenario completamente diferente en estos días. Lo que hemos visto recientemente es un tira y afloja entre el gobierno y el legislativo, en torno al pedido de facultades legislativas hechas por el gobierno al Congreso. Tras veinte días de negociación y debate el resultado final ha sido satisfactorio para ambos y para el país. De esto es que trata exactamente la política: negociar, razonar, discutir exponiendo argumentos, hasta llegar a un consenso. Debemos expresar nuestra satisfacción por el modo cómo se han conducido tanto los representantes del gobierno como los congresistas de los partidos que han participado en estos debates con la madurez requerida. 

No cabe ninguna duda de que este Congreso es infinitamente superior a los dos anteriores, que fueron infectados por el nacionalismo humalista con toda clase de improvisados de baja estofa, sin dejar de lado la responsabilidad de otros partidos por los personajes faranduleros que llevaron en sus filas. En este Congreso vemos gente más preparada y dialogante, lo cual no impide exabruptos y pataletas muy aisladas. Esperemos que este parlamento detenga la mala costumbre de dar leyes tontas con el habitual refrito de "defender" a determinados grupos como los consumidores, trabajadores o mujeres, o combatir males sociales como la obesidad, el bullying o la violencia. Para eso no sirven las leyes, y menos si junto con la ley se crea un organismo burocrático salvador. Esa es la fórmula del fracaso. Las leyes deben concentrarse en el propio accionar del Estado.

Pero volviendo al tema, el cambio que apreciamos en la política peruana es notable porque resulta un hecho histórico, pues es la primera vez que un gobierno que no tiene mayoría en el Congreso puede gobernar sin sobresaltos. Las experiencias de Congresos dominados por la oposición han sido desastrosas. Empecemos recordando la coalición APRA-UNO de 1963 que le hizo la vida imposible a Fernando Belaúnde en su primer gobierno, lo cual facilitó el golpe del general Juan Velasco Alvarado, con las funestas consecuencias que eso acarreó para el país en los siguientes 25 años. En 1980 Fernando Belaunde alcanzó mayoría propia en el Congreso, lo mismo que Alan García en 1985 y ambos pudieron hacer un gobierno a su manera. Hasta que llegó 1990 y Alberto Fujimori quedó en minoría frente a un Congreso opositor dominado por el FREDEMO y el APRA, que le hicieron la vida imposible a Fujimori, llegando a dar la "ley de control parlamentario de los actos del presidente", que motivó el golpe del 5 de abril de 1992. En buena cuenta, se trató de un contragolpe.

Desde entonces no se ha producido el caso de un Congreso mayoritariamente opositor. Tanto Toledo como García supieron sellar pactos políticos para ganar espacio en el parlamento. Ollanta Humala no tuvo mucho apoyo en el Congreso por su incapacidad para hacer política, pues la concebía como una guerra permanente con los demás, pero su pérdida de apoyo se hizo más notoria hacia la segunda mitad de su mandato. De todos modos el humalismo no fue un gobierno con muchas iniciativas. Algunas de sus leyes fueron derogadas y hasta ningunearon a uno de sus gabinetes. Acabó con un mal sabor en los labios y salió con el rabo entre las piernas. De hecho hubo consenso en apoyarlo para que termine su mandato legal y se vaya. 

Pero hoy tenemos un gobierno políticamente débil en el Congreso, al menos en apariencia numérica. Es la tercera fuerza en el Congreso con solo 18 representantes, algunos de los cuales incluso no parecen muy convencidos de su filiación. Pero eso no les hace mella frente a la calidad de algunos de sus miembros. En política no solo cuenta el número sino también la calidad de los representantes como lo demostró el APRA en el período anterior, en que con solo cuatro congresistas se bastaron Mauricio Múlder y Velasquez Quesquén para hacer bailar a toda la recua nacionalista. Pese a su escaso número, Peruanos por el Kambio tiene gente de mucho oficio, recorrido político y sapiencia. No se van a dejar pisar el poncho, de manera que el panorama pinta muy interesante.

Esperemos que todo esto redunde en una mayor madurez de nuestra clase política y ojalá derive en la consolidación de dos o tres grupos políticos firmes. La nota discordante, sin embargo, corre por cuenta de la siempre nefasta izquierda peruana, no solo al interior del Congreso, en donde no atan ni desatan, votando a favor de la dictadura de Venezuela, por ejemplo, o contra la presencia de tropas norteamericanas en el Perú. El delirio mental de la izquierda se aprecia en su mayor magnitud fuera del Congreso, en la prensa progresista que, lejos de aportar o informar objetivamente, sigue en su guerrita estúpida contra el fujimorismo. Desde el principio se mostraron como agoreros del desastre, pronosticando una oposición fujimorista radical, repitiendo refritos como "siguen con la sangre en el ojo". Cuando el Congreso, en el cabal ejercicio de sus funciones constitucionales, decidió revisar en detalle el pedido de facultades del Ejecutivo, el progresismo cacareó en grandes titulares que ya se venía la guerra del fin del mundo, que el fujimorismo le haría la vida imposible a PPK y otras estupideces por el estilo. 

Connotados columnistas del progresismo no hacen otra cosa que seguir en su patológica batalla contra el fujimorismo. Para ellos la vida se ha detenido en los 90. La caviarada oenegienta sigue alentando juicios por casos de hace 30 años. De eso viven estos buitres. El antifujimorismo se ha convertido en un credo, una pose y hasta en un gran negocio del progresismo, aunque no podemos negar la posibilidad de una enfermedad mental. Tienen el mercado de los siempre desinformados pulpines atraídos por el progresismo en esa etapa de su vida. En todo caso, el antifujimorismo salvaje de la izquierda es un cáncer de la política peruana que ya sería bueno extirpar. Son como un gran tumor purulento que destila su pus visceral y apestoso en cada columna diaria. No sirven para nada, salvo para que esa masa de extraviados mentales, socialconfusos y onanistas pulpines siga disfrutando del bullying al fujimorismo. El Perú ya no está para esas cosas, no necesitamos seguir patinando en el fango en el que se revuelcan los cerdos de la izquierda patológica antifujimorista. Todo el país ha cambiado. El terrorismo de la izquierda fue derrotado hace 20 años y sería bueno que ya dejen de vivir de la venganza, dejen de escribir con la sangre en el ojo, pasen la página. Hoy la política es otra y diferente.